Gojira y la transformación del metal
Ondres es un pequeño pueblo del país vasco francés que es bello y apacible. Poco más de cinco mil personas viven en este lugar cercano a la playa, que es conocido por tener buenas olas para surfear y buenas montañas para explorar. Es un acogedor lugar de calma donde en el garaje de la casa de un pintor, nació una de las bandas más aclamadas de la historia contemporánea del metal.
Hijos de la maestra de yoga y migrante estadounidense, Patricia Rosa y del gruñón pintor vasco, Dominique Duplantier, Joe y Mario Duplantier crecieron un poco alejados del mundo en su apacible villa francesa, pero con la intriga de saber qué más había por fuera de las fronteras de su pueblo. Por suerte, mientras eran adolescentes a su vida llegó un cómplice que los llevaría por una senda con la que han lanzado siete álbumes de estudio, han dado giras por todo el planeta y se han ganado la admiración de miles de personas, un cómplice llamado metal.
Cuando eran unos adolescentes, estos hermanos quedaron fascinados por la fuerza y crudeza del death metal. Death, Morid Angel, Cannibal Corpse, los iniciaron en un género que los cautivó porque con mucha furia habla de la muerte, la sangre y la oscuridad.
Joe, el mayor, era un joven introvertido, silencioso y pensativo, lo molestaban en el colegio y siempre estaba fantaseando con salir del pueblo. Mario en cambio era más amiguero, deportista y centrado en el mundo. Esta combinación empezó a transformarse en un pulso creativo que comenzó por iniciativa de Joe, quien cuando tenía 19 convenció a su hermano de 14 de que montaran una banda llamada Godzilla.
En su tiempo libre creaban ritmos pesados y soñaban con ir a Tampa, Florida, que siempre ha sido una ciudad referente del death metal. Pero la banda estaba incompleta, por eso reclutaron a otro de los pocos metaleros del pueblo, el guitarrista apasionado por Metallica Christian Andreu, quien llevaría a la banda a su amigo el bajista Alexandre Cornillon, luego reemplazado por Jean-Michel Labadie.
Así llegaron los primeros demos de Godzilla: Victim (1996), Possessed (1997), Saturate (1999) y Wisdom Comes (2000). Junto a esto comenzó un camino duro porque ningún sello estaba interesado en firmar a un grupo francés que lleva el nombre de un monstruo japonés que forma parte del imaginario de la cultura pop. Además el sonido de la banda no les convencía, si bien había mucha influencia del death, también habían muchas cosas distintas, arriesgadas que no gustaban del todo.
Igual el grupo siguió terco con su propuesta, no se podían pasar la vida en su villa y al clásico estilo DIY y pidiendo prestado a sus padres, lograron grabar su primer LP Terra Incognita (2001), el cual se lanzó bajo el nombre de Gojira, que adoptaron para evitar líos legales, cuyo significado es también es Godzilla pero escrito de forma rōmaji, que es el alfabeto japonés que se usa en occidente.
Al igual que a la bestia radiactiva que evocaban, este trabajo empezó a demoler los paradigmas rockeros. Desde el comienzo Gojira empezó a anunciar un sonido nuevo, tal vez raro al principio pero que tiene un profundo estudio del metal y sus formas y que rompía muchos de los moldes y las reglas metaleras.
Si bien hay mucho death metal muy pesado, gutural y técnico hay unos arreglos que dislocan el género, que se van hacia lo progresivo y lo melódico de formas tan disruptoras que a veces se siente como un metal distinto, como un sonido muy calmado, incluso ameno, medio cercano al nu metal pero que no deja la fuerza del metal más extremo. Esto significó una nueva mirada a la música extrema, que trajo una propuesta refrescante y emocionante tan poderosa que medios icónicos como Metal Hammer, hoy la califiquen como la banda más grande del metal contemporáneo.
Luego vino The Link (2003) donde perfeccionaron más su propuesta, la cual se nota más pulida y donde sobresale la calidad como baterista de Mario. Pero fue con From Mars to Sirius (2005) que Gojira se consagró, este disco los llevó a tener fama en todo el ecosistema metalero, este álbum fue muy aclamado por la crítica especializada y demostró toda la fuerza que esta banda tenía para ofrecer.
The Way of All Flesh (2008) y L'Enfant Sauvage (2012) los llevaron a nuevos rumbos, primero firmar con el sello Roadrunner y luego abrir su propio estudio en Nueva York bautizado Silver Cord, donde crearon su gran obra maestra, Magma (2016).
Para 2016 Gojira ya era una banda grande, un grupo que todo el mundo quería ver en vivo y con una reputación muy consolidada. Pero este disco demostró que estos cuatro artistas no estaban dispuestos a conformarse con lo que habían logrado, siempre se puede llevar las cosas más allá y esta producción lo demostró.
Pero aparte de ser uno de los mejores discos de rock que se han grabado en los últimos 20 años, Magma fue importante para los hermanos Duplantier porque marcó un duelo. Esta producción coincidió con la muerte de su madre, quien fue un motor creativo durante toda su vida. El dolor de perderla se conjugó en estas 10 canciones que son una obra de arte oscura, íntima y hermosa. Una elegía metalera llena de amor.
Pero a parte de la música, Gojira tiene un compromiso político muy marcado con la defensa del medio ambiente. Muchas de sus letras hablan de la destrucción del planeta, hacen analogías de mundos desiertos y destruídos por la codicia del ser humano, y esto lo hicieron la base temática de su más reciente álbum Fortitude (2021).
Con este trabajo no solo buscaron dar un mensaje sino que recolectaron fondos para apoyar a los pueblos indígenas de la selva Amazónica de Brasil, que son la primera línea en la defensa de este ecosistema vital para la vida, que está en riesgo por la ganadería extensiva, la minería y la explotación petrolera.
Gojira es una banda que tiene algo para todo el mundo. Brutalidad, virtuosismo, introspección, furia, meditación, dolor, amor. Es un grupo que definitivamente logró transformar al metal, sacarlo de la monotonía y darle un aire nuevo, pero que no cae del todo en lo comercial. El sonido de Gojira no intenta vender ni satisfacer a nadie, es honesto consigo mismo y con su propuesta.
Es un sonido libre, como los anhelos de los hermanos Duplantier cuando estaban en su pequeño pueblo vasco al sur de Francia. Gojira sorprende y cautiva con cada escucha y su influencia ha sido tan grande que varias generaciones metaleras han quedado hipnotizadas con su propuesta la cual sin duda ha influenciado a otros grupos como Jinjer.
Pero lo más interesante es que esta banda nunca ha necesitado ser pretenciosa para ser grande. No son saturados ni proponen una producción exagerada; si bien son muy virtuosos no se sobrepasan ni se vuelven aburridos; no necesitan máscaras, ni disfraces; simplemente son honestos, arriesgados y desafiantes. Evocan la esencia misma del rock, crear para cambiar al mundo, componer para romper las reglas y hacer música para incendiar las mentes y los corazones.