Hipopótamos en Antioquia: ¿Un verdadero problema?
En 1983 llegaron al departamento de Antioquia, cuatro animales exóticos provenientes de Estados Unidos. Pablo Escobar, ahora extinto jefe del cartel de Medellín, ingresó al país hipopótamos acompañados de gacelas, camellos y elefantes para que integraran la colección de animales exóticos de su Hacienda Nápoles.
Sin saber sobre el manejo de fauna y flora proveniente de otros ecosistemas, los hipopótamos que mandó a traer el narcotraficante y que tras su muerte en 1993 fueron soltados en el río, se han convertido al día de hoy, en una especie invasora que afecta de manera directa a la población, la economía y el medio ambiente de la región.
Crecimiento de la especie desde la década del 80 hasta hoy
Katherine Corrales, bióloga encargada de las especies invasoras en el manejo de fauna silvestre entre Área Metropolitana, Corantioquia, y Universidad CES, cuenta que, aunque hasta el momento no hay un cálculo oficial exacto, se estima que hay aproximadamente entre 60 y 70 individuos en la zona del Magdalena Medio de Colombia y que a su vez, ha habido registros de estas visitas en zonas más nortes de Colombia.
Según un estudio realizado por la Pontificia Universidad Javeriana, Cornare y el Instituto Humboldt, para el año 2034 esta población podría alcanzar 783 individuos y para 2039 podría llegar a 1418.
“Hay que tener en cuenta que el crecimiento del hipopótamo está relacionado con el área natural, y en este caso, estos hipopótamos han entrado a Colombia siendo una especie exótica estableciéndose muy bien en el territorio nacional, pero entonces ¿qué pasa? En África, todos los hipopótamos tienen un depredador, ya sean cocodrilos, hienas, leopardos, etc. En Colombia no existen esos depredadores y aunque pueden existir animales homólogos, estos animales nativos no los identifican como una presa potencial debido a la historia evolutiva. Entonces pasarán muchas décadas, muchas generaciones para que el depredador nativo pueda identificar y ejercer un control de las poblaciones de hipopótamos; mientras tanto estos van a seguir su reproducción de manera indiscriminada causando complicaciones para el ecosistema” nos cuenta Katherine.
¿Especie invasora?
“Las especies invasoras son aquellas que han sido capaces de colonizar territorios naturales fuera de su área nativa, con asistencia humana directa o indirecta, y cuyo establecimiento y expansión amenaza los ecosistemas, hábitats e incluso especies nativas, causando daños económicos y ambientales” afirma un artículo de la Universidad del Norte.
Aunque formalmente los hipopótamos no se encuentran dentro de la resolución de especies invasoras en Colombia, si pueden ser considerados como una de ellas debido a sus características, en palabras de Katherine, “hasta el momento es una especie invasora naturalizada que se ha adaptado y se ha aclimatado muy bien a las condiciones de un hábitat nuevo, pero sin lugar a dudas tiene muchos rasgos de una especie invasora”.
Dichos animales aun siguen siendo objeto de estudio debido a sus consecuencias en el ecosistema. “La verdad es un panorama muy grave para las especies nativas, desde un aspecto ecológico, social e incluso económico; hay muchos factores que influyen, entonces cuando una especie exótica llega a un ecosistema a causar problemas con las especies nativas y con los habitantes de la zona pues se convierte directamente en una de las características de las especies exóticas invasoras” afirma Katherine.
Foto: Chris Stenger
Afectaciones ambientales y sociales
La invasión de estos animales en el territorio es un peligro para la población, amenazan con modificar el ecosistema y desplazar la vida silvestre local, impactando a otras especies incluyendo algunas que están en riesgo.
