"A ti, que dices no ser racista, tengo algo que decirte"
“El Poder Negro (Black Power) vino a encarnar también un estado mental de orgullo, de autovalía negada por años. El esfuerzo del poder negro no era participar en las instituciones y en los sistemas de la sociedad blanca sino empoderar y crear nuevas estructuras de poder. Nuevas instituciones negras. La visión que adoptó el Movimiento problematizó la idea de integración, porque con la integración los negros seguían acudiendo a escuelas dirigidas y de mayoría blanca y participaban de una política hecha por blancos y dirigida por blancos, lo que de cierto modo reforzaba el estereotipo de que lo negro era malo e inferior y lo blanco superior y de calidad”
Diana Uribe sobre el Black Power en su libro CONTRACULTURA (Pag. 72)
Una noche de concierto, hace más de 15 años, estaba con Lia Samantha Lozano y parte del combo de Voodoo Soul Jah's buscando un taxi por la carrera séptima en Bogotá. Los taxis pasaban y ninguno paraba. Estuvímos mucho tiempo intentándolo hasta que Lía me dijo:
- Ya te vas dando cuenta Simona lo que es ser negro en un mundo racista. Este es el día a día. Donde mucha gente sólo por nuestro color nos ve como una amenaza y nos discrimina. Racismo. Racismo puro.
Yo era la única blanca-mestiza en un parche de afrocolombianos. Lía me sugirió que buscáramos el taxi de otra manera: que yo me parara aparte, sola, adelante, a ver qué pasaba. Lo hice. Saqué el brazo al primer taxi que pasó y este inmediatamente paró. Me subí y le dije al taxista para dónde iba y que ese combo venía conmigo.
El señor me miró extraño. Yo lo miré fijamente. Hubo un silencio incómodo y en contra de su voluntad (porque se le notó) me dijo: "Hágale."
Nunca olvidaré esa escena. Aún me siento mal de recordarla. Del dolor y la rabia que sentí en ese momento. De lo difícil que era para mí entender a profundidad lo que es vivir siendo discriminado por el color de piel, porque nunca me ha pasado. Porque la vida está repleta de privilegios, grandes o pequeños, que terminamos normalizando y hasta justificando históricamente para seguir ejerciendo violencias o siendo cómplices de ellas.
Y ante eso lo único que podemos hacer es asumir nuestra responsabilidad y desde el lugar que ocupamos, reparar. Escuchar. Aprender.
El Conexión Radiónica del domingo 7 de junio abre un libro llamado "Contracultura" escrito por la filósofa, locutora y cronista Diana Uribe y lo hace particularmente en los capítulos que relatan parte de lo que fue y significó el movimiento por los Derechos Civiles y Las Panteras Negras en Estados Unidos. Y para introducirlo, la cantante y diseñadora de modas afrocolombiana Lia Samantha Lozano les escribe esta carta abierta a quienes leen, escuchan, opinan y sobre todo se autodenominan "No Racistas".
A ti, que dices no ser racista, tengo algo que decirte
Por: Lia Samantha Lozano
Hoy el mundo está conmocionado por la muerte de George Floyd a manos de un policía en Minnesota, del que me enteré por el video que circuló en redes y que me hizo estremecer el alma por la violencia y el odio que había en esas imágenes, la impotencia y la tristeza se me trasformaron en un llanto incontrolable que me impidió ver el video completo.
La terrible, violenta e innecesaria muerte de Floyd causó repercusiones sociales en Estados Unidos y, gracias a las redes sociales, en el mundo. Y, aunque de cierta forma eso es algo esperanzadoramente positivo, es una conmoción que debería suceder todos los días, porque todos los días sucede un acto racista que no sale en las noticias y que no causan movimientos ni hashtags en redes sociales, porque a pocos les importa hasta que se vuelve importante porque todos hablan de eso.
Sin embargo, fue una sorpresa despertar el martes 2 de junio y ver que Instagram estaba lleno de cuadros negros, que se unían a la campaña de protesta “Blackout Tuesday”. Aunque en principio suena a un bonito gesto, no pude hacer otra cosa que reflexionar al respecto y darme cuenta de que de nada sirve publicar el cuadro negro con su respectivo hashtag si no revisamos nuestras acciones y expresiones en el día a día, si seguimos reproduciendo comentarios racistas en clave de chiste, como intentando que la ofensa sea inocua, aunque no lo es, nunca lo es.
