Gastronomía gazatí en el Caribe: un acto de resistencia
Si has visitado Barranquilla, Cartagena, Santa Marta, Montería, Lorica, Riohacha, Puerto Colombia o Maicao, seguramente habrás probado alguna de las recetas de la gastronomía árabe, asimiladas en el Caribe como parte de la cultura propia.
Quizás porque la migración árabe ha sido un proceso continuo desde 1880 hasta la actualidad, cuya integración a la comunidad del Caribe colombiano ha sido tal que ingredientes o platos característicos de los 22 países árabes, siendo los libaneses, palestinos y sirios los de mayor población, se han incorporado dentro de las cocinas costeñas como si de platillos propios se tratase.
El Caribe y la diáspora árabe
Los primeros árabes llegaron a Colombia en la década de 1880. La mayoría de los migrantes eran sirios, libaneses o palestinos, de religión cristiana. Sin embargo, con el tiempo también se han contado migraciones de jordanos y egipcios. Para entonces, la mayor parte de la población que llegaba al territorio nacional eran hombres jóvenes que viajaban solteros y sin familia, aspecto que con los años cambiaba notoriamente, dando lugar a la conformación de familias árabes en el territorio nacional.
La mayor parte de esta población trabajadora se estableció en la región Caribe debido a factores geográficos y las facilidades en el transporte. “A principios del siglo XX, no hay muy buenas carreteras en Colombia y el modo predilecto para transportarse era a través de los ríos y por supuesto se ingresaba a Colombia a través del mar. Muchos de ellos, al llegar a Puerto Colombia o a Cartagena, seguían el cauce de los ríos y se establecían en pueblos en las riberas de los ríos, muy pocos se adentran hacia el interior del país. Quienes llegan al país después de los cincuenta, que llegan por vía aérea comienzan a establecerse en la capital del país o en sectores fronterizos por el comercio con los países vecinos” comenta la educadora e investigadora de origen palestino Odette Yidi, también directora del Instituto de Cultura Árabe de Colombia.
Uno de los ejemplos más notorios de las grandes migraciones árabes en el Caribe es la integración ribereña. Los costeños de la subregión cordobesa, con el eterno "mamagallismo" y la complicidad del escritor David Sánchez Juliao, llamaron a Santa Cruz de Lorica: “Lorica Saudita”. En esta población la simbiosis entre la cultura costeña y la del medio oriente se aprecian en rasgos tan evidentes como la arquitectura y la gastronomía.
Barranquilla, por su parte, una ciudad relativamente joven en comparación con sus vecinas Santa Marta y Cartagena, se ha constituido con grandes migraciones de todo el mundo por su cercanía con el extinto puerto marítimo de Puerto Colombia. Una de las más representativas es la cultura árabe.
Al respecto el investigador y escritor Anuar Saad, narraba anecdóticamente la experiencia de un amigo español suyo en la que “después de quince días de recorrer Barranquilla y la mayoría de sus restaurantes, se le acercó sigiloso y como quien se dispone a filtrar un oscuro secreto de Estado, dijo en tono quedo: si no estuviera tan seguro de que esto es Barranquilla, pensaría que estoy en el Líbano. Bien por la cantidad de apellidos árabes que proliferan en esta zona o por el descubrimiento gastronómico del medio oriente”.
Otros sabores ya se encuentran tan arraigados a la región Caribe que muchos las atribuyen como propias. El kibbe, por ejemplo, es una de las preparaciones tradicionales de las regiones palestinas y libanesas, cuya cocción en la costa se ha instalado propiciando creaciones similares con ingredientes propios y con formas similares como la carimañola, que aunque se le ha atribuido un origen francés que data del siglo XVIII, algunos expertos que han hecho énfasis en la evolución de la cocina costeña, aseguran que el kibbe podría ser el “padre” de esta deliciosa fritura caribeña.
Sabores gazatíes, de la tradición a la resistencia
“Para personas migrantes, el consumir la comida de su hogar puede ser con la intención de mantener una conexión con su tierra y con su comunidad” indican Gwen Chapman y Brenda Beagan en su libro Comida, cultura y sociedad: Un diario internacional de investigación multidisciplinaria.
La comida tradicional es una amalgama de sentimientos de nostalgia y de júbilo. Estos sentimientos se intensifican al vivir fuera del país de origen. Más aún, si las razones del exilio están basadas en los conflictos y en situaciones fuera de control.
“Desde hace mucho tiempo, el gobierno israelí ha sometido a la población de la franja de Gaza a muchísimas injusticias. Desde el 2007 tiene un bloqueo ilegal marítimo, terrestre y aéreo. Después del 7 de octubre, por supuesto, estamos viendo una campaña genocida contra la población palestina de Gaza. El hecho de que Israel limite el ingreso de comida y de medicinas a la franja de Gaza es congruente con su política de exterminio contra la población palestina de Gaza y, en general, con toda la población palestina, enmarcado en su proyecto de limpieza étnica y colonial contra el pueblo palestino. Como sabemos, varios reportes hoy han asegurado que la población de Gaza está enfrentada a un hambre una extrema y esto, por supuesto, debilita las posibilidades de recuperación de los heridos por los bombardeos, la salud de los niños nacidos durante el genocidio”, agrega Odette Yidi.
Al respecto, en un comunicado de enero del presente año, ocho relatores de la ONU acusaron a Israel de "destruir el sistema de alimentos de Gaza y usar la comida como un arma contra la población palestina. El gobierno de Israel está destruyendo y bloqueando el acceso a las tierras de cultivo y al mar". Informes recientes alegan que desde que comenzó la ofensiva terrestre del ejército israelí el 27 de octubre, aproximadamente el 22% de las tierras agrícolas, incluidos huertos, invernaderos y tierras de cultivo en el norte de Gaza, han sido arrasadas por las fuerzas israelíes. Según se informa, Israel ha destruido aproximadamente el 70% de la flota pesquera de Gaza.
En este contexto, siendo la gastronomía un reflejo de la cultura de los pueblos, para el caso de los palestinos desplazados de sus tierras constituye un símbolo de resistencia. Ellos siguen cocinando sus platos para conseguir que su legado no se borre de la tierra.
Y precisamente, en ese diálogo coexistente entre las culturas que permite que las personas migrantes puedan mantener sus identidades y tradiciones vivas, en el que llegamos a la historia de Mohammed y su familia.
En esta edición de Chévere pensar en voz alta, nos acercamos al hogar de los Said Almassri, quienes llegaron a Barranquilla hace 8 meses provenientes de la Franja de Gaza, como consecuencia del conflicto en su territorio. Pese a las barreras del idioma, a través de su emprendimiento gastronómico Gazawi, llevan la dulzura de su hogar a todos los rincones de Barranquilla.