David Guerra y el coraje de ser uno mismo
“Un día le dije a mi mamá que había matado a Alejandra”, cuenta David Alejandro Guerra Guerrero entre risas, recordando una conversación con la que reafirmó quién era.
Esta charla, aunque cruda en las palabras, era absolutamente necesaria en el camino que había decidido recorrer cuando dejó atrás a Alejandra, para transitar hacia su verdadera identidad, para ser David con total libertad.
Él cuenta todo entre sonrisas y carcajadas. A sus 23 años, tiene un repertorio de historias que quieren ser contadas y a veces, aunque las palabras falten, sus ojos expresan genuinamente lo que su corazón quiere decir.
Detrás de las risas, hay una historia de coraje y determinación que vale merece ser contada.
David es de Sandoná, un municipio cercano a Pasto, ahí arrancó su historia. Se proclamó como una mujer lesbiana en la adolescencia y en ese momento asumió el liderazgo y la bandera de una comunidad completa como parte de su lucha personal. Pero algo faltaba. No era quien realmente quería ser.
Su llegada a Pasto anunció, a su vez, la llegada de un nuevo destino: sería un hombre trans. En 2019 inició con las intervenciones médicas propias del tránsito: mastectomía bilateral, hormonización e histerectomía.
Cuando por fin se miró al espejó y reconoció quién era se sintió en paz. El caos interno había mermado, ahora debía enfrentar el caos que crecía en su entorno. Desde entonces ha enfrentado varios desafíos a nivel personal, familiar, institucional y social en su camino hacia la aceptación como hombre trans, desafiando las normas preestablecidas para ser fiel a sí mismo.
El liderazgo en él es innato. De ahí que crear una organización en conjunto a otros hombres trans ha sido uno de sus grandes aciertos. Juntos le dieron vida a FTM Galeras (Femenino Transición Masculino), con la que han construido redes de apoyo para los jóvenes y familias que inician sus procesos de tránsito. FTM Galeras no es solo una organización ciudadana, sino un sentido de vida al servicio de la empatía.
Como parte de la comunidad LGBTIQ+ en Pasto ha afrontado dificultades adicionales en su búsqueda por ejercer su liderazgo, la endofobia y las amenazas son las más difíciles de entender. Sin embargo, cada obstáculo se ha convertido en una oportunidad para crecer y educar a otros sobre la importancia de la inclusión y el respeto.
A través de su voz ha alzado la bandera de la igualdad y la diversidad en la Mesa de Participación LGBTI del municipio de Pasto como representante de los hombres trans, rompiendo los estereotipos y derribando barreras en el proceso.
David nos enseña que la vida es demasiado corta para esconder nuestra verdadera esencia. Nos recuerda que no hay nada más poderoso que ser uno mismo y vivir sin tener que pedir disculpas por ser, mostrándonos que la verdadera fuerza reside en abrazar nuestra identidad con amor y orgullo.
Su historia es un recordatorio para valorar nuestra autenticidad, la cual es nuestro verdadero superpoder. Conoce su historia aquí.