No basta con decir “yo no soy racista” para no serlo, hay que actuar en consecuencia, no un minuto, ni una hora al día, ni durante un movimiento en redes sociales, sino siempre. Si dices “yo no soy racista”, no pongas un “pero” posterior para lanzar una dolorosa y terrible frase racista que quieres hacer pasar por un chiste, aunque no lo sea. No por decir “yo no soy racista” o poner una sonrisa al final de una frase racista (muchas de las cuales las tienes grabadas en el cerebro y las repites casi que en piloto automático) le quitas el filo doloroso a la frase que le sigue, de la cual tengo muchos ejemplos, que espero que omitas de tu diccionario mental, si en serio no eres racista, y que te recuerdo a continuación:
– ¡La veo negra!
– ¡Las aguas negras!
– ¡Negra como la conciencia!
– Aquí, trabajando como negra para vivir como blanca (aunque también dicen que los negros somos perezosos, lo cual es sumamente contradictorio).
– ¡Me negriaron!
– ¡Es que mi jefe es un negrero!
– A mí no me gustan las negras, pero usted es bonita porque tiene los rasgos finos y no es tan negra.
– Las negras tienen severos cuerpos, bailan rico, cocinan muy rico, pero yo no me casaría con una negra.
– Yo nunca he estado con una negra, ¿es verdad que ustedes lo hacen rico? Yo todavía no he ido al cielo.
– Es que el negro, si no la caga a la entrada, la caga a la salida.
Y como esos, hay muchos más ejemplos, que tú conoces, que repites y que duelen. En mi profesión, en la moda y la publicidad, también te encuentras con frases racistas, adornadas con un “yo no soy racista, pero” que, repito, solo es un eufemismo que no le quita lo terrible y discriminatorio a lo que dices, no hace que sea más bonito que digas “Negros en esta campaña no porque los negros no venden”, aunque es curioso que las marcas más racistas que he conocido, que les he escuchado usar esa frase muchas veces, ahora usen a modelos negras en sus campañas, pero sé que es por tendencia, nunca les nació hacerlo de verdad.
Pero no es solo lo que dices, también hay otras acciones que te hacen racista aunque digas que no lo eres. Eres racista si te has disfrazado de negro o si imitas nuestra manera de hablar burlándote de nuestro acento. También eres racista si te niegas a llamar por su nombre a ese amigo negro que tienes y te limitas a decirle “negrito” o “chorro de humo" dizque por cariño, aunque por cariño llamas a tu mascota por su nombre y no por su color de pelo.
Si me invitas a una fiesta o un evento, no me recibas con un “llegó la negra, llegó el sabor, llegó el tumbao. Ya te pongo música para que bailes”, no soy tu entretenimiento ni es mi responsabilidad ser el alma de tu fiesta, aunque lo digas entre chiste y chanza, porque no lo es. Nunca sabrás lo que esas palabras y esas acciones duelen.
El racismo ha marcado nuestras vidas, he escuchado y visto todas estas cosas desde niña, y hoy, 30 años después, veo que se reproducen en el colegio de mi sobrino de 9 años, ¿Eso es lo que les estamos enseñando a nuestros hijos? ¿Les estamos enseñando a ser racistas, mientras publicamos un cuadro negro en redes sociales? ¿No es muy contradictorio de tu parte?
Eliminemos el racismo de nuestras vidas, eliminemos este tipo de comentarios y acciones de la cotidianidad, porque si bien los microrracismos que te expuse a lo largo de esta misiva (y otros más que existen, pero escapan a mi memoria) no acaban con vidas de manera directa, sí matan el alma de miles de afrodescendientes desde su infancia, cuando son más vulnerables y cuando esas ofensivas palabras camufladas de chiste, en vez de risa, generan daños irreparables por el resto de sus vidas. No te confundas, ¡el racismo no es un chiste! ¡El racismo puede pasar de ser micro para convertirse en un monstruo despiadado que sigue cobrando vidas! No solo la de George Floyd, sino también la de Ánderson Arboleda y miles más, que no solo pasan en Estados Unidos, sino acá, en el patio de nuestra casa, en nuestras narices, y no hacemos nada, no nos manifestamos igual, no ponemos cuadros negros ni hashtags por los nuestros, que también importan y que solo demuestran que lo del cuadro negro, en muchos de los casos, es por seguir la moda, es por ganar likes y algún seguidor. ¡No seamos parte de la tendencia, seamos parte de la conciencia!
Lía Samantha Lozano.
Escuchen el Conexión Radiónica de este domingo 7 de junio, desde las 10:00 a.m. con Simona Sánchez abriendo el libro "Contracultura" de Diana Uribe, particularmente en los capítulos que relatan parte de lo que fue y significó el movimiento por los Derechos Civiles y Las Panteras Negras en Estados Unidos.