2018, un año de retos para la música independiente colombiana
Inicia un nuevo año y con él, nuevos retos para la música colombiana y sus artistas. Aquí una reflexión de 'El Profe' para el año que se viene.
Está claro, amo la música independiente colombiana y no es cuestión de nacionalismos o algo similar, esos "ismos" siempre me han asustado, no me parecen sanos, desde su perspectiva estética hasta en la posibilidad de crear un discurso excluyente. No, mi pasión hacia los sonidos colombianos obedece a una razón muy sencilla: me identifico con la mayoría de sus historias y las mismas, además de lo personal, forman parte de la construcción de una memoria colectiva diferente a la que se quiere establecer, es el aporte a la creación de un tejido social con diferentes colores, voces, géneros, pensamientos y sensibilidades. El rock, el punk, el hip hop, la electrónica, el reggae, el ska, el metal, el indie, entre otros, forman parte de la arquitectura sonora de Colombia.
Teniendo en cuenta lo anterior, cada vez que empieza un año reflexiono alrededor de esa cultura sonora que tanto me apasiona. Está claro que esta última década, en particular, nos ha dejado muchas alegrías. Hemos visto la consolidación de muchas bandas, las hemos visto crecer y desarrollar rutas de trabajo en el exterior. No obstante, para la mayoría de ellas, la posibilidad de ser auto sostenibles en nuestro país es aún un sueño, y en algunos casos, uno muy lejano.
Si revisamos los aspectos más importantes de un movimiento sonoro, observamos que hemos avanzado en muchos de ellos con respecto a lo que ocurría en los años 90.
El primer aspecto son los medios: Sí, los tenemos, desde las propuestas de difusión públicas y universitarias, hasta los blogs, tan necesarios en el ejercicio de la autocrítica y la generación de pasiones sonoras. Todos aportan, además, las redes sociales se han convertido en un puente de comunicación, sin tantos intermediarios, para las bandas y sus públicos. Está claro que los medios comerciales no tienen esa apuesta, pero considero que esto es completamente respetable. Además de los medios tradicionales, las ruedas de negocios del país son determinantes. Si una banda está bien preparada, esas plataformas funcionan, ellos también son medios como lo son, sin duda, cada festival privado o público que se hace en nuestro país.
El segundo aspecto es el artístico, está claro que hoy una banda, además del talento creativo, también se debe concentrar en sus estrategias de proyección y promoción, conocer sus límites y alcances, ser efectiva y oportuna. Desde lo creativo estamos siendo testigos de una generación especial, llena de talento, en ocasiones prodigiosa, única e inolvidable. Tenemos uno de los movimientos sonoros más interesantes desde el desarrollo de estéticas. No obstante, en donde creo que sí se falla y mucho, es en las estrategias de proyección, en la reflexión sobre los límites y alcances, pero ese es un tema que trataré de compartir en otra columna.
El tercer aspecto y quizás el más complejo es el público. Cuando se realiza un evento gratuito tenemos miles de espectadores, pero cuando se debe pagar por una presentación de una banda colombiana no vemos una asistencia importante porque aún no tenemos la cultura del recital (otro tema para otra columna). Y sí, el público se ha convertido en uno de los grandes retos de quienes trabajamos en este circuito para poder generar un movimiento sonoro sólido y auto sostenible, creo que ese aspecto nos debe sacar a todos de la zona de confort, no seremos potencia continental hasta no tener un público más grande e incondicional. Si bien tenemos afortunadas excepciones, artistas que han logrado construir apasionadas audiencias, este aspecto es preocupante.
Está claro, esta columna no podrá resolver lo expuesto, y tampoco es su intención, es más, sencillamente quiero compartir algunas de mis reflexiones de las tantas que aparecen al principio de año. Estos pensamientos no se desprenden desde la fría razón y mucho menos desde la experticia, no soy ni crítico ni experto musical, soy, para mi fortuna, un enamorado de la música e insisto, de las historias en las que me veo reflejado, muchas de ellas hechas en mi ciudad. Afortunadamente, tenemos muchos retos y para cada uno de ellos, muchos sueños, y ténganlo por seguro que se trabajará duro por ellos en este 2018. ¡Vamos Radiónica!