Qué es la cultura del “vivo” y por qué nos afecta como sociedad
Desde Chévere pensar en voz alta queremos hacer un análisis sobre la cultura del “vivo” y para eso no apoyamos con las opiniones de los expertos, que nos darán una mirada de por qué pasa esto en nuestro país. Tuvimos la oportunidad de conversar con el psicólogo David Bonilla y el Dr. en sociología Carlos Charry, quienes nos dieron sus opiniones respecto a este tema tan cotidiano en Colombia.
¿Cómo podríamos definir la cultura del “vivo”?
Para el psicólogo David Bonilla hay un tema que es importante y es cómo culturalmente se nos ha asociado a la ley del menor esfuerzo. Nosotros como sociedad en general tenemos una cultura que no premia el esfuerzo sostenido, sino las recompensas a corto plazo.
Hay un tema y es que vivimos una época que marcó definitivamente la forma en que entendemos el mundo y fue el tema del narcotráfico. En Colombia, a nosotros se nos premiaba el camino rápido, es decir, no era el chico que estudiaba el que generaba intereses, sino el que tenía el carro más grande, el que tenía la casa más rápido, el que andaba con las chicas más populares, y que lo hiciera en un tiempo muy corto.
Por qué los colombianos apoyan términos como "la malicia indígena" o "el vivo vive del bobo"
Para el Dr. en sociología Carlos Charry estas frases se remiten a una serie de estereotipos en el que, por un lado se presume a la persona que saca ventajas y hasta se le etiqueta como el inteligente. Cuando en la práctica se sabe que, de alguna manera, es una práctica de un acto que no está bien y, quizás, el problema devenga en que no existen formas de control social de carácter sancionatorio a ese tipo de expresiones y de actitudes.
Lo mejor que podría pasar, sería de alguna manera tener una serie de normas de control social, que también se expresen en el lenguaje popular, pero carecemos de eso, porque el uso de “refranes” valida esas acciones y por eso que cuando se expresan debemos ser conscientes de sancionar a las que aluden esos dichos o en consecuencia seguirá siendo muy difícil generar parámetros distintos.
La cultura del “vivo” la vemos en muchos aspectos de la vida cotidiana, transporte público, filas, negocios y también en los conciertos. En los últimos meses, en publicaciones de medios de comunicación podemos ver noticias de personas que intentan colarse en conciertos, pero esto ¿por qué sucede? Para resolver esas dudas hablamos con Andrés López, booker de la promotora de eventos Rockal Live para que nos dé su punto de vista.
La gente se queja de que los precios de la boletería son altos, ¿creen que ese es el factor por el que la gente intenta colarse o consideran que es un factor diferente?
Algunas personas lo hacen como una crítica al sistema, pero también está la gente que no es consciente de que los conciertos son costosos. Son pocos los promotores que sufren de que digan que los conciertos son caros, en el caso de Rockal no pasa, la gente es consciente más o menos del valor que ponemos, al final de cuentas, es una especie de oferta demanda.
Como promotora queremos traer a “x” banda y en la planeación se proyecta una cierta cantidad de gente que vaya a ver a la banda, y es con esa expectativa de gente que va a ir que se ponen los precios para poder solventar los gastos, tener una ganancia y también de unos gastos operativos que tenemos para seguir funcionando como empresa.
“Siento que a veces cuando se habla mucho del promotor de concierto se habla de que nosotros nos quedamos con toda la ganancia y no es cierto. Al final de cuentas, una promotora es una empresa en la cual hay un equipo de gente trabajando mensualmente, hay una serie de gastos y eso, por lo general, es en donde se va como las posibles ganancias de un concierto.”
Se podría pensar que hay dos lecturas: por un lado, la gente que entiende que hay unos costos y que el concierto cuesta lo que vale, por otro lado, está la rebeldía misma a decir “no, yo no pago, voy al festival gratis, o eso es muy caro, pero tengo que ir gratis". Sin embargo, López siente que el público de los colados es un público mínimo en nuestro país.
Luego de analizar la “cultura del vivo”, ¿cómo se puede generar un cambio en nuestra sociedad?
Según Bonilla, eso arranca desde una estructura de valores en casa donde se premia el esfuerzo y no el resultado, eso sería lo primero, es decir que en las entregas de nota de sus hijos no vayamos a ver los errores, sino que el cuestionarse qué faltó como familia para obtener un resultado diferente.
Segundo, en los paradigmas que tenemos nosotros de la resolución de conflictos hay uno que es “ganar, ganar" y es cómo nosotros desde muy pequeños les enseñamos a los niños que incluso en la competencia se puede ganar y perder.
Desde el paradigma "ganar, ganar", yo puedo ganarle al otro en un partido de tenis, pero le gano sin hacer trampa, le gano con una conciencia de valores, le gano con una conciencia de que no necesito aplastarlo ni humillar al otro, por ejemplo, cuando yo gano entonces ese tipo de comportamientos, si se empiezan a encauzar en los niños, seguramente el niño va a crecer con una conciencia de que si a mí me va bien al otro le va bien, aun cuando el otro me gane.
Con los adultos, es un poco más complejo porque lo que tendríamos que hacer es una reestructuración de todas esas creencias irracionales que nos llevan a la toma de decisiones y que definitivamente lo que termina permeando es una conciencia de mundo donde el interés individual prima por encima del interés particular, y pensaría que el ejercicio que debemos hacer como sociedad es que no se premie el delito y en donde haya consecuencias reales. Solo en ese caso logra el cambio.
Por otro lado, para el sociólogo Carlos Charry debemos ser un poquito más empáticos. Ser empático es tener la capacidad de ponerse en los zapatos del otro y pensar un poco, qué le puede pasar a la otra persona y tratar de ver las cosas desde la perspectiva del otro, especialmente del que está haciendo víctima de este tipo de tratos y de dichos porque paradójicamente el que termina ganando siempre es el avivato o el aventajado y nunca se reflexiona desde la perspectiva o desde el lugar de la víctima, creo que avanzaríamos mucho como sociedad si empezamos a pensar más en el otro y desde la perspectiva del otro.