‘¿Por qué comemos lo que comemos?’: el nuevo podcast de WWF y Diana Uribe
Alguna vez te has preguntado, ¿por qué comemos lo que comemos? o ¿de dónde vienen los alimentos que llegan a nuestra mesa?
Aunque como colombianos tenemos claro que la comida viene del campo a nuestros comedores, poco nos imaginamos que las mandarinas llegaron a nosotros desde China o que las técnicas culinarias de los españoles se mezclaron con nuestros frutos para crear el famoso bocadillo veleño.
Hoy, frente a los desafíos del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, WWF Colombia quiere invitar a los colombianos a reconectarse con la historia de los alimentos y a entender cómo producir lo que comemos es parte de la solución frente a estos grandes retos.
Si la búsqueda de las especias terminó con el descubrimiento de América, hoy estamos llamados a elegir nuestros alimentos pensando en la naturaleza. Comer más variado, más local y evitar el desperdicio son decisiones clave a la hora de aprovechar la riqueza de alimentos que se producen en Colombia.
Un estudio de WWF realizado en ocho ciudades del país, con más de 1.900 encuestas y 45 entrevistas de profundidad, reveló la desconexión que tenemos entre los alimentos y sus impactos ambientales. Mientras solo el 18% de los colombianos considera que la forma en que nos alimentamos es la principal causa de la pérdida de naturaleza y la degradación ambiental, el Informe Planeta Vivo, de WWF, indica precisamente que la forma en que nos alimentamos – tanto la producción como el consumo – es hoy la mayor amenaza para la naturaleza.
Por eso, es hora de repensar la historia de los alimentos, conectarnos con sus orígenes y entender que cada decisión de consumo está transformando el planeta y también puede hacerlo para bien.
Conexión con la naturaleza a partir de la comida
En el mundo, las formas de producción de alimentos han llevado a que cada vez tengamos dietas más homogéneas, es decir, que tendemos a comer muy parecido, incluso en un país con tradiciones culinarias tan ricas y variadas como Colombia. Si millones de personas comemos lo mismo todos los días, se necesitará de miles de hectáreas, de unos pocos cultivos, para satisfacer esa demanda, lo cual desgasta los suelos y afecta los ecosistemas.
Se estima que se ha perdido hasta un 75% de la diversidad genética de los cultivos alimenticios. Y aunque en la historia de la humanidad miles de especies han sido utilizadas para consumo humano, hoy solo 120 especies de plantas se cultivan en grandes proporciones en el planeta, mientras que las tres cuartas partes del suministro mundial de alimentos proviene apenas de 12 plantas y cinco animales.
Así que es momento de cambiar el chip: si comemos variado, más local y evitamos el desperdicio, no solo fomentamos la agrobiodiversidad, sino que enriquecemos nuestra dieta y reducimos presiones sobre la naturaleza.
De ahí surgió la idea de crear, junto a la reconocida historiadora colombiana Diana Uribe, una serie podcast sobre la historia de los alimentos, a partir de un interrogante que seguramente todas las personas se han hecho alguna vez: ¿por qué comemos lo que comemos?
Con la ciencia como base y un amplio registro de insumos técnicos de los más de 60 años de experiencia en conservación que tiene WWF, Diana Uribe y su equipo construyeron cuatro capítulos con historias fascinantes que reflejan los orígenes de la alimentación; las transformaciones en el tiempo y cómo nos relacionamos con la naturaleza para lograr alimentar al planeta entero, al igual que los intercambios entre culturas e imperios para que hoy comamos como lo hacemos.
Diana Uribe nos mostrará que, incluso, la historia de los alimentos es dinámica e invitará a reflexionar sobre lo que podemos hacer desde nuestro plato de comida para ayudar al planeta.
La serie, disponible desde el 18 de agosto y con una entrega semanal cada viernes, se puede escuchar gratis en las principales plataformas de podcast, el canal de YouTube de Diana Uribe y en la página de WWF.
“Después de oír el podcast queremos que los colombianos coman más local, ojalá alimentos producidos cerca de donde viven, y apuesten por una mayor variedad, por ejemplo, aumentando el consumo de frutas y verduras, así como evitar al máximo el desperdicio. Comprar los alimentos, cocinar y sentarse a comer son oportunidades no solo para conectarnos con otros, y con la salud personal, queremos también que sean actividades para valorar la naturaleza y la relación que tenemos con ella. En definitiva, dependemos de la naturaleza para comer y necesitamos protegerla para garantizar nuestra alimentación”, destaca Camila Cammaert, coordinadora de Sistemas Alimentarios Sostenibles de WWF Colombia.