"Dieta de las princesas de Disney", el peligroso régimen alimenticio que es tendencia en redes
“Cada día eres una princesa distinta, disfruta de ser como ellas, y siéntete igual que ellas”, es la introducción a lo que ahora se conoce como la "dieta de las princesas de Disney"; un contenido que ha ido circulando en las redes sociales con el fin de promover "un cuerpo ideal"; sin embargo, esta tendencia puede ser contraproducente, según expertos, para los jóvenes que viven con anorexia, bulimia, trastorno por atracón, trastorno por evitación y restricción de la ingesta de alimentos.
Blancanieves abre esta dieta recomendando el consumo de dos a ocho manzanas; después está Ariel, que sugiere pasar todo el día a punto de una dieta líquida y aguas saborizadas; Cenicienta, solo dando permiso de comer 600 calorías antes de que el reloj marque las 12 del medio día… y así sucesivamente. En total son 15 princesas dando recomendaciones de las comidas justas y aceptables para el día.
Johanna Romero, docente de la facultad de psicología de la Universidad de La Sabana explica que “los trastornos de conducta alimentaria (TCA) tienen un componente multifactorial para desencadenarlos. Se tienen factores psicológicos que están más relacionados con las características personales; por ejemplo, rasgos de perfeccionismo, personas que tengan dificultades en su autopercepción o en su autoconcepto. También se puede llegar a presentar en sujetos con otro tipo de problemas a nivel afectivo, o que hayan experimentado situaciones muy fuertes como traumas”.
Sin embargo, no es solo el ámbito personal el que logra activar estas situaciones; los comentarios ajenos, comparaciones referentes al tipo de cuerpo y los estándares impuestos por la sociedad pueden incidir en la noción de la realidad que tiene la persona que padece de estos desórdenes alimenticios.
Del mismo modo, ocurre con la información que se recibe de otras fuentes, que, como el Internet, pueden proveer dietas que por su naturaleza no recomendaría un especialista, pues no son acordes a las necesidades nutricionales de la persona que las pone en práctica. De ahí que la Dra. Romero sea enfática en que el inicio de estos regímenes de alimentación pueden, incluso, ser detonantes de trastornos alimenticios (TCA).
¿Cómo identificar la presencia de desórdenes alimenticios?
Algunos signos de alarma para conocer si una persona está pasando por un desorden alimenticio como la anorexia o la bulimia son ante todo físicos. El más evidente es de la pérdida de peso. Posteriormente, cuando la situación se hace más crítica, la piel de la persona puede cambiar de color, presentar sangrado nasal, debilidades y, en el caso de las mujeres, manifestar amenorrea (ausencia de la menstruación).
En cuanto a los signos comportamentales, la experta afirma que los pacientes de este tipo de enfermedades pueden presentar actitudes inusuales como: esconder la comida, no se dejan ver comiendo, van al baño a inducir el vómito después de comer, gritan y pelean al momento de las comidas, presentan obsesión con el ejercicio, se miden la muñeca con las manos hasta alcanzar la punta de los dedos, entre otros.
Pero si bien la identificación de la situación es una parte del proceso, que puede contribuir a desarrollar una guía de ruta para hacerle frente a este tipo de trastornos, hay aspectos clave que pueden ser significativos a la hora de brindar apoyo a estas personas.
Por otro lado, los padres de este nicho deben conocer las tendencias que están inundando internet y procurar hacer un control del contenido sobre que están consumiendo sus hijos para hacer una interrupción a un posible TCA.
Adicional, se deben conocer los patrones de alimentación de los hijos y tener seguridad que el ambiente escolar, y los lugares más frecuentados, tengan un entorno sano que no perjudique la salud mental y física de los menores.
Asimismo, sugieren que los colegios, en particular, deben estar enterados de las tendencias que están en furor y que son motivo de conversación entre jóvenes, para socializar los problemas en la salud que puede acarrear su puesta en práctica.
Pero si bien los síntomas pueden indicar una alerta temprana, para Tatiana Urrea, alumna de la Universidad de la Sabana y fundadora de “Glück desórdenes alimentarios”, la cercanía de la familia es fundamental en la prevención, junto con una red de apoyo lo suficientemente fuerte, amorosa y empática para poder ayudar a la persona a salir de este patrón.
Urrea expresa que “la función de los papás es un rol muy importante; y de entrada es un compromiso muy bonito. O sea, a nadie le enseñan a ser papá, […] ahí vienen un montón de herramientas importantes, de cómo me aprendo a comunicar con mi hijo, también cómo empiezo a ser un papá o una mamá presente dentro de su proceso, que no solamente me importe la parte académica, sino que también integre un poco esa parte emocional de tener espacios para poder conversar con ellos”.
En un mundo donde las redes sociales y el internet pueden convertirse en un terreno peligroso, la proliferación de dietas como la de las princesas de Disney es solo un ejemplo de cómo los trastornos alimenticios pueden encontrar un camino hacia la juventud vulnerable.
Por eso, más allá de las sugerencias alimenticias de cuentos de hadas, los expertos destacan la importancia en la identificación de estos desórdenes y la presencia de un apoyo sólido, tanto en el ámbito familiar como en el entorno escolar y social. Lo anterior, indican, da paso a la prevención y educación, herramientas clave para contrarrestar estas influencias negativas y brindar un camino hacia la salud mental y física para las generaciones futuras.