El día menos pensado: Leo Messi se va del FC Barcelona
Hay un lema que reza en las instalaciones administrativas y deportivas del Barcelona y en el mismo Camp Nou y que dice ‘Més que un club’ (Más que un Club). Bien podría describirse de este modo la influencia de Messi en estas últimas casi dos décadas en el equipo español. Porque sí, la historia del Barça se parte en dos: antes y después de Lionel Messi Cuccittini.
Fueron 16 años en los que Lionel Messi, el FC Barcelona y La Liga española como tal vivieron tiempos felices. Gozaron del talento de un rosarino que desde los 13 años de edad llegó a la ciudad Condal y tuvo un rápido ascenso en La Masía –cantera inagotable del Barcelona- hasta llegar al equipo profesional. Y Messi disfrutaba.
Episodios como el famoso contrato firmado en una servilleta de un restaurante entre los representantes de Messi y Carles Rexach para vincularle al club en el año 2000 cambiaron para siempre la historia de un club que hasta antes de la llegada de Messi gozaba de prestigio pero no de grandeza.
Había dudas en Can Barça sobre su llegada. Messi sufría un problema de crecimiento y debía someterse a un costoso tratamiento médico para superarlo. River y Newell’s no estaban dispuestos a asumirlo en Argentina (ese tratamiento costaba 1500 dólares mensuales). Sin embargo y a su llegada a Cataluña el talento de Messi pudo más y convenció finalmente.
Foto por: Photo by Tsutomu Takasu
Quien puso a Messi a debutar en el equipo profesional fue el entrenador holandés Frank Rijkaard en el 2004, en un amistoso ante el Porto de José Mourinho. En aquel entonces (2004) llegó un momento clave: los pesos pesados de la plantilla, la banda brasileña conformada por Ronaldinho, Sylvinho y Edmilson entre otros, arroparon a Messi y le dieron confianza para demostrar su talento con desparpajo; lo demás, fue una historia llena de goles, títulos y destreza.
Los números hablan por sí solos tras el paso de Messi por Barcelona: 10 títulos de liga, 8 Supercopas de España, 6 Copas del Rey, 4 Champions, 3 Superligas de Europa y 3 Mundiales de Clubes. Antes de Messi, Barcelona vivía a la sombra de los grandes de Europa, era uno más, pero no de los grandes si es el caso.
Con la llegada de Guardiola llegó la explosión del Messi jugador. Junto a notables talentos en la creación de juego tales como Andrés Iniesta, Xavi Hernández, y futbolistas desequilibrantes por las bandas como Dani Alves, el argentino desarrolló de forma más fluida su estilo de juego. Messi jugó de extremo, delantero centro por momentos, y hasta del famoso ‘falso 9’, en el histórico 2-6 en el Santiago Bernabéu ante la sorpresa del Real Madrid, equipo que sufrió a Messi hasta casi el final de su estancia en Barcelona.
Aunque las imágenes más recordadas visualmente asocian a Messi con su velocidad en la finalización de sus jugadas, el argentino se caracterizaba por acomodarse al fútbol de posesión característico en el ADN Blaugrana. Por momentos caminaba, trotaba, y aguardaba por la oportunidad para sumarse al ataque desconcertando a sus rivales, lo cual le fue dando con el paso de los años una visión de juego diferente a la de agachar la cabeza y correr, para pasar a aprender a leer el juego y la intención de sus compañeros y rivales.
Con ‘Pep’, Messi y Barcelona obtuvieron lo que contados equipos en Europa hicieron: ganar el sextete, esto es: Liga, Copa, SuperCopa de España, Champions, Mundial, y Supercopa de Europa en una misma temporada.
Foto: Colprensa
En el proceso hizo amigos, con los cuales formaba estrategias ofensivas letales. Es el caso de Neymar y Luis Suárez, con quienes conformó el famoso tridente llamado la ‘MSN’ (Messi Suárez Neymar) y que Luis Enrique (actual seleccionador de España) supo explotar al máximo. No en vano y bajo su mando lograron un triplete histórico (Copa Liga y Champions)
Tuvo rivalidades futbolísticas. Tal vez la más ‘mediática’ fue la que tuvo con Cristiano Ronaldo, ariete del Real Madrid y que pusieron la dualidad Madrid-Barça a otro nivel, llegando a ser el partido más visto en el mundo. Esta rivalidad, creada por la prensa básicamente, no pasaba de la cancha. Se quedaba ahí.
Fueron 17 temporadas, 778 partidos, 672 goles, 6 balones de oro e igual número de botas de oro. Vivió momentos más gratos que amargos. Al inicio, un jugador tímido, introvertido y centrado en lo suyo: la pelota; pero que con el paso del tiempo y los partidos, le fue transformando en un líder futbolístico y capaz de dar su opinión con la autoridad que le daba sus maneras futbolísticas y el amor por un equipo en el cual esperaba quedarse para siempre, algo que a la postre no sucedió pese a que tanto el Barça como ‘La Pulga’, querían.
Con el paso de los últimos años su velocidad y explosión dejó de ser la de antes, pero ante esto Messi incorporó otras aptitudes. Aprendió a dominar la pelota quieta o tiros libres, llegando a ser un excelso cobrador de los mismos, y pasó a ser también un armador de juego, surtiendo de balones a sus compañeros para definir las jugadas.
Seguramente con el paso de los días se sabrá lo que realmente sucedió. Ahora, especulaciones de lado y lado, ligadas siempre a temas económicos y administrativos. Por lo pronto el FC Barcelona comienza a vivir la era post Messi, y el rosarino, la era post Barça, con un halo de gratitud y nostalgia de parte y parte.