Una guía del poliamor por Alba Centauri
¿Cuántas veces podemos enamorarnos? ¿A cuántas personas podemos amar al tiempo? ¿En serio hay una respuesta para estos interrogantes? Según Eduardo Calixto, investigador del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Psiquiatría de México, “el ser humano y su cerebro están preparados para enamorarse siete veces en la vida y amar a dos o tres personas al mismo tiempo, además, enamorarse es una reacción biológica básica”.
En cierto modo, Calixto tiene razón, pues para la ciencia el amor, o más bien ‘el juego del amor’, es un proceso neurológico que se produce en el cerebro y que involucra diferentes partes como el hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens y el área tegmental frontal. Pero en la práctica, amar es algo más profundo, que va más allá de la ciencia.
Históricamente, al menos en occidente, hemos sido educados para practicar la monogamia, que según la RAE es un “régimen familiar que no admite la pluralidad de cónyuges”. Consiste en mantener un vínculo sexual y afectivo con una sola persona, es una relación de exclusividad y aunque es tal vez la más habitual lo cierto es que existen muchas formas de amar.
Por ejemplo, está el poliamor, un término que se dio a conocer en los años 90 y que consiste en mantener vínculos sexuales y afectivos con varias personas al mismo tiempo, pero todas las partes implicadas tienen conocimiento al respecto.
Hace cinco años se creó una iniciativa en Bogotá denominada Poliamor Bogotá, un espacio en el que se pueden explorar los tipos de relaciones de no monogamia consensuada, brinda educación gratuita a través de publicaciones y charlas en vivo así como talleres y servicios profesionales, actualmente es conocido como Poliactivismo y está liderado por Alba Centauri, psicóloga, educadora sexual y creadora de este espacio.
“La no monogamia consensuada es una propuesta relacional en donde la idea es que no existe exclusividad sexual ni afectiva”, cuenta Centauri, quien tuvo la idea de fundar Poliamor Bogotá luego de una experiencia que tuvo en España mientras estudiaba una maestría. En aquel entonces se encontraba en una relación abierta sin tener claros los acuerdos y para entender mejor ¿en qué estaba metida? asistió a Poliamor Madrid, un espacio que le abrió las puertas para entender el amor desde otra perspectiva.
“Lo que descubrí fue que no tenía ni idea y que me faltaban muchas herramientas, entonces decidí continuar adentrándome tanto en Poliamor Madrid por un deseo simplemente de tener mejores relaciones, más bienestar” y no solo en el ámbito romántico, esta experiencia también le ayudó a Centauri a mejorar las relaciones con sus amigos, incluso con su madre.
También, cuenta que gracias al poliamor ha podido tener muchas exploraciones eróticas distintas a la norma, ha aprendido a gestionar sus emociones, mejorar la comunicación, conocer sus propios límites y necesidades y expresarlos con las personas que se relaciona, el poliamor significó un cambio de 180 grados en su forma de relacionarse con los demás.
Gracias a esa experiencia, cuando Alba regresó a Bogotá decidió continuar con el aprendizaje de Poliamor Madrid, pero esta vez, ella sería la encargada de llevar las riendas de Poliamor Bogotá, que comenzó como una iniciativa comunitaria con personas voluntarias, en la que la gente podía compartir sus experiencias y aprender de los saberes colectivos.
Entre las cosas más destacadas de poner en práctica la no monogamia consensuada o conocer más al respecto, está el autoconocimiento y el desarrollo de actividades de gestión emocional.
Centauri explica la gestión emocional como la capacidad que podemos desarrollar las personas de reconocer, nombrar y monitorear nuestras emociones. También incluye la habilidad de adecuar nuestra emoción al entorno y de hacer que nuestras respuestas emocionales sean más funcionales. “Cómo todes las experimentamos, pareciera que todes somos expertes en el tema. Pero no. Una cosa es ser la autoridad máxima sobre nuestras vivencias y otra es conocer conceptos y teorías que describen o explican esas experiencias”.
