Jóvenes en la encrucijada urbana: las vidas en el filo de Medellín
Por: Maria Alejandra Londoño Villegas
Según el censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de 2019, esta problemática abarca a 34.901 personas afectadas por este fenómeno.
Entre las diferentes ciudades donde se evidencia fuertemente este fenómeno, Bogotá tiene el mayor número de personas con más de 9.538 habitantes de calle, seguida de Cali, que cuenta con 4.749 personas en esta situación, y Medellín, con alrededor de 3.000 personas sin hogar. Por otro lado, está Barranquilla con 1.795, y Bucaramanga con 1.448, de acuerdo con el boletín poblacional entregado por Minsalud.
El origen de esta problemática radica en una serie de factores como el consumo de sustancias psicoactivas como detonador principal, arrastrando a un 39.4% de personas hacia la vida en la calle; por su lado, los conflictos familiares impactan al 22.4% de los afectados y, por último, las dificultades económicas abarcan un 12%, según los resultados arrojados por el censo.
Lo anterior, traduce un panorama social de esas realidades. Es un hecho que esta problemática debe ser observada y atendida con urgencia.
La realidad de los jóvenes habitantes de calle en Medellín
En Medellín, según los datos oficiales más recientes del 2019, entregados por el DANE, muestran que un total de 2.738 personas viven en situación de calle. En ese panorama, los jóvenes conforman una realidad incierta, ya que no se cuenta con números precisos que los definan.
Ligado a lo anterior, la mayoría de los jóvenes tienen entre 18 y 30 años. Para algunos, cada día es una lucha por la supervivencia, enfrentando condiciones climáticas difíciles y riesgos para la salud. Además, existe una fragilidad en la búsqueda de alimentos, agua potable y atención médica, lo que intensifica su vulnerabilidad.
Los jóvenes habitantes de calle experimentan el estigma y la discriminación social, siendo vistos como “indeseables” o “peligrosos”, lo que dificulta su integración en la sociedad y limita su acceso a oportunidades. Esta exclusión social puede tener efectos devastadores en su salud mental y emocional, perpetuando un ciclo de marginalización, sentencia Natalia Escobar Hurtado, psicóloga de la Universidad de San Buenaventura, con amplia trayectoria en atención a poblaciones vulnerables como habitantes de calle.
En cuanto al género, según revela el censo de habitantes de calle realizado por el DANE, el 85,6% son hombres y el 14,4% mujeres. En ese sentido, son los hombres los más afectados.
¿Qué incide en que una persona viva en situación de calle?
Las personas que hoy en día viven en situación de calle han experimentado diversas vivencias que poco a poco los fueron llevando a las calles, algunas de ellas son: la violencia familiar, el abandono, las drogas que ofrecen un refugio efímero, las presiones económicas y la falta de oportunidades. En este contexto, Luberney Restrepo Garcés, ex habitante de calle y actual director de la Fundación Segunda Oportunidad, que trabaja con habitantes de calle en términos de resocialización, nos confirma algunas de las múltiples causas que influyen en las decisiones de estos jóvenes. Según él: "Hay muchas razones que llevan a los jóvenes a las calles, como el maltrato infantil, el abuso, la falta de amor en el hogar y el consumo de sustancias psicoactivas. Esta última, a menudo, se adquiere cuando uno está en la calle".
Con estas palabras, Restrepo Garcés destaca la complejidad de las situaciones que enfrentan los jóvenes, resaltando la importancia de abordar estas causas para ofrecer una verdadera solución. Asimismo, la psicóloga Escobar Hurtado explica que “existen enfermedades mentales que a menudo pasan desapercibidas o son subestimadas, pero que tienen un peso igual o mayor que las enfermedades físicas. Entre estas enfermedades, la depresión y la ansiedad son especialmente significativas. A veces, las familias no logran identificar estos trastornos como enfermedades, lo que puede llevar a una falta de tratamiento adecuado. Adicionalmente, el consumo de sustancias psicoactivas puede exacerbar aún más estos problemas de salud mental, creando un círculo vicioso que dificulta la recuperación y la reintegración social”.
