Deporte, sociedad y conflicto
Berlín, 1936. La Alemania Nazi recibió la asignación (en 1931) como sede de los juegos olímpicos. Oportunidad perfecta según Adolfo Hitler para volver al escenario internacional tras el aislamiento al cual fueron sometidos luego de la I guerra mundial y, de paso, mostrar la superioridad de la raza aria por sobre todas las demás.
En 1935 un humilde trabajador norteamericano de una gasolinera de Estados Unidos y de raza negra pulverizaba 4 records mundiales de atletismo en tan sólo 45 minutos y se aprestaba para participar en las justas olímpicas en territorio alemán. Su nombre: Jessie Owens. Cuentan los historiadores que Hitler aplaudía con entusiasmo la participación de sus atletas desde el palco, hasta que llegó a escena ‘El antílope de ébano’ como era conocido Owens. Jessie no sólo ganó 4 medallas de oro, también batió otros 4 records mundiales ante la mirada enfurecida, según cuentan, del mandamás alemán.
Uno de los mejores jugadores africanos del último tiempo es, sin duda alguna, el marfileño Didier Drogbá. Campeón de la Champions League con el Chelsea en el 2012 y tres veces campeón de la Premier League también con los ‘Blues’, nunca fue indiferente con la cruenta guerra civil que afrontó su país durante sendos periodos recientes (2004-2007 y 2011) creando y apoyando fundaciones para ayudar a los niños.
Sin embargo, Drogba sorprendió a propios y extraños cuando, al término de un partido clasificatorio al mundial de su seleccionado, tomó la única cámara presente en el vestuario e instó a las partes en conflicto bélico a dialogar entre sí y a perdonarse unos a otros, bajo el argumento de cómo él y su equipo de fútbol apartaron diferencias y lucharon por un bien común: la clasificación a Alemania 2006.
Más conocido como ‘The Old Firm’ (La Vieja Empresa), el clásico de fútbol escocés entre el Celtic y Rangers es el más añejo y uno de los más apasionados. Sin embargo, su connotación política y religiosa supera, por momentos, la parte deportiva. Es la historia de un equipo de raíces irlandesas y de origen católico (el Celtic) y otro de colores británicos y de creencia religiosa protestante, Rangers. Dos fuerzas opuestas en una misma ciudad, Glasgow, y que no pueden enfrentarse después del mediodía en un campo de fútbol por motivos de seguridad y evitar de paso, que sus aficionados llenen las gradas en estado de embriaguez.
Más de 120 años de partidos épicos, batallas campales y tragedias mortales, todos alrededor del conflicto británico-irlandés, entre dos equipos que se reparten una muy buena parte de los títulos del futbol escocés. Hubo entre ellos alguna que otra tregua durante la segunda guerra mundial, pero luego de ella aumentó con fuerza la enemistad. Sólo la bancarrota del Rangers en 2012 –y que desencadenó su descenso a cuarta división- evitó la realización de este clásico el cual volvió con fuerza en febrero de 2015, con victoria del Celtic 2-0 en la Copa de la liga.
Muy pocos países agrupan en una misma ciudad 3 hinchadas tan antagónicas como pasionales. Turquía y más específicamente Estanbul, pueden dar fe de ello, al albergar en su seno al Fenerbaçe, Beşiktaş y Galatasaray, cuyos ‘ultras’ sacuden Europa cada que se ven frente a frente en un estadio.
Año 2013. En medio de fuertes manifestaciones en contra de la demolición del Gezi Park en la capital turca, símbolo tácito además de la lucha popular disconforme por el accionar del primer ministro de aquel país, ocurrió lo impensado: la creación de ‘Istanbul United’, un frente popular conformado por las tres barras más fuertes del fútbol con el fin de ayudar a los manifestantes a una causa común
ISTANBUL UNITED offizieller Trailer - Kinostart 18.9. from PORT AU PRINCE on Vimeo.