En los años 60 se llamaba inteligencia emocional, pasó a ser auto regulación emocional y ahora se le conoce como gestión emocional, sin embargo cada uno de estos términos tiene algunas connotaciones propias. La gestión emocional se entiende también como la habilidad de reconocer las emociones que otros sienten, y saber comportarse de acuerdo a ellas.
Aunque hay distintos modelos afectivos, en general se entiende que la emoción tiene varias partes que ocurren simultáneamente: Se da una situación, evento u objeto detonante, acto seguido se interpreta o evalúa qué significa ese suceso, se experimentan síntomas corporales que motivan a reaccionar con gestos o palabras lo que se siente y se construye una idea subjetiva y consciente de ese sentimiento.
Por ejemplo, para entender cómo funcionan los celos, Centauri explica seis perspectivas sobre la gestión de los mismos:
- Deconstrucción: Este enfoque reconoce los celos como una alarma emocional. Propone atender cada componente de eso que llamamos celos por separado.
- Desprogramación: Considera los celos como el resultado de enseñanzas culturales que podemos desaprender. Propone desensibilizarse paulatinamente a los detonantes de la emoción.
- Límites o fronteras: Interpreta las situaciones detonantes de los celos como límites que han sido transgredidos. Propone realizar acuerdos para que el detonante no vuelva a ocurrir.
- Erotización: reconoce que puede existir disfrute o placer al saber sobre las experiencias íntimas ajenas. Propone incluir a la persona que siente celos, a través de relatos, en la situación.
- Responsabilidad personal: Este enfoque individualiza la experiencia de los celos. Responsabiliza a la persona que los siente de atender por su cuenta/sin ayuda las emociones subyacentes.
- Deslegitimización: niega o invalida los celos, al juzgarlos como inmaduros o destructivos. Impone la compersión como la única emoción aceptable.
Para conocer más a fondo sobre Poliactivismo hablamos con Alba Centauri, su creadora:
Tipos de relaciones
Dentro de la no monogamia consensuada hay distintos tipos de nomenclaturas, pero esto no significa que sea una verdad absoluta, es una forma de describir algunas estructuras pero hay más variantes. Según Alba Centauri, lo importante al hablar de no monogamia consensuada es establecer los acuerdos específicos que tiene cada persona en su relación, más allá de etiquetarla bajo un concepto.
- Swinger: son relaciones que solamente están abiertas en lo sexual, tienen la posibilidad de vivir relaciones sin exclusividad sexual entre las partes.
- Poliamor: una vez que se incluye la no exclusividad sexual y la no exclusividad afectiva, o la posibilidad de generar vínculos emocionales con otras personas, se habla de poliamor. Se trata de relaciones sexuales y afectivas entre varias personas de forma consensuada, donde todos saben que no hay exclusividad.
- Poliamor jerárquico: hay una pareja que es la principal y es la que tiene la posibilidad de tomar decisiones sobre lo que sucede en esos espacios por encima de cualquier otro vínculo.
- Poliamor igualitario: la propuesta aquí es que todas las personas pueden elegir y decidir, la voz de cada uno de los integrantes tiene el mismo peso a la hora de tomar decisiones.
- Poli fidelidad: quienes conforman esa relación entre más de dos personas solamente se relacionan entre sí, por ejemplo con triadas o cuatriejas cerradas que solamente están dispuestas a abrir la pareja hacía esas dos o tres personas adicionales, pero sin tener la posibilidad de salir a conseguir nuevas parejas.
- Mono poli: como el nombre lo indica, una persona es monógama por decisión y deseo propio, sabe y está satisfecha con que su pareja tenga relaciones abiertas, o sea poliamorosa, aquí consensuadamente las partes eligen que la apertura de la relación es unilateral.
Si bien amar obedece a un proceso biológico, no hay nada mejor que hacerlo de una forma libre, consciente y consensuada, respetando a los demás, pero sobre todo respetando los deseos de sí mismo. Analizar las necesidades y encontrar una o más personas que estén de acuerdo con estas debería ser las bases para que las relaciones sean consensuadas y prime el cuidado por todos los que estén involucrados de una forma equitativa.