Saul Goodman el villano más simpático de la televisión
Tal vez la mejor forma que hay de definir a Saul Goodman es como si Lionel Hutz fuera un abogado exitoso. Y es que ambos personajes se mueven en el lado turbio del derecho, el que le da la vuelta a las leyes, el que encuentra el truco en cada caso, el que engrana los juzgados y el que tiene en su lista de clientes a los criminales más buscados y escurridizos. La diferencia es que que Lionel Hutz carece del intelecto y la sagacidad de Saul Goodman.
Y si bien puede ser indignante el trabajo que estos abogados hacen, a larga es una muestra de que cuando la ley se cumple, realmente es igual para todos, solo hay que saber cómo seducirla. Por eso, Saul Goodman, interpretado maravillosamente por Bob Odenkirk, es uno de los mejores antihéroes de la historia de la televisión.
Después de su carismática aparición en Breaking Bad, este personaje se convirtió en uno de los más queridos de la serie, y en el mejor candidato para una spin off. Lo cual sin duda fue un riesgo porque después de crear una de las producciones de criminales más aplaudidas de la historia y una de las tramas más atrapantes y mejor ejecutadas del mundo audiovisual, Vince Gilligan y Peter Gould, enfrentaron el reto de hacer algo igual de bueno o mejor. Lo cual lograron con creces.
Incluso se puede decir que armaron un largo debate entre fanáticos e internautas por ver cuál serie es mejor, pero no vale la pena desgastarse en eso, ambas producciones son unas obras maestras del audiovisual, muy parecidas y distintas a la vez.
En Breaking Bad vimos la historia de un hombre común y corriente, pero brillante, que las circunstancias lo empujan a convertirse en una mente criminal y poco a poco va perdiendo toda la moral y la cordura. Se podría decir que su vida delictiva reveló su verdadero ser o solo evolucionó para sobrevivir a lo que le tocó enfrentar.
En cambio en Better Call Saul, conocemos a un tipo malo, tramposo y brillante, sin escrúpulos ni códigos, que a medida que se envuelve en el mundo del crimen, perfecciona su podredumbre. A lo largo de seis temporadas vemos como Jimmy McGill va convirtiéndose cómodamente en Saul Goodman.
Quien al principio era un torpe aspirante a abogado apagado por la sombra de su hermano enfermo de algo que no existe, luego de que salvará a un par de gemelos idiotas y vividores de morir en las manos de Tuco, eso sí a cambio de unas piernas rotas, empezó a desarrollar su verdadero potencial.
Quien fuera un estafador de medio pelo, pero muy creativo, aprendió a usar su ingenio para salir bien librado de todo mal, ayudar a cualquier maleante que lo necesite y de paso sacar una buena tajada de esto. Pero a pesar de su talento para lo incorrecto, pero no necesariamente ilegal, Jimmy intenta hacer las cosas bien. Trabajar con ancianos, estudiar de forma honesta la carrera, hacer casos pequeños y absurdos, pero no lo logra. Y no porque el mundo lo empuje al lado oscuro como a tantos otros antihéroes víctimas de las circunstancias, en este caso Saul Goodman simplemente es un tipo malo y codicioso.
El final de la serie, nos dejó dos conversaciones magníficas una con Mike en el desierto y una con Walter en el sótano en el que ambos se escondieron mientras llegaban sus nuevas identidades. En ambas Saul les pregunta a sus cómplices que harían si tuvieran una máquina del tiempo. Los dos hombres reflexionan y dicen que volverían al momento en el que se corrompieron, Saul simplemente regresaría a un momento en el que terminaría con mucha plata.
No hay nada de lo que este hombre se arrepienta, nada que le gustaría reparar, excepto por una cosa, o más bien una persona, Kim. A pesar de lo atrevida que es esta serie, al final cae en una de las máximas del entretenimiento, el amor lo puede todo, y en este caso castigar al invencible Jimmy.
El único que pudo joder a Saul Goodman fue el propio Saul Goodman, al ser codicioso cometió un error que lo llevó preso, pero cuando tenía todo resuelto, el ver que la posibilidad de que el fantasma de Howard Hamlin afectara a Kim, quien confesó lo que pasó, hizo que nuestro querido personaje hiciera el único gesto honesto de su vida. Confesar y asumir los 86 años de condena.
Pero aún así el buen Saul siempre cae de pie, porque en el bajo mundo los errores se pagan con sangre y los aciertos con favores, y en cárcel, lugar lleno de personas que de una u otra forma se beneficiaron de la sagacidad de este abogado, el castigo de Goodman es un poco menos duro porque tiene muchas personas que le cubran la espalda.
Pero sin duda lo más interesante de Better Call Saul, es que carece de personajes “buenos”. Más bien son humanos, o ¿acaso usted nunca ha sido tentado por lo ilegal, por lo prohibido? ¿nunca se ha salido con la suya después de hacer algo malo? ¿nunca engañó al sistema? Si respondió sí a una de estas preguntas sabe muy bien la adrenalina que esto genera y esa adrenalina es el motor del personaje de Saul, es su único vicio verdadero, su gran triunfo y su perdición.
En sus días retratados en blanco y negro en Nebraska bajo el nombre de Gene Takavic, lo que realmente lo atormentaba no era el haber estado en la cima y perderlo todo, era el aburrimiento. El tedio de ser un ciudadano normal y honesto, el tener que servir gentilmente y no usar su carisma para manipular. Ese síndrome de abstinencia es lo que lo llevó a volver al crimen.
A la larga, Jimmy McGill es un hombre que no puede cambiar su naturaleza, lo cual puede ser una metáfora de uno de los grandes males que nos ensombrece como sociedad, el no ser capaces de actuar de forma distinta y el usar nuestro talento para nuestros vicios.
Pero la diferencia es que la mayoría de nosotros podemos responder a la ética, Saul Goodman solo persigue el placer de joder al resto, ni siquiera el dinero como Lalo Salamanca, ni siquiera el poder como Gustavo Fring, solo el placer de ganar con trampa.
Por eso es tan atrapante esta serie, por eso amamos a este ser maquiavélico, porque su simpatía es capaz de engañar a cualquiera, deberíamos odiar a un abogado que usa la ley para hacer la trampa, pero su insaciable sed de joder al sistema es algo que nos gustaría hacer, pero Better Call Saul es muy habil en mostranos todos los demonios que esto acarrea y bien o mal al final siempre hay justicia.
Por eso siempre lo mejor será llamar a Saul, así sea para pasarla bien un rato.