“Los pastusos deben ser aniquilados”: Bolívar y el lado oscuro de la Independencia
Durante el siglo XIX, Pasto era una ciudad próspera, con un orden social y económico establecido. Con una ubicación geoestratégica: cerca a Quito, Lima y Popayán. Era una ciudad clave para el poder administrativo y clerical del Virreinato de Nueva Granada.
Tras la invasión española y la aniquilación de gran parte de la población indígena, la invalidación sus valores culturales y el sometimiento de los primeros siglos, los pobladores de Pasto se habían rendido ante el sistema español y vivían de acuerdo al régimen.
A decir verdad, los pastusos de la época no vivían mal, eran leales y no tenían razones para sumarse a la campaña de Simón Bolívar, pero a medida que la independencia de América Latina se extendía por el continente, el fervor revolucionario también llegó a esta región.
A diferencia de otras ciudades colombianas, los pastusos nunca vieron con entusiasmo la causa independentista y, durante más de una década, resistieron enérgicamente a los ejércitos patriotas, sin embargo, el desenlace fue desafortunado.
A propósito del 20 de julio, junto a Jaime Ernesto paz Feliciano, docente de la UNAD y creador de Canal Patrimonio, recorreremos el lado oscuro de la independencia, relatando el pasado desde otra orilla, desde un lugar en el que Pasto reclama una reivindicación en la historia oficial, para darle lugar a una narrativa que no se cuenta abiertamente y sobre la que aún se desconoce, impidiendo ver hacia el pasado de manera critica.
La reticencia de Pasto ante la conveniente Independencia
Para 1810, año del histórico grito de independencia en Santa Fe de Bogotá, la economía de Pasto dependía en gran medida del comercio con España y con otras áreas del Imperio instaladas en el continente.
Los pastusos tenían fuertes lazos culturales y religioso forjados desde la colonia, por ello la Iglesia católica tenía un papel central en la vida de la comunidad y muchos veían a España como la defensora de la fe católica, defendían al Rey tanto como a su Dios. Eran sumamente conservadores y miraban con recelo las ideas de la ilustración.
Aunque había exigencias por parte de España, la Corona permitía ciertas libertades económicas, sociales y culturales que los pastusos, en su mayoría indígenas, habían protegido e intentaban mantener, como su relación con el territorio, las festividades propias y las propiedades colectivas.
A su vez, los indígenas veían en el Rey y sus leyes una protección a sus intereses ante los abusos que, criollos y terratenientes españoles, ejercían sobre ellos. Se sentían más tranquilos con los reyes en el poder que con los criollos, simpatizantes de la república, dando órdenes.
La independencia generaba temores sobre la afectación negativa a la prosperidad económica, planteaba incertidumbres sobre el futuro de la religión y las instituciones eclesiásticas en la región e instalaba la sospecha sobre los verdaderos herederos del poder. Los pastusos se preguntaban: Independencia ¿para quién?
Uno de los historiadores más representativos en la historia local es el investigador Gerardo León Guerrero Vinueza, quien, como lo señala nuestro invitado, abordó en sus estudios las ideas libertarias propuestas por Bolívar: “muchos de los lineamientos iban a favor de acabar los impuestos como la Real Alcabala, los impuestos a la quina, al tabaco, a licor. Ese era uno de los ideales que se pretendía dentro de ese proceso, pero dentro las de las respuestas que buscaba la gente de Pasto, vieron que ese tipo de impuestos iban a ser cobrados a lo largo de la historia” .
“Constituida la República seguimos pagando muchos impuestos que son muy controversiales y que han generado bastantes levantamientos populares en Colombia”, enfatiza Paz.
“Los pastusos deben ser aniquilados”: Simón Bolívar
El objetivo de Bolívar era muy claro: necesitaba unificar los territorios, bajo su liderazgo y a como dé lugar.
Y así lo hizo, con un enfoque centralista y una estrategia autoritaria, emprendió una guerra contra todo aquel que estuviese en su contra. Porque, claro, lo importante era la independencia y había que lograrla cueste lo que cueste.
Múltiples batallas contra Pasto se libraron tras el grito de independencia, en varios de estos encuentros bélicos los realistas ganaron, ya que la compleja ubicación de la ciudad en el Nudo de los Pastos y en medio de la Cordillera de los Andes le permitió sentenciar a las tropas patriotas, quienes perdieron en varias oportunidades como en 1814, en la batalla del Ejido, en la que Antonio Nariño emprende una campaña y es capturado en el intento.
Un personaje icónico en la historia de la ciudad cobra relevancia aquí, se trata de Agustín Agualongo, quien se convirtió en la pesadilla de los patriotas. Su papel como caudillo y militar fue fundamental.
Creditos: Se lo explico con plastilina
Debido a su accionar se ganó el respeto y el reconocimiento de indígenas, mestizos y afros que se sumaron a las filas realistas, además del apoyo de los pastusos y las pastusas no militantes, quienes estuvieron en los campos de batalla junto a los ejercitos realistas.
Esta resistencia determinó el enojo de Bolívar y dio origen al profundo odio que sintió hacia los pastusos, a quienes catalogo como “malditos” y “malvados” en varias de las cartas que escribió a sus generales, originando una mala fama que se mantuvo por muchos años, a la que se adhirió, más adelante, el estigma de “brutos” debido a la histórica subversión.
“Bolívar, con su aire libertario, no entendía como una región así tan pequeña logrará generar tanta resistencia. Al punto de llamarnos, también, Espartanos o Cartagineses, porque fue una resistencia muy férrea”, agrega Jaime al respecto de esta estimgatización.
