¿Pronunciarse o no?: cómo responde la escena musical ante los casos de violencia de género
Nota escrita el: 1 de febrero de 2022.
Texto actualizado el: 28 de febrero de 2024.
El 18 de enero de este 2022, un juez absolvió en primera instancia al baterista de la banda Tr3sdeCoraZón, Andrés Felipe Muñoz, por el delito de aborto no consentido. La historia ya la conocerán muchos: el proceso contra Muñoz arrancó en 2018 tras la denuncia interpuesta por Milena Uribe, en el que lo acusó de haberla engañado al darle un jugo que contenía misoprostol, una pastilla abortiva, sin que esta supiera o hubiera acordado algo semejante.
Medicina Legal logró comprobar que el líquido contenía la citada sustancia e incluso el juez señaló que efectivamente Muñoz se la suministró a Uribe. Sin embargo, decidió no condenarlo porque, como argumentó la defensa, ella ya había tenido un aborto y no se debía al misoprostol, sino a un sangrado previo que mostraba problemas previos con el embarazo — aunque esto ha sido puesto en duda por otros profesionales de la salud —.
Muñoz celebró y contó con el apoyo de varios de sus amigos y conocidos que festejaron por redes la noticia, incluyendo sus compañeros de la agrupación Tr3sdeCoraZón y algunos de los integrantes de las barras de Atlético Nacional donde él ha sido un líder social visible. Sin embargo, la reacción de otro grupo de personas no se hizo esperar, señalando la falta de perspectiva de género en materia de justicia.
El caso se extendió hasta el pasado 14 de febrero de 2024, tras una apelación de la demandante, cuando la Sala Penal del Tribunal Superior de Medellín declaró culpable al acusado por el delito de aborto sin consentimiento. Tras esta decisión, la agrupación Tr3sdeCoraZón comunicó la salida del baterista de su formación y el debate continúo en redes sociales.
Justo diez días hábiles después, se conoció la sentencia. Andrés Felipe Muñoz fue condenado a ochenta y cinco meses de detención domiciliaria (7 años). De esta manera, se revocó la sentencia absolutoria proferida en aquel caso por el Juzgado 9° Penal del Circuito de Medellín el 22 de marzo de 2022.
En medio de la discusión en las redes, el caso terminó por abrir otra puerta en el debate al ser Muñoz un miembro de una agrupación musical que lo apoyó y que recientemente había girado por importantes festivales del país. ¿Hay un deber o no en qué los artistas se manifiesten alrededor de estos casos? ¿Puede esto llevar a construir una industria más sensible, justa y segura frente a estos casos? ¿Qué otras acciones pueden tomar los actores de la industria frente a un caso como este?
Con esta pregunta en la cabeza, decidimos acercarnos a distintos perfiles de personas que hacen parte de la industria musical, con el fin de mirar algunas perspectivas al respecto y contribuir a la discusión. Esto fue lo que nos respondieron.
¿Deberían los músicos pronunciarse frente a casos de abuso sexual, violencia intrafamiliar, de género y otros temas afines? ¿Por qué?
Estefanía Usme – artista colombiana integrante de Memoria Insuficiente: Por supuesto que deben pronunciarse. El concepto de artista está directamente relacionado con su capacidad, casi obligación, de opinar del entorno que lo rodea y eso incluye asuntos polémicos como el abuso.
Lianna – artista colombiana: Alrededor de este tema es importante que nos manifestemos, no solamente las personas que tenemos que ver con la música, sino la sociedad en general. Es importante que nos eduquemos, que entendamos de qué se trata todo esto, de la importancia de transformar esos espacios donde tristemente no hay justicia para las víctimas.
Camilo Restrepo – abogado y artista: Es una decisión muy personal. Cada músico es un mundo en sí mismo, es una persona y en su libre albedrío tiene que considerar si es pertinente o no. Reprocharle a un músico por no pronunciarse ante un tema de estos tampoco es apropiado. Son situaciones humanas que merecen una reflexión colectiva, pues las acciones que pueda emprender o no un músico colega nada tiene que ver con uno como individuo.
