Rapeando por un mundo mejor: Así fue la marcha del hip hop
“El canto de todos que es mi propio canto”
Violeta Parra.
“La gente no se mata, la gente se respeta”, rima Solitario Soldado desde la cama baja de un camión parqueado frente al Portal de las Américas, rebautizado como el “Portal de La Resistencia”. Son pasadas las diez de la mañana y cientos de personas llegan a este punto, que se ha convertido en uno de los más simbólicos en Bogotá desde el inicio del paro nacional, para una nueva jornada de manifestaciones.
Pero la movilización del 28 de mayo es especial porque se cumple un mes desde el inicio del Paro Nacional en Colombia, el cual ha unido a una parte de la ciudadanía en torno a una voz de protesta que exige un cambio profundo en el país. Lamentablemente, a lo largo de este mes de manifestaciones se han registrado varios hechos de violencia preocupantes. Civiles armados que abren fuego contra las marchas, incendios, saqueos y múltiples violaciones a los derechos humanos por parte de la fuerza pública se han denunciado desde el 28 de abril en todo el territorio nacional.
Según datos de las organizaciones no gubernamentales, Idepaz y Temblores se han registrado 61 asesinatos en este mes de paro, de los cuales se confirmaron que 43 ocurrieron en el marco de las protestas y 18 todavía no han sido verificados. Por su parte Human Rights Watch, también reporta 61 casos de los cuales 24 han sido confirmados y 37 están por ser verificados. Sin embargo, la Fiscalía solo registra 47 casos.
Existe una preocupación general por el hecho de que las cifras de violencias no cuadren, lo cual hace que el descontento siga creciendo al punto en que, según la más reciente encuesta de Invamer, la desaprobación del presidente Iván Duque es del 76%.
Por eso, durante esta jornada, artistas, gestores, productores y fanáticos del hip hop bogotano se reunieron para organizar una toma cultural motivada por “el amor a Colombia”. Ali A.K.A Mind, Diana Avella, Realidad Mental, Nicolai Fella, Spektra de la Rima, Reincidentes BTA, Selene, Todo Copas, fueron algunos de los más de 20 artistas que se presentaron en el camión que hizo un recorrido desde el portal hasta el barrio Galán.
A las nueve de la mañana la música empezó a sonar y poco a poco el portal comenzó a llenarse. Sin duda, históricamente, el hip hop colombiano ha sido el movimiento cultural que mejor retrata la vida en las calles del país. Desde los barrios más complejos de las ciudades, hasta los puntos más olvidados de la ruralidad, podemos encontrar voces que a punta de rimas y beats narran lo duro que es la vida en Colombia e invitan a construir una nueva y mejor realidad.
Violencia, abandono, estigmatización, falta de oportunidades son el día a día de la mayoría de los jóvenes que bajo el sol de la mañana bogotana empezaban a cantar, lanzar arengas y mover sus brazos al compás de la música que cubría el portal. Desde el camión, Juan Pablo Barragán hacía un llamado al amor y el respeto, porque el énfasis de esta toma cultural no era armar una fiesta, sino un ejercicio de resistencia. A lo largo de todo el paro músicos, bailarines, titiriteros y todo tipo de artistas han llevado sus obras a las calles para de alguna forma condensar todas las voces de protesta en expresiones creativas que han servido para amplificar el mensaje de los manifestantes.
Solidaridad, unión, cuidado, organización, empatía y respeto son las palabras que más resonaban en este punto de la capital, en el que a esa hora de la mañana se respiraba mucha calma. A lo largo de todo el portal distintos parches se tomaban el espacio para hacer carteles, performance, incluso un grupo de teatro recorría el lugar vestido de blanco y salpicado de pintura roja, cargando una enorme bandera de Colombia mientras hacía arengas, proclamas y cantos.
En un rincón, varios miembros de la primera línea acomodában cuatro ollas comunitarias. Mientras pelaba unas papas, uno de ellos dijo: “Lo único que pedimos es que nos tomen en cuenta”. Este hombre de 30 años que es técnico en telecomunicaciones fue despedido apenas empezó la crisis sanitaria causada por el COVID-19 y afirma que lo que lo llama todas las noches enfrentar a la fuerza pública, es un pedido por salud, educación y vivienda digna.
También afirma que la primera línea no forma parte de los saqueos ni los apoya, “estamos para proteger a la gente” dice con firmeza y cuenta que se sienten agradecidos con las personas que les dan una mano con donaciones de comida e insumos porque asegura que ninguna entidad los apoya ni los escucha.
Antes de que este hombre volviera a preparar el sancocho del que saldrán entre 100 y 150 platos, repite con énfasis que necesitan ser escuchados porque cada día las cosas se ponen más peligrosas, de hecho uno de sus compañeros tiene una enorme herida en la cabeza que no ha sido tratada, y le preocupa que ni el gobierno local, ni el nacional, ni el comité del paro los tenga presentes.