La promesa de la libertad era la bandera, aunque la historia nos enseñó que era una falacia para todo aquel que no perteneciera a la elite criolla del momento. Pero Bolívar necesitaba gobernar en Pasto, aunque fuese necesario lograrlo a sangre y fuego.
La visión y las acciones del prócer de la nación colombiana lo convirtieron en un personaje antagónico en la historia de Pasto
La guerra violenta se acrecentó, la intención de conquistar Pasto era tan relevante como aniquilar a los pastusos. Como resultado de esta obsesión se enfrentaron los ejércitos realistas y republicanos en varias batallas, en las resultaron triunfantes esto últimos.
“Los intentos de Bolívar por ingresar a la ciudad nunca fueron de carácter diplomático, sino que fueron violentas. Caso concreto: la batalla de Bombona celebrada en abril de 1822” menciona el académico, para marcar el inició de lo que sería el camino hacia la conquista de Pasto.
Finalmente, un suceso que hace parte de la memoria histórica de la ciudad, imborrable en la memoria de los pastusos y trascendental en su identidad, le daría a Bolívar el triunfo final: la Navidad Negra de 1822.
Este es, quizas, el único episodio de tal violencia en la consolidación de la Nueva Granada, un suceso escalofriante que lejos de ser olvidado, se ha reforzado en la memoria colectiva de los pastusos con el paso de los años.
La crueldad y la sangre fría del Libertador
En junio de 1822, Bolívar firmó las capitulaciones necesarias para lograr la pacificación de las provincias del sur y su integración a la República de Colombia, tras su triunfo en la batalla de Bombona.
Al respecto, Jaime enfatiza en que: “la historia oficial lo hace ver a él como ganador, pero todos sabemos en San Juan de Pasto que pierde y que se generó de alguna forma un trato de conveniencia con la clase alta local, para evitar que fueran despojados de sus tierras, esto determino que el único ingreso de Bolívar a la ciudad fuera supremamente controversial”.
Pese a las capitulaciones, la intención de sublevarse se mantuvo y Agualongo, junto un coronel español, emprenderían una nueva insurrección. Para darle fin a este levantamiento Bolívar envío a Antonio José de Sucre y a sus tropas mas sanguinarias a conseguir la victoria militar en Pasto a vísperas de la navidad de 1822, a la luz del presente esto es visto como una consecuencia de la rebeldía pastusa.
Ese año no hubo noche buena. El 23 y 24 de diciembre de 1822, decenas de hombres liderados por Sucre y ordenados por Bolívar invadieron la ciudad. Durante dos días saquearon, violaron, profanaron y aniquilaron sin piedad. En la serie de televisión histórica José María Obando (1979) de Revivamos nuestra historia, una apuesta de Señal Memoria, dramatizaron este trágico suceso:
Con una sed venganza implacable, arremetieron contra mujeres, niños, ancianos, templos y lugares sagrados. No hubo compasión y ninguna tropa pudo contra el ataque.
No hay certeza de cuantas personas fueron asesinadas, hay quienes hablan de 500 pastusos, otras fuentes hablan hasta de 1.000 personas, nunca sabremos en realidad la realidad de tal masacre. Por su parte, quienes quedaron vivos fueron exiliados, reclutados o confinados como prisioneros.
Fieles al realismo mágico inherente a las historias de nuestro país, una de las calles de la ciudad se tiñó de rojo debido al rio de sangre que, según los relatos, bajaba como un caudal por la cuesta empinada de la calle 23. Una escena impactante que le dio el nombre a esta icónica “Calle del Colorado”.
Pasto, una ciudad aniquilada
Después de conquistar Pasto, Bolívar impuso un gobierno militar en la ciudad y no tomó en cuenta las particularidades y deseos de los pastusos. Esta imposición generó rechazo y dificultó la adhesión de la región a la causa independentista.
“El único sujeto trágico que tuvo la historia fue el pueblo” señala Jaime, quien manifiesta el rechazo de los pastusos a los símbolos patrios implantados en la ciudad y en el nombre mismo del departamento.
“Logramos, en fin, destruir a los pastusos. No sé si me equivoco como me he equivocado otras veces con esos malditos hombres, pero me parece que por ahora no levantarán más su cabeza los muertos”, fueron las palabras de Simón Bolívar en una carta enviada el 21 de julio de 1823 al general Santander.
“También tenemos historiadores que fueron censurados, precisamente por la Academia de Historia Colombiana, como fue José Rafael Zañudo que muestra otra cara de Bolívar”, agrega nuestro invitado sobre las consecuencias de la insurrección pastusa.
A propósito de autores, el docente recomienda el libro “Bolívar Genocida o Genio Bipolar” del escritor Isidoro Medina, en el: “Connota que esa visión de héroe, que también critica Nietzsche, -Bolívar- también es un humano, con problemas psicológicos, con aires de superioridad, que se encontró un pueblo en los Andes que diezmó muchas fuerzas que él intento mover desde Venezuela” cierra nuestro invitado.
Para los pastusos, tomar la decisión de ser leales a España y a sus intereses particulares le acarreo varias consecuencias que hasta la actualidad se evidencian: el aislamiento político y económico, el equivoco imaginario que cuestiona la inteligencia de los pastusos y la discriminación cultural y social que aun persiste.
Con el pasado de Pasto sobre la mesa vale la pena cuestionar la historia que hemos memorizado de manera mecánica, preguntarnos si el legado de Bolívar fue unánimemente aceptado, si la libertad prometida fue para todos o solo para algunos, y sí su papel como Libertador debería ser debatido y controvertido cuando la oscura faceta de la independencia sale a la luz.
Intervención artística sobre la Calle del Colorado en 2010, créditos: Psicoamnesia