Acciones y desafíos para la promoción y prevención de esta problemática
En los últimos tiempos, se ha reflejado un crecimiento significativo en los jóvenes que se encuentran en situación de calle en Medellín. Por ejemplo, según información publicada por la Revista Semana, en 2022 se reportó un aumento del 20% en la población joven en esta condición en comparación con 2019.
Según Sandra Milena Sánchez Álvarez, secretaria de la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos, “el tema de la habitancia de calle se debe mirar desde varios aspectos, se debe tratar que los niños, niñas y adolescentes estén en el contexto educativo, porque si no, fácilmente pueden ser atraídos por los riesgos que trae la calle”.
Como respuesta a esto, la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos ha implementado acciones con el objetivo de evitar que más jóvenes lleguen a las calles. Programas como: “Medellín Solidaria”, que brinda acompañamiento familiar a hogares en condición de pobreza extrema; “Escucha Itinerante”, que tienen como finalidad interactuar con la población que está en situación de calle y, desde la Unidad de Niñez y Adolescencia, se cuenta con un frente de promoción y prevención donde se desarrollan actividades en el contexto educativo con el fin de fortalecer los centros de interés de los niños, niñas y adolescentes de la ciudad. Por último, se brinda fortalecimiento a las familias a través de los Centros Integrales de Acompañamiento.
Los anteriores son algunos de los programas ofrecidos desde la institucionalidad. Ahora bien, entendiendo la complejidad del tema y reconociendo la importancia de ampliar la oferta institucional, se han articulado esfuerzos con otras dependencias como la Secretaría de Juventud y el INDER, impulsando proyectos como “Parceros y Parceras” que busca apalancar oportunidades y desde el INDER se realizan actividades de bienestar tales como partidos de fútbol, actividades de fortalecimiento espiritual y espacios de pintura.
“La oferta institucional incluye acciones permanentes para fortalecer la dignidad y el autorreconocimiento de los jóvenes, así como acompañamiento psicosocial y actividades de bienestar, deportivas y culturales”, ilustra la Secretaria.
Para abordar este desafío en 2024, se ha planteado la necesidad de realizar una nueva caracterización que permita obtener datos actualizados sobre la población de habitantes de calle en Medellín. En este sentido, la Secretaría de Inclusión Social, Familia y Derechos Humanos ha presentado una solicitud a nivel nacional para que la ciudad sea considerada en un censo de habitantes de calle. Aunque aún no se ha recibido respuesta a esta solicitud, se reconoce la importancia de contar con esta información para fortalecer las estrategias dirigidas a esta población, comenta la funcionaria.
Por otro lado, fundaciones como Segunda Oportunidad tiene acciones centradas en la prevención y promoción para evitar que niños, niñas y adolescentes lleguen a vivir en situación de calle. “Hemos participado en diversos espacios, como colegios e instituciones, donde realizamos actividades de sensibilización. Una de nuestras estrategias consiste en llevar a cabo obras de teatro que abordan la temática de la vida en la calle, con el objetivo de concientizar sobre esta problemática y sus posibles consecuencias. Estas iniciativas tienen como propósito sensibilizar a la comunidad y fomentar la empatía hacia las personas en situación de calle, al tiempo que buscamos prevenir que más jóvenes se vean en esta situación vulnerable”, explica el director de la fundación.
Por último, es necesario realizar una amplia sensibilización sobre las enfermedades mentales, ya que existe poco conocimiento al respecto. En la actualidad, el consumo de sustancias es considerada una enfermedad para el sistema de salud. A menudo, como sociedad, se muestra una constante indiferencia hacia estos individuos, sin comprender las duras historias que hay detrás, como abuso sexual, desplazamiento urbano o rural, y violencia intrafamiliar. Es necesario fomentar la empatía y comprensión hacia estos jóvenes, recomienda la psicóloga Natalia Escobar.
En conclusión, los jóvenes habitantes de calle siguen escribiendo su historia, una que debe de ser comprendida desde las bases que sostienen esta problemática, siendo además, un recordatorio de la fragilidad y la fortaleza del espíritu humano, y una invitación a mirar más allá del individualismo y tender la mano hacia aquellos que han sido olvidados por la sociedad.
En Chévere Pensar en Voz Alta ampliamos esta reflexión conociendo la historia de Vanesa Valencia. Escúchala a continuación: