Los tambores al ritmo de la paz
Tambor alegre, tambora, llamador, son algunos de los elementos que nutren la percusión tradicional de la región Caribe colombiana y con ellos hemos podido escuchar maravillosas creaciones rítmicas como el bullerengue, el fandango, el porro y la cumbia.
Diversas historias sobre su procedencia involucran a los esclavos africanos que venían de la región occidental y central de África, otros aseguran que las etnias nativas ya poseían sus propios elementos percutivos. Lo cierto es que después de los procesos de hibridación cultural, el tambor sufrió diferentes cambios y transformaciones hasta que finalmente llegó a ser el representante de la historia de los pueblos del Caribe, territorio donde la palabra, la tradición oral y el tambor, son parte fundamental del acervo cultural.
Arecio Castellano es uno de esos personajes de la región Caribe, cuyo oficio ha variado con el tiempo. Es economista de profesión y músico formado, después de reconocer en la labor social su verdadero propósito para la vida. Comenzó su carrera en la música, desde lo más profundo de los barrios vulnerables de Barranquilla.
“Los niños y jóvenes llegaban de ambos lados de las bandas barriales. Los papás me llevaban a sus hijos y me decían que mientras estaban en las clases de tambores no existía ningún bando, de hecho, yo me metía en las zonas más peligrosas de la ciudad y nunca me pasaba nada, porque cuando estamos en clase de música el barrio se convierte en un territorio de paz, ahora ya me reconocen…”, así describe Arecio el inicio de su carrera a lo largo de los barrios marginados en la capital del Atlántico.
Arecio es el director artístico de la fundación Tambores por la paz y su labor se ha visto reflejada en la formación de niños y jóvenes de barrios vulnerables de Barranquilla.
Tambores por la paz, tiene como objetivo llegar a los niños y a los jóvenes de algunos sectores vulnerables y de escasos recursos, a través de la música, para ofrecerles nuevas posibilidades de formación y a su vez entregarles ese legado de nuestras tradiciones a las nuevas generaciones para que toda la riqueza de nuestro folclor continúe viva y tenga quien la represente.
Hasta la fecha, la fundación ha podido capacitar a más de 1.200 jóvenes, logrando una presencia activa, divulgando su labor y ofreciendo el conocimiento de nuestra música del Caribe en 22 barrios de la ciudad a niños y jóvenes entre los 8 y los 18 años.
Muchos de los niños que han pasado por esta escuela de formación popular, son hoy estudiantes que se encuentran becados en las mejores universidades de la ciudad y la región.
Esta organización nació tras un período de desvinculación laboral en una institución de la ciudad para la cual venía trabajando como economista. Fue en aquel momento, en que siguiendo el llamado de un conocido del club rotario de Barranquilla, recordó el repique de tambor que había aprendido desde su infancia y comenzó a enseñar en un proceso que marcaría el rumbo de su relacionamiento con las comunidades.
A partir de allí, continuó con su propia formación en la música, mientras continuaba enseñando a los niños en los barrios, convirtiéndose en un divulgador de las músicas tradicionales de la región Caribe, desde la enseñanza de la percusión.
Con el tiempo, entidades como la Fundación Cultural Nueva Música, organizadora del Barranquijazz festival, lo han convocado para continuar su proceso de formación en distintas localidades de la ciudad.
“Con estas actividades se pretende incentivar a los niños y jóvenes del área metropolitana de Barranquilla y los municipios que la integran, a ver el arte y la música como una opción de vida y de divertimento, se impulsa al acercamiento a la música de nuestra región Caribe y del mundo y se les ofrece un espacio pedagógico de apreciación musical” manifestó Samuel Minski, director del Barranquijazz festival, que a través de conciertos y talleres con profesores invitados, entre los que figura Arecio, pretenden llegar a todos los públicos de la ciudad y el departamento.
Con más de 20 años de trayectoria en la enseñanza de tambores tradicionales, Arecio busca continuar en su tarea de capacitar de manera integral a un mayor número de niños y jóvenes que se beneficiarán con talleres de percusión, propiciando la sana convivencia en zonas vulnerables del área metropolitana de Barranquilla y los municipios que la integran, con el propósito de salvaguardar los aires musicales del Caribe colombiano y conseguir una apropiación de nuestra identidad cultural a través de la utilización de los ritmos aprendidos en los ensambles u obras musicales.