Sí hay que hablar del tema. Hay que participar del debate social y la construcción colectiva de lo que representa esa conducta. Siento que ese es el camino, cada cual tiene que determinar la pertinencia o no de pronunciarse, pero no puede ser que cuando un músico decida no hacerlo sea reprochable. Puede ser que una persona decida ser prudente y esperar a que haya un fallo en definitiva para opinar. Todos tenemos dentro de nosotros ese fuego interno que nos indica cómo proceder ante estos casos.
Catalina Ceballos – antropóloga: Es importante tener en cuenta los entornos en los que tienen lugar el abuso, el acoso y el machismo. Estos suelen ser escenarios con público joven y músicos jóvenes. El resultado es que solo escuchamos historias desde un punto de vista limitado, un punto de vista que, con demasiada frecuencia, apoya la violencia contra las mujeres. La misoginia y la mala conducta sexual en la industria del entretenimiento no son nada nuevo y nunca se debe tolerar ninguna forma de abuso o acoso en cualquier lugar de trabajo o sector de la sociedad. Eso lo que garantiza es cohesión dentro de una industria que carece de regulación, de límites y que tiene una sobreoferta con mucha autogestión.
Si vemos hombres músicos manifestándose se pueden empezar a ver comportamientos y acciones de unión. El argumento de "separar el arte del artista" es solo una forma de evitar responsabilizar a los músicos.
A la gente le encanta predicar su apoyo a los sobrevivientes de abuso, pero son los primeros en apoyar a su artista favorito cuando se disculpan por una acusación de acoso sexual. Es nuestro trabajo como fanáticos de la música exigir un cambio en la industria de la música y responsabilizar a los artistas.
María Melissa Ortega – DJ y activista en ECO, colectivo feminista de la escena electrónica colombiana: Lo personal es político. Lo político se refiere al modo en el que en lo cotidiano y performativo (interacciones) damos lugar a un quiebre de la política. Es el punto de partida para otros mundos posibles o escenarios emergentes. Esta distinción nos permite desnaturalizar la política (sus prácticas y discursos) e intentar movilizarse fuera de ella.
Con esto dicho creo que las decisiones personales que como individuos tomamos son relevantes para cambiar la violencia patriarcal. Si la decisión es el silencio y no cuestionar o incomodar, ¿cómo vamos a lograr un cambio?
Amos Piñeros – Líder y vocalista de la agrupación Tequendama: Es un hecho delincuencial y creo que nos podemos manifestar, pero no es obligatorio. Quien lo quiera hacer que lo haga, pero tenemos que tomarlo como un problema de la sociedad en general. Colombia es una fábrica de comportamientos abyectos que se manifiestan desde gente tirando ácido en la cara a otras personas, madres matando a sus propios hijos y un largo etcétera de abyecciones que hemos fomentado y normalizado como sociedad a lo largo de los años.
Este tipo de acciones como la de este señor Muñoz son criminales, totalmente salidas de cualquier empatía y contexto de la preservación de la vida, pero no es exactamente una responsabilidad del gremio musical.
La música es una actividad humana transversal que sucede en cualquier ámbito de la sociedad. No por ser músico o por pertenecer a la industria o al ecosistema musical se comparte una ética y una estética, no somos todos cortados con la misma tijera, ni pensamos de la misma manera política o socialmente, ni tenemos el mismo nivel de cultura.
Entonces, creo que no es obligatorio manifestarse ni estar informado. Yo recibí la información a través de WhatsApp, una muy buena amiga que aprecio mucho y es activista me la envió, supongo que con la intención de que yo la expandiera. La verdad leí por encima y me asqueó todo lo que pude leer. Aunque no estoy muy bien enterado de los detalles, me pareció absolutamente estremecedor.
No propagué la información, vi el comentario de Catalina Ceballos en Facebook y al día siguiente intervine porque no me parece que pedir la participación del gremio musical acusándolo tácitamente de complicidad sea la manera. Esa es una manera, una muy de redes, de decir bueno ¿y entonces qué? ¿Los músicos qué dicen?
Pues, los músicos decimos lo que diga cada persona, es una vaina de la sociedad muy encarnada que tenemos y que como gremio musical nosotros somos un muy buen dispositivo para poder expandir esa información y generar un debate, pero nos salpica ahora este tipo de abyecciones humanas que son parte de nuestro flujo social desde hace siglos y hemos ido acrecentando con la historia.
