Los silencios: una película sobre el ruido de la muerte
De la potencia política del cine y de su deber ser se ha discutido desde Eisenstein (El acorazado Potemkin - 1925) y los conflictos sociales que presentaba en sus películas, pasando por el neorrealismo italiano y el nuevo cine latinoamericano que encontró en Glauber Rocha (Brasil) su mayor pensador y exponente. De Brasil es también Beatriz Seigner, y su segundo largometraje es una coproducción entre Brasil, Colombia y Perú que ella ha ubicado temáticamente dentro del período que en Colombia se conoce como "posconflicto".
"El cine es para mí una herramienta para humanizar respecto a lo que pasa con nosotros, para crear empatía entre pueblos" afirma Beatriz al hablar de Los Silencios (2018), película que si bien no pretende trasformar la sociedad impulsando revoluciones, sí busca afectar al espectador respecto a ciertas realidades: "Tenemos herramientas para humanizar personas que muchas veces son números en los noticieros. De los migrantes se habla en millones, igualmente de los refugiados, de los desaparecidos y muertos; eso hace que la gente no sienta exactamente lo que eso significa. Pero si una película en dos horas te presenta a una familia que pasa por todas esas dificultades, puede que te toque y sensibilice, creas empatía y a partir de ahí surgen más posibilidades de cohexistencia. Para mí el cine, el audiovisual tiene ese poder, las imágenes llegan a habitar la cabeza de la gente y después con la imaginación activa, y con los sentimientos de todos se puede llegar a otra parte."
Los Silencios (2018) en una película de espíritu latinoamericano, por el equipo humano detrás de su producción y realización, por el elenco que incluye a la colombiana Marleyda Soto (Oscuro Animal 2016 y La Tierra y la Sombra - 2015) junto a Enrique Díaz, actor brasileño nacido en Perú, como protagonistas; y la locación en la que se inspiró y se rodó, de donde son todos los demás actores, naturales, a quienes Seigner nunca entregó el guión que escribió después de conocerlos a ellos y sus conflictos.
De la muerte, de la existencia y los traumas de la violencia, las pérdidas y las ausencias, Los Silencios (2018) va de todo esto en un territorio que ya de por sí tiene su carga mística: la Isla de la Fantasía en la frontera entre Colombia, Brasil y Perú, a donde Seigner llegó persiguiendo la historia de una amiga suya, colombiana, buscando indagar en la muerte, y donde halló el silencio y sus múltiplques significados:
"Silencio, es una palabra que la gente usaba mucho durante la investigación que hice para la película, y para mí es el sonido de la muerte. Cuando presenté la película en la Isla de la Fantasía había entre el público un índigena Uitoto que participó en la escena final de la película, y él dijo que el silencio es el sonido de la muerte pero también es el sonido que anunció la creación".
Los Silencios (2018) relata la historia de personajes vulnerables pero dignos. Beatriz Seigner le apuesta a la poca presencia de diálogos para hacer del silencio un personaje que a través de lo sonoro y lo visual sensibiliza, propiciando la reflxión y la conmoción. En esta película se le ha prestado toda la atención necesaria al sonido y las imágenes; su calidad sorprende y su sensillez lentamente atrapa al espectador.
Amparo y sus dos hijos, Nuria de 12 años y Fabio de 9 años, se refugian en un pequeño lugar llamado la Isla de la Fantasía en la frontera entre Colombia, Brasil y Perú. Al llegar a esta mágica y misteriosa población, Nuria asume un profundo silencio tras enterarse de una noticia inesperada: su padre, supuestamente muerto, se esconde allí.