El Centro Nacional de las Artes cambia su nombre para homenajear a Delia Zapata Olivella
"La cultura nos enseña a caminar como pueblo" es una frase que bien puede resumir el legado de Delia Zapata Olivella (1 de abril de 1926 – 24 de mayo de 2001).
Cuenta su hija Edelmira Massa Zapata que “el amor por esta patria y el respeto por nuestra cultura” llevaron a esta mujer a caminar el país investigando y reconociendo todas las expresiones artísticas colombianas. No solo la danza, no solo en las costas, sino que también recorrió con su enseñanza los pueblos andinos, la selva, los llanos. Su trabajo, además, escaló a través de giras en países de Europa, Asia, Centroamérica y Estados Unidos.
Acostumbrada a trascender siempre, Delia Zapata Olivella llegó al Centro Nacional de las Artes, cuando este abrió sus puertas al público. Y lo hizo para quedarse, no solo con una sala que ya lleva su nombre, sino como un símbolo de nuestra memoria e identidad cultural, explica Iván Benavides, director del ahora Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella.
El pasado 21 de marzo se realizó la apertura del Centro Nacional de las Artes con sus tres nuevas salas: La Delia Zapata, La Fanny Mikey y La Sinfónica, junto al Teatro Colón que con sus 130 años de historia se integró a este escenario cultural, reconocido como uno de los más importantes de Latinoamérica.
Concebido como un punto de encuentro abierto, de creación y de diálogo con los territorios y el mundo, el próximo 18 de junio se realizará la fundación del Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella, con su hija Edelmira como protagonista. Y junto a esta celebración, se crea el nuevo portal eneldelia.gov.co, para conocer la programación constante de este espacio
Memoria y resignificación
La primera mujer afrocolombiana en presentarse en el Teatro Colón, 62 años después de su fundación en 1892, ha trascendido la historia. Fue El alma de los tambores la primera creación coreográfica que trajeron Delia Zapata Olivella y su hermano a Bogotá. A partir de ahí iniciaron giras nacionales e internacionales en las que el folclor, las músicas y las danzas de Colombia fueron puestas en los escenarios de Colombia y el mundo, en los que hasta ese momento fueron recintos destinados a conciertos, danza y teatro clásicos.
Bien menciona Javier Ortiz Cassiani, escritor e historiador de la Universidad de Cartagena, “las cosas se nombran desde la coyuntura, desde la sensibilidad del momento. Cuando se nombró el Teatro Colón, la sensibilidad del país se movía en la lógica que en ese momento representaba a la nación. Era la herencia española, europea la que nos ponía como una nación civilizada. Que se nombre Delia Zapata Olivella a este centro cultural, al que se integró el Teatro Colón, habla de las nuevas sensibilidades, da cuenta de las realidades que se viven en el presente del país y que “incluye a actores que históricamente han sido negados como dignos de ser nombrados en instituciones como esta que se acaba de crear”.
Mantener el nombre Teatro Colón, declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 1975, y fundar el Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella responde a la importancia de entender la historia y la necesidad de reflexionar y construir nuestra memoria colectiva con quien o quienes nos representan como pueblo, como nación.
Delia Zapata Olivella, su historia y legado
El ahora Centro Nacional de las Artes Delia Zapata Olivella rendirá un homenaje permanente a la labor artística y pedagógica de la gestora, bailarina, escultora y maestra, quien dedicó su vida al folclor, a la danza, a la promoción y el reconocimiento de las manifestaciones culturales de los pueblos de Colombia, un trabajo que representa la identidad y la memoria cultural del país.
Delia Zapata Olivella nació el 1 de abril de 1926 en Lorica, Córdoba. Años después, su familia se radicó en Cartagena. Cursó el bachillerato en la Universidad de Cartagena, un colegio para hombres, no había en ese momento para mujeres. Fueron Delia y otras jóvenes quienes abrieron las puertas y permitieron a las mujeres empezar a estudiar en ese lugar. Allí inicia su carrera artística desde la escultura y el dibujo, que luego continúa en Bogotá en la Escuela Nacional de Bellas Artes; a la par toma clases de ballet.
Entre los cincuentas y sesentas gana un premio como escultora; con su grupo de danza y como primera bailarina, presenta el primer espectáculo de danzas negras en el Teatro Colón de Bogotá, e inicia una gira con sus bailarines por Francia, Alemania Oriental y Occidental, Checoslovaquia, Unión Soviética y China. El recorrido culmina en el Gran Festival Hispánico de Cáceres.
Delia Zapata Olivella fue una artista plástica, bailarina e investigadora que trabajó por resaltar y preservar las tradiciones del Caribe y el Pacífico colombiano. También fue una destacada maestra y pedagoga. Publicó manuales de danzas folclóricas de las costas Pacífica y Atlántica, así como artículos académicos sobre la música, la danza y la cultura colombiana. Sus investigaciones le dieron valor a la diversidad y a la herencia de las comunidades, enriqueciendo el acervo cultural colombiano.
Edelmira Massa Zapata, hija de Delia, habla del legado que la maestra dejó al país y el que ella, a través de la investigación, la sistematización y la difusión de las danzas populares colombianas, sigue perpetuando en su quehacer académico y artístico: “el legado que nos deja Delia es una búsqueda permanente del vínculo que como seres humanos tenemos con el origen. Ella es un ejemplo para continuar explorando nuestras raíces, para seguir evolucionando con lo que nos demanda el presente y el futuro, con el fin de que tengamos unas acciones concretas para dejar como herencia a quienes vienen detrás de nosotros”.
¡Nos vemos #EnElDelia!