Entre lo banal y lo político: Una reflexión en torno al Hashtag
Es el año mil quinientos D.C (Después del COVID, obviamente) y un grupo de arqueólogos del futuro ha pasado varios años investigando las ruinas de nuestra civilización. Después de analizar los datos encontrados, llegaron a la conclusión de que adorábamos a una serie de dioses que flotaban en una nube invisible que dividía el mundo de los mortales del de los dioses.
Basándose en lo encontrado concluyeron que en ese panteón estaban: Algoritmo, Dios del destino, Streaming, Dios de la diversión, Like, Dios del hedonismo y otra serie de personajes digitales omnipresentes que eran regidos por dos entidades principales. La red, diosa madre que lo albergaba todo, (representada con www), y Hashtag quien le daba orden al caos.
Dotado de su propio símbolo sagrado, Hashtag estaba presente en casi todos los aspectos de las vida de los mortales. Desde su diversión, hasta sus causas políticas. Y al igual que San Pedro, que tenía las llaves del cielo, Hashtag tenía las llaves del internet.
Pero volviendo un poco a la realidad, el símbolo # es algo que está tan arraigado en nuestra cotidianidad, que desde 2018 Twitter decidió que todos los 23 de agosto serán el día del Hashtag. Este acto entre comercial/publicitario y megalomaniaco celebra una de las herramientas más significativas que esta red social ha implementado, la cual hoy está presente todas las demás redes que consumimos e incluso en algunos aspectos de nuestra vida no digital. Por ejemplo ¿alguna vez en medio de una conversación alguien les ha dicho hashtag tal cosa? Así de integrado ya tenemos el # en nuestro ADN.
Pero al igual que los dioses, el Hashtag ha estado presente desde el principio de los tiempos, en este caso, desde el inicio de la expansión del internet. Durante los salvajes 90s, solo los internautas más trve eran capaces de navegar el ciberespacio. En ese entonces, la red era lenta, costosa, complicada y cero amigable con el usuario. De verdad había que ser un apasionado de la informática para aventurarte en ese mundo, pero existían unos puntos de encuentro llamados salas de chat o IRC (Internet Relay Chat), en los que, a través de avatares y nombres falsos, personas de todo el mundo se conectaban para conversar e intercambiar información. Y como en internet siempre se ha podido encontrar de todo, para diferenciar a los corazones solitarios en busca de su media naranja, de los traficantes de órganos se usaban #.
Chris Messina, un desarrollador que ha trabajado con Uber y Google, formaba parte de estos primeros internautas y en 2007 fue a Austin, Texas para disfrutar del festival South by Southwest. Emocionado por los shows decidió empezar a compartir su experiencia en Twitter, que en ese momento estaba comenzando a coger fuerza, y notó que las personas de la ciudad en la que vivía, San Francisco, se quejaban de que en sus feeds aparecían muchas publicaciones de Austin que no tenían nada que ver con los toques.
Inspirado en sus experiencias en las IRC, se acercó a las oficinas de Twitter para darles la idea de usar el símbolo de numeral, que también se usa para libras, como una herramienta para buscar y generar contenido. Al principio la empresa no se vio muy interesada, pero el 23 de agosto de 2007 Messina hizo la primera publicación con # y desató una revolución cultural digital.
Lo más interesante es que Messina tuvo la oportunidad de patentar el hashtag pero no lo hizo precisamente para que este se usara libremente y hoy buena parte de nuestra vida digital está mediada por esta herramienta.
El # se usa sobretodo para posicionar contenido, generar tráfico y darle información a los algoritmos. Esto agrupa y visibiliza las publicaciones y ayuda a encontrar contenido en medio del caos de información que es la nube.
Eso lo vuelve sumamente versátil y permite que se pueda usar para todo. Gracias al Hashtag podemos pasar horas de ocio y frivolidad en las redes, publicando y buscando cosas entretenidas, originales o muy personales que nos alegren los días. Incluso ya se han creado tradiciones alrededor de algunos Hashtags, algo así como ir los domingos a misa, pero en vez de eso los jueves pones #Tbt y con eso das a entender al mundo que vas a compartir algo de tu pasado.
#Love, #Selfie, #Happy, #Photograph o los retos que estén de moda, suelen ser los más usados en las redes y en buena parte sirven para mostrar lo bello que es tu mundo y recibir un poco de satisfacción para tu ego, cortesía del todopoderoso señor del internet.
Pero este símbolo también sirve para juntar en tiempo real, personas de todo el mundo alrededor de una discusión o un evento. Por ejemplo, cuando hay un partido de fútbol importante o se estrena alguna serie, los internautas de todo el planeta pueden comentar, discutir, criticar lo que están viendo de forma simultánea y así sentirse unidos.
