Cuidar la salud y el planeta a través de lo que comemos
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes, son responsables de aproximadamente el 74% de todas las muertes a nivel mundial. Una alarmante cifra que resalta la necesidad de revisar nuestros hábitos alimentarios de forma más detenida.
Diana Cardona, nutricionista dietista de la Universidad de Antioquia, que cuenta con más de veinte años de experiencia en lo que es el manejo de hábitos saludables y alimentación, comenta: “la relación entre los alimentos que consumimos y nuestra salud existe. El padre de la medicina Hipócrates decía "que tu medicina sea tu alimento y tu alimento tu medicina". Aunque no nos hemos apropiado de este argumento, ni nos hemos concientizado verdaderamente. Sí ha habido un avance, y si hemos logrado entender un poco más esa relación de lo que consumimos con la alimentación, y no solo lo que consumimos, sino en general el estilo de vida, la actividad física, si somos sedentarios o no, el consumo de licor, el consumo de cigarrillo, el consumo de sustancias psicoactivas, o sea, es todo, desde la alimentación, pero reuniendo todo lo que es un estilo de vida saludable”.
Además de los problemas de salud, la producción de alimentos tiene un impacto significativo en el medio ambiente. La agricultura es responsable del 24% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, y aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial para consumo humano se desperdicia cada año, lo que equivale a alrededor de 1.3 mil millones de toneladas, esto, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Un desperdicio que representa una pérdida económica de 940 mil millones de dólares anuales y un gasto ineficiente de recursos como agua, tierra y energía. Lo que hace imperativo que todos adoptemos un enfoque más responsable hacia el consumo de alimentos.
El impacto de lo que comemos en nuestra salud
Numerosos estudios han demostrado una conexión directa entre la dieta y la prevalencia de enfermedades crónicas como la obesidad, la diabetes tipo 2, las enfermedades cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. De acuerdo a un informe entregado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente el 39% de los adultos en todo el mundo tienen sobrepeso, y el 13% son obesos, un aumento en las tasas de obesidad que se encuentra ligado con dietas ricas en azúcares, grasas saturadas y alimentos ultraprocesados.
“El pecado de los alimentos en muchos casos es la industrialización, porque durante este proceso, los ingredientes naturales y ricos en nutrientes tienden a disminuir, o, en su defecto, se entrelazan con otros componentes que sí pueden generar algún tipo de reacción en la salud humana. Por ejemplo, un producto puede contener una buena cantidad de sal, pero además de ello, un montón de colorantes, de aditivos y de productos cancerígenos, productos alergénicos, como el colorante número 6 que es un tipo de colorante que se le adiciona a los embutidos y que puede llegar a ser alergénico, entonces ahí viene el tema…” comenta Diana.
Un estudio publicado en The Lancet encontró que las dietas poco saludables son responsables de más muertes en el mundo que cualquier otro factor de riesgo, incluidas las enfermedades infecciosas y el tabaquismo. Las dietas bajas en frutas, verduras, nueces y semillas, y altas en sodio y grasas trans, están asociadas con un mayor riesgo de muerte por enfermedades cardiovasculares y cáncer.
Además de sus efectos en la salud humana, la producción de alimentos tiene un impacto significativo en el medio ambiente
Más allá de las emisiones de gases de efecto invernadero, la producción de alimentos contribuye también a la degradación del suelo, la pérdida de biodiversidad y la contaminación del agua.
De acuerdo a un informe entregado por la FAO, la agricultura es responsable del 70% del uso global de agua dulce, lo que agrava la escasez de este recurso en muchas regiones. Por otro lado, el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas también contamina ríos y acuíferos, afectando la calidad del agua y la salud de los ecosistemas acuáticos.
Ahora, la producción de alimentos no solo afecta la salud planetaria desde la agricultura, también lo hace mediante la utilización de materiales de empaque. Plásticos, icopores (espuma de poliestireno) y otros materiales de embalaje que contribuyen significativamente a la contaminación ambiental.
Cada año se producen más de 300 millones de toneladas de plástico, de las cuales alrededor del 40% se utiliza para empaques desechables. Materiales a menudo no biodegradables, que terminan en vertederos, quebradas y océanos, donde pueden tardar cientos de años en descomponerse. Asimismo, los microplásticos resultantes de la degradación de estos residuos aparecen en el agua potable y los alimentos, planteando riesgos potenciales para la salud humana.
¿Cómo mejorar los hábitos de consumo?
Hoy en día se promueve el concepto de 'cero kilómetros', una forma de consumo en la que los alimentos son producidos y consumidos localmente y en el menor tiempo posible. Un proceso que evita la cadena de industrialización que incluye la producción y distribución, fomentando una alimentación más sostenible y eficiente.
Fomentar la agricultura sostenible y el consumo de productos locales puede reducir la huella de carbono asociada con el transporte de alimentos y la producción y elaboración de estos.
Adoptar una dieta basada en plantas o reducir el consumo de carne puede tener un impacto positivo tanto en la salud como en el medio ambiente. Alternativas como las proteínas vegetales no solo son saludables, sino que también requieren menos recursos para producirse.
De acuerdo con Diana Cardona, “el consumo responsable de alimentos es crucial tanto para el bienestar individual como para el bienestar de la sociedad en su conjunto. Optar por alimentos naturales y menos procesados no solo promueve la salud, sino que también beneficia al medio ambiente al reducir la huella de carbono y el desperdicio de recursos. Es importante reconocer nuestras propias tolerancias y necesidades nutricionales, sin satanizar los alimentos ni la industria alimentaria en su totalidad. Consultar a expertos en nutrición y salud es fundamental para tomar decisiones informadas y evitar depender únicamente de la información difundida en redes sociales”.
En resumen, adoptar un enfoque consciente y equilibrado hacia la alimentación es esencial para promover la salud personal y planetaria a largo plazo.