Hay que participar, manifestarse siempre y cuando uno tenga algo lúcido que decir y haya un debate sano, pero a partir de querer exponer una buena causa tácitamente estigmatizando a quien no participe, no me parece.
Cristian Sánchez – artista colombiano, vocalista de Margarita Siempre Viva: Mi respuesta es sí, claro que sí. El arte y la música es mucho más que una creación, es también un arma o un elemento político muy fuerte que es capaz de sintetizar sentimientos y mensajes para entregarlos directamente a quien lo escucha. Me parece que los músicos y que el artista en general debería pronunciarse siempre frente a estos casos, denunciándolos y sentenciándolos para que no se repitan y siendo consciente de que somos parte de la sociedad y que si queremos ser parte de un gremio musical no podemos hacerlo sin el público. Entonces claro que sí, el artista siempre debe estar del lado del público.
Mónica Moreno – artista colombiana, baterista y voz en I.R.A.: Los artistas, los músicos, y más los rockeros, siempre nos estamos manifestando. Y más en una situación como esta por su seriedad y delicadeza, donde es necesario plantear manifiestos simbólicos que si bien no son opiniones o no son juicios de valor, sí son posturas.
¿Cuál debería ser la actitud de la industria musical o de sus eslabones (bookers, medios, venues, etc) frente a casos de abuso, violencia intrafamiliar, de género, discriminación, y de qué manera puede contribuir a una solución?
Estefanía Usme – Baterista de la agrupación Memoria Insuficiente Ska: La industria debe tener una actitud de completo rechazo frente a este tipo de situaciones, denunciarlos y señalarlos. La misma denuncia puede ser una solución para este tipo de comportamientos.
Lianna – artista colombiana: Es importante que la conversación se dé tanto en redes sociales como fuera de ellas. Es decir, no todo gira alrededor de la discusión en redes, donde muchas veces la gente olvida un tema en 24 horas o pasa al siguiente. Es un tema que se tiene que trabajar realmente desde el fondo, desde lo profundo, en las conversaciones que tenemos con nuestros amigos, con las personas que conocemos en la escena musical, con quienes trabajamos. Pensar en qué estamos dispuestos a aceptar o no de las personas que están en este en este gremio. Necesitamos una conversación mucho más amplia, es la forma de ayudar a que esto se transforme, partiendo necesariamente de la educación y de la justicia.
Camilo Restrepo – Abogado y artista: Estamos frente a un tema o un debate social alrededor de la justicia y la justicia tiene varias acepciones. La justicia en nuestro Estado colombiano tiene una valoración aproximada que se limita a una verdad formal que se construye dentro de un proceso con observancia de la jurisdicción. Es decir, nosotros renunciamos a los postulados de la justicia natural que puede tener implícito en ello el reproche, la sanción moral, las vías de hecho para como ciudadanos construir una colectividad llama Estado y dentro de ese Estado, pues esa facultad de impartir o no justicia la tiene la rama judicial, ¿qué tipo de justicia? Justicia en sentido formal.
La actitud de la industria tiene que ser comunicativa. Que el caso sea mediático me parece válido y que haya una conversación social colectiva respecto al caso me parece muy pertinente, porque este tipo de conductas hay que visibilizarlas, pues no es el único caso que existe en nuestro país.
En los últimos 60 o 70 años han pasado muchas cosas. Socialmente hemos evolucionado con respecto al rol de las mujeres en la sociedad, una lucha que todavía no ha terminado. Pero siento que la industria de la música, o la escena, debería esperar a que la jurisdicción determine la responsabilidad o no de una persona que ya está inmersa en un proceso de estos, pues también los imputados acusados y condenados tienen derechos. Si hablamos del proceso penal como tal apenas vamos en la primera instancia, falta la segunda instancia que revisará ese primer fallo.
Salir a atacar, censurar, o de alguna manera cobrar como sanción moral a una persona es apresurado y no guarda ninguna coherencia con nuestro pacto social o nuestra carta magna llamada constitución. Todos tenemos un derecho. Los jueces no son infalibles por eso existe una segunda instancia y, eventualmente, existe el recurso extraordinario de casación.
