Siembras en Barranquilla, apuesta para reducir los efectos del cambio climático
Caminar durante el día en las ciudades de la región Caribe es todo un reto para quienes se atreven a desafiar las altas temperaturas y el incandescente sol que parece abalanzarse sobre nuestras cabezas.
Barranquilla, una ciudad en la que la temperatura el último año ha alcanzado los 39 °C y la sensación térmica ha superado los 45 °C, hasta hace algunos años contaba con bulevares, glorietas, parques, terrazas y distintos escenarios públicos y privados con árboles frutales y de distintas especies nativas.
Mientras en algunas ciudades del mundo se adoptan políticas comprometidas con la mitigación de los efectos de la crisis climática a través de las siembras a gran escala en espacios públicos de áreas urbanizadas, en Latinoamérica la tendencia sigue siendo que los árboles sean vistos como elementos estéticos u ornamentales, razón por la cual no son incorporados desde la etapa de diseño en los proyectos de pavimentación de vías urbanas.
De acuerdo con el estudio de “Simulación y análisis de factores que influyen en los entornos térmicos del pavimento en Guangzhou”: por cada 3 metros menos de distancia entre árboles a un costado de la calle, la temperatura del aire disminuye hasta en 0,25 °C y la humedad relativa aumenta en un 1,29 %. De igual modo, se indica que la reducción del espaciamiento de los árboles permite una distribución uniforme de la temperatura del pavimento, reduciendo áreas puntuales sobrecalentadas.
Teniendo en cuenta que, en este lado del mundo, estamos atravesados por una biodiversidad única, se hace necesario replantear los esquemas de arborización en las ciudades del país.
Tras una agresiva fase de urbanización y construcción desmedida, caracterizada por el cemento, las zonas de gramilla artificial y áreas enteras sin arborización natural en Barranquilla, finalmente, ha comenzado a emprender el camino hacia la biodiversidad. Bajo un ambicioso proyecto de arborización se plantea sembrar 250.000 árboles.
“A partir del 2017 se consolida el programa Siembra Barranquilla, el cual busca, entre otras cosas, un plan de arborización de la ciudad, garantizando su mantenimiento a través del riego, de la nutrición, de podas, técnicas de fertilizaciones, mantenimientos y mejoramientos estructurales de los árboles. Al igual que este proceso incluye un vivero distrital que tiene aproximadamente 53 hectáreas, que es único en Latinoamérica y donde nosotros tenemos estos árboles y donde se busca que logren las alturas para trasplantarlos en la ciudad y que logren la altura de tres metros, que es con los que tratamos de sembrar los árboles. Con este proyecto básicamente lo que se ha tratado de buscar es buscar un desarrollo sostenible de las ciudades, el cuidado del medio ambiente, esto con base en la recuperación de las zonas verdes en espacio público y la estructuración de proyectos de sostenibilidad ambiental”, indica Henry Cáceres de Siembra Más, organización que lidera el proceso de arborización en Barranquilla.
En teoría, la ciudad, como la conocemos hasta ahora, en los próximos años aspira a replantear su modelo de urbe cementada para recuperar el verdor de los tiempos de antaño.
Y es que, con tantas especies de árboles frutales y variedad endémica de la región, cuya resistencia al clima del Caribe se manifiesta como una fuerza viva que florece, aun en las condiciones más extremas, el plan desde su concepción pretende promover a los árboles como elementos del entorno urbano, que ofrecen numerosos beneficios probados.
Entre ellos, capturar parte del CO₂ que emiten a la atmósfera los coches, casas e industrias; mejorar la calidad del aire absorbiendo contaminantes; reducir el ruido del tráfico y refrescar la temperatura de la ciudad, debido a la demostración de que su sombra reduce de forma efectiva la radiación solar directa que llega a los pavimentos.
