Evolución de la vestimenta femenina en los Juegos Olímpicos
Por: Diana Chaparro
A propósito de los Juegos Olímpicos en París, daremos un vistazo hacia atrás para hablar sobre la evolución de los trajes deportivos femeninos, que han tenido una significativa transformación. En el pasado, las deportistas se enfrentaban a la falta de vestimentas adecuadas para sus disciplinas. La funcionalidad y la aerodinámica, que hoy por hoy son esenciales para un alto rendimiento, eran prácticamente inexistentes en las prendas.
A lo largo de las décadas, hemos visto cómo la moda deportiva femenina ha avanzado no solo en diseño, sino también en tecnología y como reflejo de las sociedades cambiantes, adaptándose a las necesidades específicas de cada deporte y contribuyendo al dinamismo y eficiencia de las atletas.
Primeros Juegos Olímpicos
El verdadero boom de las olimpiadas en la década de 1900 fue protagonizado por Charlotte Cooper, quien fue la primera mujer en ganar una medalla de oro en los Juegos Olímpicos. Lo hizo luciendo un corsé y una falda con varias capas, siguiendo el estilo de la época victoriana, lo cual resultaba muy pesado e incómodo, especialmente para una disciplina como el tenis, que requiere mucho dinamismo.
Este fue el cimiento del recorrido de los atuendos en las olimpiadas, marcando el inicio de una lenta pero constante evolución hacia trajes más funcionales y cómodos para las deportistas.
De hecho, un hito importante que se dio durante esta década fue la revolucionaria vestimenta de un grupo de gimnastas danesas, quienes cambiaron los estereotipos de trajes victorianos para las competencias olímpicas, usando atuendos más cómodos y cortos.
1920, el inicio del cambio
Para esta época, las mujeres aún enfrentaban muchas restricciones sociales y culturales, pero comenzaron a ganar terreno en el ámbito deportivo, viendo atletas femeninas con cambios radicales en su vestimenta. De hecho, las variaciones fueron notables en dos disciplinas: natación con trajes de baño de una sola pieza y tenis.
En este último deporte, Suzanne Lenglen, tenista francesa, popularizó el uso de faldas más cortas y sin corsé, permitiendo mayor libertad de movimiento, manteniendo el estilo de la época denominado "Las Flappers". Estos avances reflejaban una mayor funcionalidad y comodidad, marcando un hito en la evolución de los trajes deportivos femeninos.
Los liberales años 60
Para esta década los trajes para competencia se volvieron más ajustados y estilizados, con el uso de materiales elásticos como la licra y el nailon. Una década que también evidenció un aumento en la visibilidad de las mujeres en el deporte, gracias a los movimientos por los derechos civiles y la igualdad de género.
Atletas como Billie Jean King, con su estilo caracterizado por faldas cortas y tops sin mangas, y Wilma Rudolph, quien destacó por sus uniformes de atletismo ajustados y aerodinámicos, jugaron un papel crucial en promover la igualdad en el deporte.
Los trajes deportivos de los años 60 incorporaron diseños ajustados y materiales innovadores, ofreciendo mayor libertad de movimiento y confort, también muy afín del estilo hippie de la época, donde la comodidad y estilo reinaban.
Los famosos años 80
Una época en la que la versatilidad de las mujeres en el campo deportivo no solo relucía en su desempeño, sino también por su estilo personal, una figura emblemática fue Florence Griffith-Joyner, conocida como ‘Flo-Jo’, esta destacó por sus trajes llamativos y aerodinámicos, que establecieron nuevos estándares en diseño deportivo.
Los atuendos para las mujeres en esta década venían de la línea ajustada, con un enfoque en la reducción de la resistencia al viento. Estos diseños incluían trajes de una sola pieza y spandex, materiales que ofrecían una mayor flexibilidad y que reflejaban el estilo vibrante y audaz de la época, caracterizado por colores neón y patrones llamativos.
La moda deportiva femenina no solo se trataba de rendimiento, sino también de expresión personal y empoderamiento.
Llegamos a la actualidad
Sin duda alguna, enfrentamos una de las épocas que ha transformado el estilo deportivo de manera significativa, y que está marcada por la lucha por los derechos de las mujeres y el debate sobre la sexualización en el deporte.
Una figura destacada en esta evolución es la tenista estadounidense Serena Williams, quien ha revolucionado el vestuario en la cancha con trajes enterizos ajustados para ayudar a la circulación, faldas estilo tutú y prendas en mezclilla y cuero. Sus elecciones no solo se han destacado por su estética, sino que también han simbolizado el empoderamiento femenino y la libertad de expresión en el deporte.
Por otro lado, Dara Torres ha sido pionera en la moda de natación con sus trajes de baño de alta tecnología, como el Speedo LZR Racer, que mejoran la flotabilidad y minimizan la resistencia al agua. Su estilo ha sido clave en la evolución del vestuario deportivo al incorporar avances tecnológicos en el diseño.
En el voleibol de playa, el debate sobre la sexualización del deporte ha sido evidente. Figuras como Kerri Walsh Jennings han optado por bikinis funcionales y el equipo egipcio de Nada Meawad y Doaa Elghobashy ha elegido trajes completos que respetan sus creencias y ofrecen comodidad. Esta evolución refleja un equilibrio entre aerodinámica, estilo personal y respeto por las diversas culturas.
Desde los corsés restrictivos de Charlotte Cooper hasta los trajes aerodinámicos de Serena Williams y Dara Torres, cada generación de atletas ha contribuido a transformar la moda deportiva en un símbolo de progreso.
Estas mujeres son solo un pequeño reflejo de la lucha femenina por abrirse paso en la escena deportiva, demostrando que la moda no es solo cuestión de estética, sino también de poder. No se trata de rebeldía, sino de empoderamiento, libertad e igualdad.