En caso de que se declare la responsabilidad, siento que hay que participar de la construcción social de esto. Y las sanciones punitivas que se administran a través de este tipo de procesos penales tiene como objetivo también cumplir con temas de política criminal: la reparación del daño, un efecto de sanción social y, que a la gente se le olvida, la reinserción de la persona. El tema de la cancelación mediática de los artistas es respetable, pero siento que no es la actitud, no va ayudar a la construcción social. Durante muchos años las mujeres han sido blanco de violencia sistematizada y reiterada, y eso tiene que cambiar, pero eso se tiene que hacer dentro de una conversación social donde todos entendemos qué está mal, por qué está mal y qué no debe repetirse.
Siento que los medios, los venues, los bookers no contribuyen a ninguna solución simplemente anulando el trabajo o la capacidad laboral de una persona. ¿Qué culpa tienen los compañeros de banda de Felipe de lo que pudiese eventualmente demostrarse dentro de esta parte formal del proceso? Ninguna, considero yo. Siento que desde la humanidad todos somos vulnerables y de alguna manera nuestros seres queridos cuando se equivocan también hace que la gente que está alrededor sea vulnerable. Siento que el tema de la sanción moral o la sanción social tiene que tener algo de coherencia y el objetivo no es acabar, minimizar o invisibilizar a un artista. El tema es más de una construcción colectiva. Mal haríamos nosotros en ir por nuestra cuenta, así no sea físicamente, moralmente, a destruir la vida de otras personas sin tener en cuenta que el objetivo es la prevención social, la reparación y la reinserción del delincuente a la sociedad.
Catalina Ceballos – antropóloga: Creo que es clave que estas circunstancias lleven a una reflexión más amplia y es la regulación de un sector que no tiene muchas leyes. Esto a diferencia de otros como el cinematográfico que, por ejemplo con la Ley de Cine permitió organizar a un sector que hoy en día tiene más de 200 agremiaciones, sindicatos, etc, que permiten trabajar de manera más solidaria, organizada, obtener más recursos del Estado o tener una relación y una conversación con pares en otros lugares del mundo. Se trata básicamente de organizar el sector, de tal manera que puedan surgir campañas, encuentros y demás acciones, donde la industria adopte un enfoque de tolerancia cero y así garantizar un entorno de trabajo sano para hombres y mujeres.
María Melissa Ortega – DJ y activista en ECO, colectivo feminista de la escena electronica colombiana: El problema es que siempre que estallan estas denuncias se le da el foco al victimario y la conversación gira alrededor del amarillismo y el veredicto de la justicia tradicional y patriarcal colombiana. Poco se abren cuestionamientos sobre cómo reparar a la víctima, violencias estructurales de género y cómo la industria musical no está eximida de estas violencias estructurales.
La conversación en la música sobre género se quedó estancada en la representación y ahora hay una genuina preocupación por incluir talentos femeninos en los eventos. Pero esa es la punta del iceberg, porque mujeres en la música siempre ha habido, esto no es nuevo. Hay que profundizar y preguntarse por el trato diferencial que tienen los talentos femeninos, cómo son vistos como mercancía para saciar la mirada masculina y muchas veces cómo somos violentadas y discriminadas. Lo podemos ejemplificar con algo tan sencillo como el mansplaining en lo técnico, o cómo se desacreditan los logros de mujeres talentosas por cómo se ven o con quien se relacionan. También en cómo son representadas en los videos musicales y la brecha que hay aún en la participación como headliners o en trabajos más técnicos relacionados a la música. También es importante anotar cómo aún los eventos y venues no cuentan con protocolos concretos para tramitar las violencias de género que se viven en estos (discriminación, acoso y en los peores casos, violación).
Se contribuye a la erradicación de las violencias de género en la música cediendo el privilegio masculino. El spotlight y las grandes plataformas que siempre han ostentado los hombres deberían ser usadas para amplificar voces feministas, voces de víctimas. Deberían ser usadas para que otros hombres cuestionen en voz alta su privilegio, la masculinidad tóxica que se les ha impuesto y cómo han interiorizado un imaginario violento sobre las mujeres. Se contribuye creando espacios de diálogo entre actores de la música, creando componentes académicos en los eventos musicales en donde se puedan transitar todas estas temáticas.