“Nosotros no nos hemos quedado en realizar esto en los espacios públicos de la ciudad. Al final, también la idea es involucrar a las familias desde sus hogares. Desde la empresa estructuramos un programa bastante interesante y que se lleva a cabo en los hogares de Barranquilla principalmente y sur oriente y sur occidente, llamado Mi barrio Siembra, que busca generar una seguridad alimentaria a través de huertas en los hogares de los barranquilleros y pues obviamente la idea es a través de estas iniciativas y de estas políticas de ciudad, poder generar algunos efectos en poder retardar toda esta inclemencia y todo esto que nos trae el cambio climático y sin duda poder hacerlo desde los hogares en los barranquilleros”.
La siembra más costosa del país
De acuerdo con el vocero de Siembra Más, se ha alcanzado la cifra de 134.033 árboles sembrados sobre el área urbana de Barranquilla, entre los que se distinguen especies endémicas de la región. No obstante, el presupuesto de este proyecto ha sido cuestionado.
“El modelo de inversión pública adoptado en Barranquilla y mostrado como exitoso en Bogotá, se basa en un endurecimiento de los recaudos catastrales a los sectores medios y altos, más industria y comercio. Como esto no alcanza, se recurre a un endeudamiento público irresponsable que hoy en día compromete las rentas propias hasta el año 2042. No basta con ver la elevada deuda pública que hoy pasa de los $ 3 billones, sino las vigencias futuras”, señaló el doctor en Economía, investigador y docente Jairo Parada.
Numerosas distinciones se ciernen sobre las políticas locales sobre priorizar el sembradío, lo cual resultaría siendo lo más lógico, teniendo en cuenta que 1 billón de pesos fue destinado en lo que se convierte en la siembra más costosa del país.
“En Barranquilla, el capital constructor y el mismo Distrito han mostrado solo interés por la ‘dinámica del concreto’, donde pavimento y desarrollo se han considerado sinónimos. Sin embargo, la buena idea de fortalecer la arborización con recursos públicos, se distorsionó con la creación de la empresa ‘Siembra Más’, empresa de ‘economía mixta’ pero controlada por familiares de la exgobernadora Elsa Noguera, quienes se nutren con una concesión a 20 años con el Distrito de los impuestos locales, sin que haya auditoría de ninguna clase. Los recursos son importantes cada año, decenas de miles de millones, pero el valor por árbol de cada árbol sembrado sale por unos precios exorbitantes”, añadió el docente Jairo Parada.
Sería comprensible que el mantenimiento de los cultivos expuestos a condiciones extremas del clima cálido resulte más costoso; no obstante, el monto destinado para estos efectos sigue siendo importante.
Y en esta lucha constante por la reducción de efectos del cambio climático —de la cual hacemos parte todos los que habitamos el planeta—, en Barranquilla, en la práctica, no se sienten muchos cambios. Caminar en horas en las que el sol alcanza el zénit se convierte en un deporte de alto riesgo.
Por un lado, las cifras de sembradío han sido duramente cuestionadas en el cumplimiento. Inicialmente por los plazos no cumplidos. Posteriormente, por la inexactitud en lo que se refiere a las cifras otorgadas.
En el primer trimestre de este año Hermán Martínez, exdirector del Jardín Botánico de Bogotá, en una entrevista con la W, aseguró que “yo con ellos he venido revisando cifras y se tiene que hasta se han entregado del billón de pesos que aprobó el Concejo mediante acuerdo 005 de 2021 $204.000 millones. Esa plata está para sembrar 250.000 árboles. Se han sembrado 22.850 árboles. Es muy importante que la Contraloría nos ayude en esto a aclarar porque si solamente hay esos árboles, a mí me da la cuenta que cada uno ha salido a ocho millones 900.000 pesos su siembra”.
Mientras la incertidumbre sobre esta financiación continúa, los habitantes de la capital del Atlántico, observamos cómo en algunas pequeñas secciones del norte de la ciudad se inicia un proceso de reverdecer las zonas públicas, mientras que a la mirada de los barrios populares y zonas vulnerables, el verdor prometido llega lentamente en tanto que la temperatura aumenta a toda velocidad en la ciudad.