La Ruta del Vinilo: Pereira
En el marco del Record Store Day visitamos a dos (2) amantes de la música en vinilo en la capital del departamento de Risaralda.
Cuando Juan Carlos Ospina pone a girar el vinilo Stand Up (1969) de Jethro Tull, su piel se eriza. La reacción en su cuerpo se repite cuando el tornamesa toca el disco Shades of Deep Purple (1968) de Deep Purple y se repite una tercera vez cuando suena Welcome Back My Friends to the Show That Never Ends (1974) de Emerson, Lake & Palmer.
Siempre con una botella plástica de alcohol etílico al lado, presta para esparcir sobre el vinilo y quitar los chasquidos, junto a su tornamesa Pioneer PL-255 que compró en 10 mil pesos a alguien que simplemente se quería deshacer de él, y en el segundo piso del rincón más clásico que tiene Pereira, está Juan Carlos, un amante del rock que ha venido coleccionando música en formato casete, LP, DVD, y mp3.
Juan Carlos inició con su colección musical a finales de los años 60 cuando empezó a conseguir música en casetes. Unos años más tarde, en el 82, inició con la compra de vinilos o pastas, como mejor se refiere a ellos, colección que comenzó con una pasta de Van Halen, la cual llegó a sus manos gracias a un regalo de su novia de ese entonces. Hoy Juan Carlos no tiene una cuenta exacta sobre cuántos objetos hay en su colección, pero calcula pueden ser unos 3.000.
Lo curioso en este caso es que su afición de coleccionista la sacó de su padre, don Olmedo Ospina, el dueño de más de 5.000 LP, 2.000 casetes y 1.000 discos compactos que comparte con los clientes del Rincón Clásico; el bar que han frecuentado varias generaciones de pereiranos amantes de los sonidos de los boleros, tangos, bambucos y música clásica.
Según recuerda, hace unos treinta y cinco años, los jueves eran el día perfecto para reunirse con sus amigos, pues su papá salía generalmente a cine y era el momento ideal para grabar los long play en el tocadiscos del bar. Allí, casi que como un pecado, antes de que llegara su papá, a quien no le gustaba mucho la idea de que a su hijo le gustase el rock, junto con sus amigos “los mechudos” grababan e intercambiaban música entre sí, mientras escuchaban a alto volumen las canciones de Deep Purple y Genesis, sus favoritos.
Entre su colección, se destacan los vinilos de pasta americana, según él una de las más finas y de carátulas más llamativas. Sin embargo, muchas de ellas no fueron compradas en Pereira, sino en Bogotá. La Musiteca la 15 y Prodiscos, eran en los años 80, las tiendas de discos en Pereira que frecuentaba Juan Carlos para comprar sus discos, pero salía siempre con un mal sabor al no poder encontrar a sus grandes bandas, por lo que empezó a viajar a Bogotá para anexarlas a su colección.
“Empecé entonces a viajar a Bogotá para conseguir pasta americana porque acá no había. Luego, posteriormente a tantos viajes míos a la capital, llegó un personaje acá a la Plaza de Bolívar de Pereira con cajas llenas de Long Play americanos y pasado el tiempo este señor montó un local en Novacentro y desde allí empezó a vender sus pastas y de ahí también fui adquiriendo mucho de lo que tengo hoy” afirma.
A Juan Carlos nunca se le ha pasado por la cabeza vender su colección, que aunque no es la más grande de la ciudad, la guarda con mucho amor y con el deseo de que sea una herencia para sus hijos, como también será la colección de su padre.
“Tengo un grupo que me mata, es mi grupo preferido, pero me falta un trabajo de ellos para tener la colección, precisamente el primer trabajo discográfico de Génesis, y ese me ha dolido no tenerlo todavía. Pero en colecciones casi que completas tengo a Pink Floyd, a Led Zeppellin, y Deep Purple” nos aseguró el coleccionista.
Hoy en día Juan Carlos se sigue paseando por los “agaches”, así le llaman a los vendedores informales que tienen música para vender y están ubicados en la calle 19 en pleno centro de la ciudad, y a otros pocos lugares de los que quedan en Pereira está ubicado en la décima entre calles 18 y 19 en un segundo piso. Allí, hace poco adquirió tres discos de Kitaro, un músico japonés que ha cautivado su oído.
Aunque coleccionista, Juan Carlos no invierte mucho dinero en una sola pieza, por lo que su colección no ha crecido a grandes rasgos, pero con su paso lento y su buena suerte va forjando un gran tesoro del rock en Pereira, el mismo que le eriza la piel cada vez que toca una de sus reliquias en ese Pioneer PL-255.
18 años a la venta del rock
Si hablamos de los locales de música en Pereira que aún sobreviven a pesar de las descargas en internet, debemos hablar de Symphony ubicado en Novacentro. Desde allí Juan Diego García Grajales, quien inició en el negocio de los LP como un Hobby, ha sabido mantenerse con inteligencia.
“El cambio más significativo que hemos visto nosotros como comercializadores de música, fue la entrada de la era digital, y con ello hay unas cosas positivas y otras negativas. La venta de CD, por ejemplo, ha bajado considerablemente año tras año, pero lo que ha crecido es la venta de LP, tanto de la época como reeditados” asevera Juan Diego.
Hace 18 años Symphony inició como un local de venta de música y camisetas estampadas de rock. Juan Diego desde joven viajaba a Bogotá y a Medellín con el objetivo de traer a Pereira LPs Y CDs para venderles a sus amigos, cuyo punto de venta era la sala de su casa. Sin embargo la clientela fue aumentando, pues los clientes ya no eran sus amigos, sino personas que viajaban desde Armenia o Manizales, por lo que el sillón de su casa se volvió incómodo y sintió la necesidad de montar su propio local.
Actualmente llegan a este local los más antiguos clientes buscando los clásicos de Metallica, Iron Maiden o Black Sabbath, como también los más jóvenes buscando algo que está de moda, según Juan Diego, está de moda el ánime, y unos 10 años atrás fue la tendencia emo y sus grupos musicales.
Para él, Pereira sigue siendo una buena plaza donde la gente continúa comprando CDs y vinilos, pues en algunos rincones de la ciudad están los grandes consumidores que son los coleccionistas. ¿Pero por qué sobrevive la afición al vinilo? Es una pregunta que le hago a Juan Diego, a lo que me responde que es la misma pregunta que le hace a sus clientes, y sus respuestas están encaminadas a que el sonido es mucho mejor que el del formato digital, otros dicen que el tamaño y las carátulas de los vinilo son más bonitas que las de un CD y otros agregan que simplemente siguen comprando porque les encanta ver girar el LP en un tornamesa.
A todas estas, y luego de haber sobrevivido por 18 años a las adversidades por las que desaparecieron las tiendas de Prodiscos, Globo Musical, La Musiteca y Cd Import, entre otras, en Pereira esta tienda persiste trayendo alegría a los coleccionistas o melómanos del físico que viven en la ciudad.
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