Conoce la iniciativa de Diego Cadavid para ayudar a adultos mayores en Colombia
Esta semana se conmemora el Día del Microvoluntariado con el objetivo de promover pequeños, pero muy relevantes esfuerzos en pro de alguna causa, algo que no necesariamente implica una inversión monetaria. El apoyo a las comunidades o a alguna iniciativa en específico se puede materializar de diferentes maneras y, un claro ejemplo de ello, es la labor que emprendió el actor, músico y fotógrafo Diego Cadavid, que decidió hacer uso de sus talentos para apoyar a un grupo de personas que en ocasiones, tienden a ser olvidados: los adultos mayores.
En entrevista con nuestro programa Punto de Partida, el artista reveló detalles sobre esta iniciativa: cómo surgió, qué lo motivó, en qué consiste y cómo unirse a él en este camino que le ha permitido llegar a conmovedoras historias cargadas de inspiración y emoción.
Para empezar, explícanos, ¿qué es lo que estás haciendo en pro de ayudar a una población que muchas veces dejamos olvidada?
Yo soy de Medellín y me crio mi abuela, esa vieja fue mi madre durante muchos años. Por eso, siempre tuve un interés particular hacia la tercera edad, les tengo mucho cariño. Echando cabeza dije "¿cómo pudiera yo ayudarle a los abuelos?", porque hay muchos abandonados en Colombia y la gente se ocupa mucho de los niños y de los animales, pero yo no veía que le pararan las mismas bolas a los abuelos. En fin, me puse a dibujar, a inventar y a ver cómo podría yo unir mi talento con alguna cosa.
Últimamente, me ha gustado mucho retratar ancianos, siempre que viajo estoy buscando viejitos para tomarles fotos porque me gusta mucho lo que cuentan sus ojos. Dije: "Bueno y si me voy a un ancianato, les hago retratos, me pongo a vender esas fotos y la plata que reúna se las doy a ellos", y así empezó la idea. Me monté en un tren de empezar a investigar, a averiguar, a conseguir ancianatos y en un proceso llegué a uno de Cúcuta, un lugar muy abandonado que tiene 21 abuelos. Me fui para allá, todo con mis ahorros, le dije a un grupo de amigos que me ayudó, hicimos un documental, unos retratos y los empezamos a vender. Ha funcionado tremendamente.
Han pasado 1000 cosas, pero les remodelamos la casa, les compramos 21 camas nuevas, neveras, congelador, televisores, instrumentos musicales. Los viejos están parchados, todo funcionó muy bien y es como el proyecto piloto, quisiera no parar de hacer una labor como esta.
Eres una persona muy cercana a los hogares colombianos gracias a tus ocupaciones, que son bastantes, y seguro el tiempo en ocasiones es limitado. ¿Cómo lograste constancia? ¿Cómo lograste llegar a estos resultados?
Yo le mamé mucho gallo, o sea, yo tenía la idea, tenía una relación con ellos hace unos dos, tres años y constantemente les mandaba cosas, estaba pendiente de sus recibos, pero ir hasta allá no me atrevía... Hasta que arranqué. Hice un presupuesto, empecé a llamar gente. Eso es guerrero porque todo estaba abandonado, son viejitos, huele pesado, algunos son difíciles, otros son amorosos, pero nos montamos en el tren y fue un tren maravilloso.
Se vuelve uno muy amigo de ellos, a la mayoría los dejaron en la puerta solo con la cédula. Se nota que algunos tienen malas relaciones con la familia, hay historias muy duras, otras chistosas. Yo a todo el mundo le digo: "lo que usted esté pensando para ayudar a alguien, atrévase, móntese en el barco que en media hora va a estar súper, usted va a estar feliz, usted va a estar agradecido y ni hablar de lo que va a aportar". El agradecimiento que uno siente es una droga, es una belleza.
¿Qué pasa dentro de uno cuando se anima a hacer un voluntariado, cuando se anima a ayudar, cuando se anima a dar sin esperar nada a cambio?
Un maestro decía que era la sensación más parecida a una meditación profunda y realmente algo pasa por dentro. Yo, a partir de ahí, y bueno eso es una herencia que yo he tenido de mi mamá, de ayudarle a la gente, me deprimo o me pongo de mal genio, o tengo muchos problemas y digo: "¿qué tengo que hacer? ayudar". Busco algo, voy a comprarle un regalo a no sé quién o voy a hablar con alguien porque no todo tiene que ser plata. Entonces, yo digo, si está enredado, triste, deprimido, ayude con lo que sea y va a ver que se le calma la cabeza. Me parece muy interesante porque sé que hay personas que tienen ganas de ayudar, pero nunca dan ese primer paso.
¿Qué consejo podrías darle a una persona que sigue posponiendo su proyecto de apoyo?
Una cosa: que le guste lo que hace y este es un vivo ejemplo. A mí me encanta la fotografía, me encanta tomarle fotos a los viejos, hacer retratos en blanco y negro. Me fui para allá pensando que iban a ser días difíciles y pasé feliz, entonces si usted pinta, si usted es bueno para la matemática, váyase a estos lugares abandonados donde por lo general van a requerir apoyo. Unifique algo que le guste hacer y métale mano. Hay que dar el paso, hay que atreverse y ojalá comprometer a otra persona porque entre dos se jala.
Yo le dije a mi primo y él fue el que me dijo: "compremos tiquetes ya, no le demos más vueltas", entonces bacano también hacerlo con alguien que te empuje y te respalde en los momentos en los que uno está desfalleciendo. Me parece muy bonita esa sensibilidad hacia los ancianos. Hay una canción de The Mills que se llama "Silenciador", el video es precioso y toca el tema del Alzheimer también.
Diego, ¿dónde se pueden ver las fotos y cómo sumarse a esta iniciativa?
Estamos en el proceso de la página web, pero por ahora todo está en mi Instagram que es @cadaviddiego. Son las primeras fotos que aparecen, ahí está toda la información. Es muy fácil: pueden ver las que les gusten, escriben un correo y la foto les llega a su casa impresa en el tamaño que quieran, en un papel divino y firmada por detrás.
Esa plata va directamente a la fundación del ancianato, por mí no pasa un peso, les llega a ellos y esa es una forma también; ahí está el número de cuenta de la fundación por si les quieren escribir o les quieren mandar dinero, lo que sea, todo les sirve y todo les va a funcionar porque es un lugar de que vive la caridad.