Amor, magia y tradición: Un idilio en el Carnaval de Negros y Blancos
Para quienes han vivido en Pasto toda su vida, entender los primeros días del año sin jolgorio y fulgor es casi imposible. No importa lo que hagan, ni donde se encuentren, porque hay instalada una costumbre: del 2 al 7 de enero estamos de celebración.
Así que, empezar el año en la ciudad sorpresa de Colombia conlleva inmediatamente a contagiarse durante los 359 días siguientes de la alegría que irradia esta fiesta.
Un pueblo entero vive la dicha de recibir el año nuevo vestidos de colores, entonando canciones y bailando a ritmo de son sureño, un privilegio que le ha contando al mundo como es la vida en carnaval.
Esto es curioso: los pastusos piensan, sienten y viven en modo Carnaval todo el año, pese a ser una celebración que solo ocupa 6 días del calendario. Y esto pasa, en especial, con quienes año tras año se encargan de crear las majestuosas obras de arte que luego, atravesarán la ciudad en medio de los desfiles.
Ser artesano o artesana, artista y cultor del Carnaval de Negros y Blancos es un honor que implica llevar un legado heredado de generación en generación, de quienes iniciaron con la fiesta que hoy es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y que, por el mismo camino, llevó a Pasto a ser designada como ciudad creativa por su artesanía y arte popular en 2021, estos dos reconocimientos ante la UNESCO.
Son quienes hacen posible estas fiestas carnestolendas, porque sin sus manos, talento, pensamiento y esfuerzo, este festejo no sería una realidad, por más que existan intenciones de entidades o sectores por movilizar a la ciudadanía.
Esta festividad, de índole popular se crea y recrea gracias al quehacer de quienes le dan vida a un disfraz, una comparsa, una murga, un colectivo coreográfico o un carroza, quienes entregan alma, corazón y vida a mantener viva la tradición. De ahí que la relación entre artesano y Carnaval es un idilio de amor.
La fiesta magna de los pastusos se ha tejido alrededor de técnicas artísticas, música, colores, formas y muchas historias de vida en medio de los talleres y la senda, por eso desde Chévere Pensar en Voz Alta les queremos compartir la historia de Ricardo Maigual, quien representa esa capacidad creativa de los hijos del volcán galeras al momento de llevar con orgullo la insignia de su tierra: un carnaval que vibra ante el mundo por su despampanante expresividad.