Bryan Salazar, habitante de Puerto Triunfo Antioquia, que dedicó tres años de su vida en el mantenimiento de los hipopótamos de la Hacienda Nápoles, nos cuenta que dichos animales han afectado de manera directa no solamente a los animales de la zona sino también a las personas de la región, específicamente, a aquellas que viven en fincas, parcelaciones y viviendas aledañas a la Hacienda Nápoles: “Estas personas se han visto afectadas porque los hipopótamos han llegado a aporrear a su ganado, y sin llegar a extremos también han intentado atacar a las personas de la región. Es más, la manada que se fugó de la Hacienda y que mantiene por el Magdalena Medio, es un peligro porque han intentado atacar a las personas que van en canoa y a los pescadores que viven de la pesca”.
Debido a su comportamiento y gran tamaño, estos animales son considerados un problema ambiental: “los hipopótamos generan grandes cantidades de nutrientes como nitrógeno que alteran toda la estructura del agua, por lo que son capaces de modificar el ambiente, la estructura física y la parte bioquímica de los ecosistemas, afectando no solo a las especies acuáticas sino también a las personas que consumen dicha agua”, finaliza.
Medidas para contener su crecimiento, ¿inviables?
Desde 2010, Cornare ha implementado un plan de manejo para los hipopótamos y ha ido fortaleciendo dichas medidas de precaución debido a la peligrosidad de estos animales; han logrado esterilizar a diez individuos y reubicar en otras regiones a cinco más.
Sin embargo, teniendo en cuenta el rápido crecimiento de esta especie, estas acciones resultarían insuficientes, pues los gastos que se necesitan para mantener a un hipopótamo, castrarlo, repatriarlo, e incluso, sacrificarlo son exagerados. La castración cuesta alrededor de US$50,000 y la eutanasia, conlleva un dilema ético, moral y profesional que genera debates.
Katherine Corrales afirma que, “las medidas que se han tomado hasta ahora no parece contener su crecimiento, hay que tener en cuenta que es una castración y que aunque así sea química o quirúrgica es algo complejo, desde la planeación hasta la acción”. Razón por la cual se necesitan medidas de control urgentes para el control del problema y la protección de las especies nativas colombianas.
Foto: Gene Taylor
Sacrificarlos: ¿si o no?
Daniel Cadena, decano de la Facultad de Ciencias en la Universidad de Los Andes, en un articulo publicado por la misma universidad, declara que, "nadie, por supuesto, desea acabar con estos animales hermosos, que son seres sintientes y que no tienen la culpa de estar ahí, pero nos enfrentamos al dilema de que tenemos que hacer algo con ellos. No podemos darle más largas al problema. Tenemos que actuar”.
Por otro lado, Bryan Salazar, habitante del sector, dice, “cómo habitante y ex trabajador de la Hacienda Nápoles no estoy de acuerdo con la eutanasia en los hipopótamos ya que ellos son animales y tienen el mismo derecho a vivir que nosotros. La solución es recogerlos y llevarlos a un mejor habitad, es decir, hacer un traslado masivo a diferentes zoológicos de Colombia para así frenar su reproducción”.
Por primera vez, un tribunal de Estados Unidos establece que dichos animales son personas jurídicas y que no pueden sufrir ningún tipo de daño, específicamente, los descendientes de los hipopótamos de Pablo Escobar. Esto, después de que la organización sin ánimo de lucro, Animal Legal Defense Fund, presentara una solicitud para permitir que dos expertos en esterilización química brindaran apoyo para detener un caso de eutanasia.
¿Posible solución?
Esta sentencia tomada en Estados Unidos, marca un antes y un después en los derechos de los animales. Christopher Berry, directivo de Animal Legal Defense Fund contó al medio Efe que, "hoy se sienta un precedente importante y es que ahora los animales pueden ejercer sus derechos legales".
Teniendo en cuenta esto, Katherine Corrales afirma que, “es importante tener en cuenta las dimensiones sociales, dimensiones económicas, dimensiones éticas, dimensiones jurídicas para poder ver la solución y ser muy multidisciplinar en las medidas que se tomen, pues nada ganamos por ejemplo hacer algo radical como una cacería de control si la gente no está educada y no sabe a profundidad qué implica la presencia de este animal en el ecosistema y que no es un capricho querer hacer un manejo controlado sino que es un tema de bienestar común”.