Es que la violencia de género en Colombia no es un tema menor. En 2021 se registraron 677 feminicidios en el país (de acuerdo a datos del Observatorio de Feminicidios). Esto es el resultado de un Estado patriarcal en donde las mujeres no tienen garantías con la justicia tradicional; de un Estado y una sociedad que le enseña a los hombres que las mujeres son bienes, propiedades, perras y sirvientas. En donde las mujeres libres son discriminadas porque el deber ser de la sociedad nos exige ser domesticadas para y por los hombres. Debemos movernos hacia preguntas y señalamientos que desmonten el privilegio masculino sellado con el silencio patriarcal.
Amos Piñeros – líder y vocalista de la agrupación Tequendama: Lo primero que debo decir es que debo ofrecer una disculpa porque en uno de mis comentarios de Facebook, un poco con la sangre en la cabeza, dije que nunca había oído Tr3sdeCoraZón y que jamás los iba a oír, me parece que estigmatizar la banda es una de las cosas que no se debe hacer. Seguro que será una gran banda, yo escuché media canción así de refilón en Rock al Parque una vez, sé que no es la música que más me gusta y probablemente nunca los oiga, pero no es porque tenga algo contra ellos. Y no tengo algo en particular contra ellos porque este señor haya cometido este acto.
Me parece que como gremio y como ecosistema somos eso, un sistema dentro de otro sistema que es la sociedad y podemos como maquinaria cultural expandir esta información, generar un debate, ojalá un debate lúcido, empático que promueva la elevación de la conciencia y promueva el bienestar general.
Pero también tenemos que tener en cuenta que somos un gremio que con los años que tenga y con el impacto que haya tenido mundial y nacionalmente no hemos sido capaces de legislar para nuestro propio beneficio. No hay leyes que cobijen a los trabajadores musicales y del espectáculo, en esa misma medida pensar que actuemos como una sola voz y, sobre todo, pretender que tengamos un alineamiento ético, estético y de causas es muy difícil.
Como gremio musical tenemos que ser un dispositivo para que este tipo de cosas se debatan y también tenemos que estar muy pendientes de que este tipo de cosas no vuelvan a pasar en nuestra guardia. Que podamos estar pendientes de esos síntomas tempranos y observar este tipo de conductas para que no vuelvan a suceder.
Cristian Sánchez – artista colombiano, vocalista de Margarita Siempre Viva: Me parece que en la industria musical así como en todas las industrias del arte, debería sancionarse con terminación de contratos o con cancelaciones de eventos de todo tipo. ¿Por qué motivo? Porque una persona que está siendo acusada por abuso, por acoso, por violencia, por intimidación, por cualquier cosa que tenga que ver con este tipo de maltrato debe tener la respuesta de un gremio con una postura muy firme y siempre del lado de la gente.
Realmente esto va mucho más allá del dinero, de las vistas y de la fama, por qué si no estás con la gente, entonces, simplemente no servís o por lo menos para mi es así. No servís porque no estás demostrando algo que pueda quedar en la historia para los demás. Me parece que siempre se debe ser muy radical, que siempre debe contribuirse sin silencio, que debemos apoyar siempre a las personas vulneradas y la mejor forma de contribuir y ayudar a una solución es actuando, es por medio de nuestras acciones. Demostrar que somos capaces de vivir en sociedad, de vivir con respeto hacia las mujeres, hacia todas las personas. Y haciéndolo con la acción, demostrándolo, viviéndolo y ayudando a quienes lo necesitan.
Mónica Moreno– artista colombiana, baterista y voz en I.R.A.: Los distintos eslabones de la cadena de la música, por nuestra actividad de carácter masivo, tanto porque convocamos multitudes de forma física como porque hacemos confluir en distintos espacios múltiples posturas, ideas e ideologías alrededor de lo que hacemos, lo primero que debemos salvaguardar es el bien común. La vida, la dignidad, la equidad, el respeto, la convivencia y la seguridad. Ojalá también poder generar reflexiones alrededor de situaciones complejas como esta.
Y puntualmente en el caso de I.R.A, que era una banda integrante del cartel del Carnaval Fest, al presentarse una situación como esta, por supuesto se hace necesario que tengamos una posición sobre nuestra participación y comunicarla oportunamente.