Muchas de las personas reunidas alrededor del camión no sienten esa representación. No sienten que exista un plan que los tome en cuenta y temen convertirse en una cifra más del interminable espiral de violencia que ha asfixiado a este país desde hace tantas décadas. Por eso el mensaje de esta jornada es de paz y cultura.
Luís Ángel Salazar, de Todo Copas, dice que gracias al hip hop “muchos jóvenes han podido darse cuenta de la realidad del país”, y esto ha generado que el público empiece a construir un pensamiento crítico respecto a lo político y a lo personal. Lo cual está logrando que los fanáticos del rap, y de en general todas las expresiones culturales, sean más conscientes acerca de la situación del país y por ende pueden hacer acciones que cambien esta realidad.
El camión arrancó a eso de las 11 de la mañana y con este miles de personas empezaron a marchar por las calles de la localidad de Kennedy, en las que se veían las huellas de los enfrentamientos. Piedras, marcas de fuego y el rezago del gas lacrimógeno que seguía en el aire fueron cubiertos por cuerpos que saltaban, bailaban y cantaban. Mientras la marcha avanzaba, los vecinos del sector, que también han sentido el terror del gas y las aturdidoras durante días, se asomaban a sus ventanas con cacerolas y banderas para saludar a los marchantes.
Poco a poco el paisaje residencial y los edificios fueron reemplazados por enormes puertas de metal y talleres llenos de camiones que pitaban en señal de apoyo a la movilización. Entre la gente caminaban familias cuyos hijos e hijas llevan escudos de papel y cartón que dicen “niños de las primera línea”. Hay personas de la tercera edad que gritan “por la libertad juventud”, parches de ciclistas y de motos que avanzan lentamente por las calles.
En el camino se podían encontrar grupos de personas que se tomaron el espacio público para manifestarse y de a poco unirse a esa enorme marea rapera.
Mientras este escenario móvil avanzaba lentamente escoltado por dos carros que recibían y entregaban donaciones y por algunas de las madres de la primera línea que ayudaron en las logistica y seguridad; en la calle 3 con 50, la glorieta del Galán, decenas de personas se congregaban para esperar la llegada de la caravana.
Al igual que en otros puntos de Bogotá como Las Aguas, Banderas y Los Héroes, este es un espacio tomado de encuentro y expresión. En la mitad hay una carpa blanca desde la que varios artistas cantan y lanzan mensajes que invitan a la búsqueda de un mejor futuro.
Realidad Mental opina que “en momentos como este, la música se convierte en un espacio de diálogo con el alma y el ser de las personas”. Una de las cosas más valiosas de estas tomas culturales es el encuentro y la posibilidad de, a través de los beats, compartir con los demás. Muchas personas llegaron al “Portal de la Resistencia” y a la glorieta del Galán por primera vez en sus vidas. Este tipo de acciones conecta a las personas, las invita conversar, compartir y unir la voz en un solo grito sin importar las diferencias porque el deseo de construir un mundo nuevo es más fuerte.
A eso de las cinco de la tarde, la cama baja finalmente llegó al Galán y fue recibida con aplausos y gritos de apoyo. Pero por algunos minutos reinó el caos ya que había tanta gente que era difícil mover el camión. Desde el escenario se le pedía constantemente a las personas que abrieran espacio o el cierre de la jornada no se iba a poder realizar. Luego de algunos momentos tensos, el escenario logró acomodarse gracias a la solidaridad de la gente que empezó a organizarse de modo que el camión pudiera pasar y el día acabó con música bajo la lluvia.
A pesar de la calma y alegría con la que se vivió esta y todas las demás tomas culturales que se hicieron en Bogotá, en otros puntos del país, el demonio de la violencia golpeó con fuerza. En Cali se reportaron diez muertos y al final del día la ciudad fue militarizada.
Por eso lo más importante de esta caravana es el mensaje de paz que llevó en las gargantas de cada uno de sus asistentes. Una paz que durante demasiado tiempo ha sido esquiva y hoy se pide desde las calles del país. Educación, vivienda, salud son elementos básicos para tener una vida digna, un país equitativo y un futuro para los millones de jóvenes que hoy no ven muchas posibilidades en el horizonte, pero que no se rinden y se niegan a resignarse y apagar la luz que brilla al final del túnel.
Con este acto, el hip hop colombiano hace una invitación a la reflexión. Con sus rimas estas raperas y raperos hacen un llamado a la gente para que se una, para que medite acerca de las cosas que hay que cambiar, pero no solo desde el gobierno, sino desde lo individual y lo comunitario. El mensaje de este día es que la única forma de empezar a construir un mejor planeta es uniendo todas las manos y las voces.