Los 25 años de 'Abre' de Fito Páez
Hace 25 años Fito Páez nos regresaba el aliento con su álbum Abre, décimo disco de estudio del cantante rosarino, que para ser exactos, se publicó el 27 de julio de 1999.
El trabajo de doce canciones, entre las que se destacan “Al lado del camino”, “Dos en la ciudad”, “Es solo una cuestión de actitud”, “Tu sonrisa inolvidable”, “Buena estrella” y muchas otras, comienza con el sencillo que da título al álbum.
Después de la fama apabullante que precedía los discos antecesores Circo beat y El amor después del amor, Abre llega a convertirse en el álbum compuesto por un tipo más maduro. Alguien que conoció la fama y que había decidido en aquel entonces que, más allá de todo lo que le hubiere deslumbrado de aquellos flashes, lo que quería seguir haciendo era: crear canciones.
En las letras y en la composición musical se imponía una cierta retrospectiva. No porque no lo hubiera hecho antes, pero ahora ante las experiencias ya vividas en su década treintona, durante la que lanzaba este álbum que cerraría los años noventa y que nos ponía en la perspectiva de un hombre con la edad de los músicos que durante su juventud y temprana creación él mismo admiró.
Abre es de la época en la que también decidió ser padre: Martín, su hijo, llega a su vida y a la de Cecilia Roth unos meses antes de la salida de Abre. De hecho, está dedicado a él.
Con la energía vibrante de un Fito ya conocido y los compases contagiosos setenteros con sonidos sintéticos, pero de reflexiones profundas sobre la vida y su cotidianidad, el sencillo “Abre” es el presagio del álbum que continúa con el mood de la evocación.
El sendero sonoro nos lleva al segundo tema “Al lado del camino”, un himno en el que, a modo de autobiografía, nos cuenta sus vivencias íntimas, desde las épocas más remotas hasta las particularidades de su cotidianidad en la década del fin de siglo. El sencillo consolidó el álbum y puso a cantar a toda una generación, como la mía, que aun sin haber vivido nada de aquello, regresábamos del colegio entonando una realidad sin discusión “Yo puse las canciones en tu walkman / el tiempo a mí me puso en otro lado”… Era aquello un manifiesto de la vida observada desde sus ojos, acompañado con el piano como su aliado y cómplice de la introspección, tal como en sus álbumes previos.
“Dos en la ciudad”, el tercer sencillo de este álbum de poco más de 6 minutos vuelve a las narraciones de Fito en las que presenta las desventuras amorosas tras la vivencia intensa de las pasiones durante la vida, un reencuentro enmarcado en las capitales del mundo, por las que, el rosarino, suele pasearse cada tanto. El sencillo cuenta con un video en el que participa Cecilia Roth, su expareja.
El álbum nos sigue dando un recorrido sonoro en el que ahora nos presenta una pequeña revolución rocanrolera de corte inglés, en la que trombones y el clásico piano nos llevan a asumir las situaciones de la vida como una experiencia más que se suma al camino. “Es solo una cuestión de actitud” es una reafirmación a la importancia que le da a los pensamientos ajenos, pero que ahora carecían de protagonismo.
Con “La casa desaparecida” nos encontramos con los ritmos propios del sur del continente y, entre tangos, milongas y rock se nos presenta la argentinidad hasta la médula. Experiencias que solo quienes habitarán su territorio, entonces, se ubican de inmediato en lo vivido. El sencillo no deja de ofrecernos una mirada sobre lo que se añora cuando se está fuera de casa, aun tratándose de una nación propia, contada en más de 11 minutos.
La sexta canción del álbum, “Tu sonrisa inolvidable”, es una composición identitaria de argentinos en Madrid, como epicentro de las sonoridades latinas de la década. Sonidos rocanroleros con tintes de chacarera argentina que nos lleva a conocer las ciudades —otra vez— desde Argentina a la España que para entonces habitaba Fito.
En “El desierto” las descargas instrumentales entre estridencias de guitarras y las líneas de bajo aliadas a las voces del rosarino, nos presentan la madurez anclada en el rock, con líricas paseando por el mundo que ya para entonces la fama le ha enseñado.
En el octavo sencillo, la musicalidad de los teclados vuelve a tomar protagonismo para narrar la vida desde la perspectiva esperanzadora de Fito. “Torre de cristal” nos presenta el duelo de conocer la pérdida, sin remedio, del ser amado.
“Habana”, el tema que hermana boleros, mambos y tangos en una composición, nos presenta nuevamente a las ciudades como escenario decisivo en la narrativa amorosa del cantautor. Un choque de realidades en las vivencias de un extranjero en La Habana.
Vuelve el rock, el piano y la voz de Fito en “Ahí voy”, narrando historias a través de nombres propios como quien va poniéndose en la piel de los demás para contar sus propias vidas.
La historia de Fito con Cecilia, protagonista de portadas durante la década, llega al final y al unísono cantábamos el himno de cierre con “La despedida”. Un tema que fervorosamente reflexiona desde el dolor pero con el amor más fuerte sobre el duelo en las despedidas. Otro poema hecho canción que nos dejaba este álbum de 25 años.
Para cerrar, “La buena estrella”, un tema cargado de tonos esperanzadores, que nos remonta a la paz transmitida por los Beatles en los setenta, mezcla inglés y español, y las potentes voces femeninas que acompañan los coros, darían la bienvenida al Fito madurado y el cierre de una década/siglo con la que dejamos también parte de nosotros.