Dentro del universo de los Animales Eléctricos
Esta vez indagamos en el fondo de un animal eléctrico que se ha tomado el espíritu de Esteban Giraldo, cantautor de la ciudad, para trascender la barrera del alter-ego y tomar vida propia a través de las canciones y su puesta en escena.
Con influencias por partes iguales del rock, la electrónica y la música clásica, el sonido del animal eléctrico es netamente urbano, cargado de los afanes de la cotidianidad y el vértigo de las calles, pasados por un sintetizador, aunque conservando esa parte visceral propia de lo orgánico.
Esteban Gira, quien lidera los Animales Eléctricos, habló con nosotros para reconstruir, fase por fase, el universo de este espécimen que está suelto en la escena de Medellín.
¿Cómo puede describirse al 'animal eléctrico'?
Esteban Gira: Es mi fijación, mi obsesión personal por la discordia que hay entre nuestro nivel de civilización, en un vértigo constante y caos citadino, y el instinto animal.
¿De dónde nace?
EG: Nace de observar en mí esa tensión constante y constatar que de ahí nacen mis canciones. Todo esto trata de ser honesto con lo que considero bello, de trabajar con este material, con las canciones que me surgen y siendo fiel a lo que quiero y siento del mundo.
¿De qué se alimentan los Animales Eléctricos para crear su música?
EG: De una ciudad ebullendo. La ciudad aparece con el diseño de sonidos de los synths, cuando la cosa me suena a una olla hirviendo de edificios me detengo y digo, ya está.
Musicalmente, ¿a qué suenan los Animales Eléctricos?
EG: A la ciudad de cada uno. Quien lo escuche encontrará su propia urbe en la música de los animales eléctricos.
¿Cómo es convertir el vértigo de la ciudad donde viven los Animales Eléctricos a sonidos en el estudio?
EG: Es como sufrir de un ataque maniaco, de una excitación insoportable que sólo se desahoga cuando ya uno está tan extenuado y ve lo que logró a medias.
Toda esta tensión sonora pasa por dos sintetizadores, una batería, y mi voz, y se queda en los bits y las cintas. La grabación es como un sacrificio; siento que perdí algo, que ofrecí mi pedazo de carne. Jamás vuelvo a escuchar una canción después de entregársela al público.
Esteban Gira y los Animales Eléctricos acaban de lanzar Clandestina calma, el tercer adelanto de “Animal Eléctrico”, un álbum que, según su líder, está mediado en su totalidad por la experimentación musical y por la creación de atmósferas oscuras armonizadas con letras intimistas. Y tal como lo es su música, un experimento electro-orgánico, así será su forma de ver el mundo: “Las canciones van a ser lanzadas literalmente por ese barranco de las redes sociales y que sobrevivan las que lo merezcan. Las que aguanten la vida en esa selva cruel, las prensaremos en un zoológico de edición limitada, llamado disco”