El poder de la palabra en el fútbol colombiano
¿Qué está pasando con la palabra de empresarios, jugadores y equipos de fútbol a la hora de vincularse con sus posibles clubes? Una reflexión de Juan Pablo Coronado.
El inicio del fútbol colombiano planteó varios retos para los equipos al momento de comenzar su temporada. Empecemos por el más importante: aquellos equipos que participan en torneo internacional (Millonarios, Nacional, Santa Fe y Junior para hablar de la Copa Libertadores, y Medellín, América, Jaguares y Deportivo Cali con la Sudamericana) tuvieron que arreglárselas para inscribir sólo 25 jugadores y no 30 como se venía haciendo en años anteriores.
Esto generó una accidentada dinámica en el mercado de pases que por supuesto aún no termina. Jugadores y entrenadores buscando equipo, o eligiendo a dónde ir, y todo esto en plena pretemporada.
Atrás quedaron las épocas en cuales los clubes arrancaban sus entrenamientos con planteles completos. Ni siquiera los de gran poder económico se salvaron. Junior luchó hasta el final por contar con Vladimir Hernández pero el Santos de Brasil cambió condiciones y Atlético Nacional terminó por llevárselo.
En Bogotá Independiente Santa Fe no contará con Omar Pérez en el que ha sido considerado el ‘culebrón’ del mercado de pases capitalino. El paso del tiempo dirá lo que ha ocurrido en la que fue considerada casi indisoluble unión entre el argentino y el club cardenal. Alguno de los dos cedió ante el otro, sin duda. Aunque Omar Pérez puede jugar en el equipo que desee, pues tiene aún futbol para dar, el que se haya dado esta situación en enero y con pretemporadas andando deja a los futbolistas a la deriva.
Volvamos con el equipo verdolaga. Uno de los más talentosos volantes de creación que ha dado este país en el último tiempo, Macnelly Torres, explotó tras el partido de ida por la superliga ante Millonarios al declarar que ni el club ni el DT cuentan con él para la presente temporada. Un lujo excesivo que se da el verde, equipo que salió al paso de las declaraciones del volante barranquillero con un comunicado en el cual ofrece su apoyo al jugador, pero se exonera de la responsabilidad.
Cuánto poder ha perdido la palabra en el fútbol. Documentos históricos relataban por ejemplo, cómo era esperado en Bogotá Alfredo Di Stefano para jugar con Millonarios. Ningún empresario, equipo o tercera persona se atravesaba en el camino, y el jugador hacía valer su deseo y su compromiso.
Andrés ‘Manga’ Escobar llegó a la ciudad de Bogotá con la intención de firmar con Santa Fe. Venía de Brasil y su llegada a la capital se dio al mediodía. Un par de horas más tarde, el equipo cardenal anunció con sorpresa que el jugador no iba a vincularse al proyecto. Escobar se fue para Argentina horas después a firmar con Estudiantes de La Plata. Cambió de opinión.
Cerca estuvo de vincularse Giovanni Moreno a Nacional. El futbolista buscaba minutos de juego para tener continuidad y luchar por un cupo a Rusia 2018 en la Selección. Sin embargo y de un momento a otro se fue para España a la pretemporada con su equipo el Shanghai Shenhua. Dijo que no iba a esperar a que Nacional armara un equipo para competir por los objetivos de 2018. Una pena. De haberse quedado y con los jugadores que trajo Jorge Almirón, sería una de las bandas más temibles del continente.
Ahora todos se cuidan. Clubes, jugadores y empresarios. Los equipos no anuncian a nadie hasta que el futbolista no haya firmado el último papel y superado el último examen médico. Los empresarios aguardan hasta último momento, como en una subasta, y a la espera que el mejor postor ponga más dinero. Como han cambiado los tiempos. La palabra, cada día pesa menos.