Esto de la inmediatez también ha vuelto al # en un aliado de las noticias, sobre todo cuando hay un desastre natural o una tragedia. Esta herramienta permite informar sobre lo que está pasando, dar a conocer si alguien está a salvo o si se necesita ayuda. Incluso para no ser tan dramáticos sirve para informar si hay trancón o alguna promoción jugosa en un almacén.
Pero ningún dios es tan benévolo y el Hashtag tiene un lado mucho más complejo que implica discusiones importantes para toda la sociedad. Primero hay que entender que, si bien el internet es un espacio virtual y prácticamente intangible, este es un terreno en disputa. La tensiones y controles políticos tienen sus ojos puestos sobre el ciberespacio desde años y muchas veces este se vuelve un campo de batalla que tiene como finalidad posicionar un #.
El Hashtag ha servido para visibilizar y viralizar múltiples descontentos sociales. Ha sido una herramienta de protesta, denuncia y apoyo a distintas causas. Entre las primeras manifestaciones políticas que llamaron la atención del mundo gracias a un # estuvo la Primavera Arabe. Así se denominó a una serie de revueltas sociales que se desataron en Medio Oriente en el 2010. Esto llevó a varios cambios sociales y políticos en la región y a la caída de varios regímenes totalitarios, pero también desató cruentas guerras civiles como las de Libia y Siria.
Gracias a los Hashtags el mundo occidental se pudo mantener informado sobre lo que ocurría y la ciudadanía arabe encontró una forma de comunicarse sin estar condicionados por la censura de sus gobiernos.
Después llegaron otros # populares como el movimiento anti austeridad de Europa y Occupy Wall Street, que unieron varias voces en contra del sistema capitalista, pero no lograron un cambio realmente significativo.
Este año en el mundo digital se viralizaron dos grandes tendencias relacionadas con luchas sociales: El movimiento Blacks Lives Matter, creado en 2013 a raíz de la muerte de Trayvon Martin, quien en 2012 estaba volviendo a su casa después de ir a la tienda y fue asesinado a tiros por un guardia de seguridad blanco llamado George Zimmerman. El hombre fue absuelto en 2013 luego de alegar defensa propia. Esto desató un nuevo movimiento que lucha por los derechos de los afroamericanos y por acabar la discrimanción racial en Estados Unidos, una lucha que tiene origen desde los años cincuenta.
El 25 de mayo, luego que un arresto acabara con la vida de George Floyd, #BlackLivesMatter volvió a ser tendencia global y desató una serie de movilizaciones en varias ciudades del planeta y varias campañas digitales y físicas que todavía continúan.
El otro hashtag que recientemente tuvo visibilidad fue #ChallengeAccepted, relacionado con #Metoo, y con el cual mujeres de todo el mundo subieron retratos en blanco y negro para protestar contra la violencia machista y, de alguna forma, buscar la unión entre mujeres de todo el planeta. Este # tuvo una alta atención mediática debido a la cantidad de mujeres influyentes que se unieron.
Pero este tipo de acciones también han recibido muchas críticas sobre todo porque a veces pueden ser banales e inútiles. Saber si alguien está apoyando una causa con en el ánimo de generar un cambio social o se está aprovechando de una tendencia para ganar visibilidad es muy difícil. Incluso el debate está en si se pueden hacer las dos al mismo tiempo y qué impacto realmente están teniendo estos #. Sobretodo teniendo en cuenta que no toda la población tiene acceso a internet y muchas veces las tendencias quedan girando en burbujas algorítmicas.
Además esta es un arma de doble filo ya que el Hashtag también ha sido aprovechado para promover mensajes de odio, difundir noticias falsas y manipular a la ciudadanía. Como sus colegas deidades, el Hashtag es un dios que no responde a los rezos y al uso de símbolos, sino que demanda acciones concretas en el mundo real.
Muchas personas sienten que con un usar un # están contribuyendo a un cambio, pero para esto se requiere transmutar las ideas del mundo digital al mundo físico, de lo contrario son solo plegarias pérdidas en el ciberespacio. Precisamente un Hashtag es un llamado a la acción y en un momento histórico en el que buena parte de nuestra cotidianidad está atada a lo virtual, aplicar cambios a nuestro día a día es vital para que cuando acabe la pandemia, podamos salir a fortalecer las bases de un mundo mejor y no ha construir uno desde ceros.
Los todo poderosos dioses del internet nos invitan a tener un consumo activo y crítico, para así crear una relación sana con el ciberespacio. Y está bien aceptar retos, jugar con la nostalgia, publicar fotos que nos hagan sonreír, abstraernos del mundo por un rato, alzar nuestra voz y unirnos aunque sea de forma virtual, eso nos hace humanos. Pero no subestimemos el poder de un # porque, sin importar cuál sea, un Hashtag bien usado puede generar cambios positivos para nuestra vida personal y colectiva, pero si lo usamos de forma pasiva, seguramente acabaremos como los seguidores de la secta liderada por Jim Jones. Recibiendo sonrientes nuestras pastillas digitales de cianuro.