5 bandas de Medellín que desaparecieron en su mejor momento musical
Las bandas, a veces, suelen tener el ciclo de vida que tienen los seres humanos...
De una semilla (que puede estar en un solo individuo, o que puede surgir de la unión casual de fuerzas) nace un sonido que va formándose, de a poco se empieza en una etapa de autoconocimiento y de maduración, a veces se puede dar una “reproducción” en cuanto de ella surjan nuevos proyectos, y finalmente, después de años de haber trabajado en un sonido, dejado una historia como conjunto y marcado vidas a su paso, el ciclo de esa vida en grupo llega a su fin.
El tiempo para que eso suceda es muy variado, puede ir de un par de años, hasta décadas completas, y en ese lapso la salud de este ser también nombrado agrupación puede pasar por varios estados. A veces se logra salvar y seguir el camino, pero en otras ocasiones simplemente se extingue la llama en un momento cumbre de su ahora finalizada trayectoria.
En la historia musical de Colombia, y particularmente de Medellín, esto último ha sucedido varias veces. Radiónica hizo la tarea de rastrear algunos de esos casos y recoger 5 bandas que en un punto importante de su trayectoria decidieron disolverse:
Bajotierra
Su historia inició en 1989. Dos años después lanzaron un EP (Sala X, 1991) que sería la antesala de la consolidación de un sonido que partiría desde el rock pero con una gran dosis de experimentación sonora. Dos discos en la década de los 90 marcarían la primera etaba de la banda que termina con el fin del milenio. En 2004 se reactivaron para crear música nueva que derivaría en Los días adelante, una placa que retoma el sonido de la banda con base en sus primeras influencias. En el momento que la banda ya tenía consolidada una nueva ruta sonora, desaparece.
Los árboles
En una escena musical con hegemonía del punk y el metal, se fueron desarrollando inquietudes musicales en conexión con algunas cosas que pasaban en otras partes del globo. Un grupo de músicos talentosos se unieron a principios de los 90 a improvisar y experimentar con otras tendencias sonoras no tan comunes en el sonido de Medellín como el blues y el rockabilly, y luego de un tiempo ya tenían suficientes canciones para grabar un disco.
Así, en 1997 nació el disco titulado como la banda, Los árboles, que estaba marcado por un mistisismo y una tenue oscuridad, digna de un secreto a voces. Poco después, su ópera prima se convertiría en su único testimonio tangible de existencia, cuando se disolvió el grupo pero nació el mito, la banda que ahora, gracias a la curiosidad de muchos, se ha convertido en culto.
Kafeína
Tres MC’s con carreras en solitario, Kiño, Mary Hellen y Wolfine, decidieron unirse a mitad de la primera década del siglo XXI para crear un proyecto que combinaba en partes iguales el reggae y el hip hop. El resultado fue un disco autotitulado, que aportaba una nueva mirada al hip hop en los arreglos instrumentales, y que combinado con sus letras directas y satíricas marcaba un nuevo capítulo a la evolución de esta sonoridad en la ciudad. Tiempo después del lanzamiento del álbum, Kafeína se desintegró y sus integrantes siguieron con sus proyectos solistas, Kiño y Mary Hellen volcados al Hip hop, y Wolfine en la música urbana.
CO2
Uno de los secretos mejor guardados de la escena musical de Medellín pasarán a la historia por ser una banda sin disco, aunque Ciudad CO2 (título que recibiría su ópera prima) sí fue grabado pero jamás se prensó ni se publicó.
Una banda que nació con claras influencias postpunk pero que contaba con una guitarra rápida como eje transversal. La oscuridad de sus letras y su sonido alejado de las demás tendencias sonoras que estaban circulando en la Medellín de los 90 fueron parte del relativo reconcimiento que fueron tomando con el paso de los años en el circuito de bares y toques pequeños que eran tan característicos de la escena under de aquella época. La inconstancia de sus integrantes sumado a problemas internos hicieron que a finales de esa misma década la banda desapareciera.
el COLectivo
Un grupo de músicos provenientes de varias regiones del departamento de Antioquia confluyeron en la Medellín de princicpios de milenio para crear un proyecto donde pudieron tener libertad creativa para experimentar con el sonido. Así nació, literalmente, un colectivo de artistas que crearon música combinando lo electrónico con lo orgánico, y que tomando como base el trip hop, hicieron canciones que también tenían ingredientes del jazz, el rock, el reggae, e incluso el bambuco y la cumbia.
Producto de esto, nació una banda que creó un EP (el COLectivo, 2003) y un álbum (Relieve, 2007), que hizo parte de la exposición artística MDE07, que fue parte de varios compilados sobre el sonido electrónico en Colombia, y que además hizo de sus presentaciones en vivo unos performances donde interactuaban con las visuales.
Al final de la década, el COLectivo evolucionó en las inquietudes en solitario de sus integrantes, derivándose de él proyectos como Sereno y Jaibanakus, y carreras solistas como las de Federico Franco, David Machado y Zdey.