Toxicómano: con el punk como influencia
"Estamos viendo que el carácter político del grafiti se va perdiendo y se convierte en decoración de exteriores".
Ha sido rudo y directo con asuntos como el desplazamiento forzado, la lucha de los campesinos por la tierra, las desapariciones forzadas, el maltrato animal, la violencia de género, la libertad de prensa y la megaminería.
Es un crítico asiduo de los medios masivos de información y del clientelismo político.
Ha rendido homenaje a nuestros desaparecidos, esos que la guerra se llevó y no volvimos a ver jamás. Y su estilo, ese que hoy reconocemos a simple vista en grandes y pequeños murales alrededor de la geografía nacional, es resultado de años de hacer y hacer, de amar la calle y no dejar de creer y apostarle al carácter transgresor del grafiti.
Con líneas, colores y formas ha impregnado de sentido las calles de esta Bogotá de todos y de nadie. Y con mensajes como ‘La gente seria apesta’, ‘El agua vale más que el oro’, ‘Leer es sabroso’, ‘El Prejuicio mata’, ‘No estamos pintados en la pared, ‘No pongas la otra mejilla’ y ‘No guardes silencio!’ nos recuerda que el grafiti se lee y que por fortuna quienes hacen los nuestros tienen mucho por decir.
Toxicomano hace cada vez menos grafitis, pero para fortuna de todos no ha dejado de intervenir la ciudad, sus líneas son una característica de la Capital de Colombia y sus mensajes pueden incluso hasta salvar vidas, pues se ha encargado de recordarnos cada tanto lo fundamental de amplificar las ideas, de hacer sin reprimirse y defender nuestras libertades.
Hablamos con el cerebro detrás de este colectivo que trata de combatir la estupidez, la ignorancia, la moral, el orden y la fe con imágenes que alteren el normal funcionamiento de nuestras neuronas. Toxicomano es tan punkero como lo puedan imaginar, su historia con el arte callejero comenzó después de los conciertos, así que la música hace parte de esta conversación...
¿Cómo llegaste al Grafiti?
En realidad llegué al grafiti por el punk, de ver carátulas de discos donde aparecían grafitis y cosas por el estilo. Comencé a pintar a la salida de los conciertos cuando regresaba a mi casa caminando, vagando un poco a ver qué se hacía. Con los mismos amigos que me dio la música empecé a pintar.
El grafiti normalmente está más ligado al hip hop pero yo entré y me desarrollé en el grafiti con el punk como influencia.
¿Qué tan cercano eres al hip hop?
Ahora tengo una relación mucho más cercana con el género, pero en la época en la que empecé sólo había escuchado a La Etnnia y a Estilo Bajo porque estaban pintados en la calle, luego hubo un mestizaje, el hip hop es una parte vital de todo lo que ocurre en la calle pero hoy hay varias músicas en la movida.
¿El punk se integró al movimiento del grafiti o es una característica más personal en tu obra?
Yo creo que el punk está totalmente vinculado a la intervención en la calle pero tiene un ánimo diferente. El grafiti y el hip hop está más en el reconocimiento de la persona, el fortalecimiento de su ego y el punk aún maneja el mensaje, la rebeldía, lo contestatario y en la gráfica se nota, a veces en el hip hop es un poco más elaborado, un poco más hecho a mano alzada y en el punk es más a lo malditasea, se vale el error y otras cosas.
¿Cuál fue tu primer grafiti? ¿Qué recuerdas de la experiencia?
Me tomaba unos chorros para perder los nervios y terminaba haciendo cosas que ni se entendían. Recuerdo especialmente alguna vez que salí con mi primer stencil grande, para ése tiempo (2001 - 2002) ‘grande’ era un pliego, lo íbamos a pintar en el puente de la Universidad Nacional en la Cra 45 y no tuvimos en cuenta aspectos tan básicos como el transporte, así que caminamos con el stencil al hombro, nos subimos a un colectivo y dejamos todo apestando a aerosol, nos untamos un resto de todo lo que cargábamos y todo el mundo nos preguntaba por los objetos que llevábamos. Después de esa primera experiencia comienzas a cogerle amor a la calle y a hacer estas cosas.
¿Pasado el tiempo dejaste de ‘esconderte’ para rayar en la calle?
Siempre he pensado que el grafiti como tal no es pintura en aerosol ni marcadores ni nada, es un acto que llevas a cabo en la calle sin permiso. Ahora hay muchos muros que tienen permiso, un consenso o incluso son patrocinados y pienso que ya en esa etapa el asunto merece un nombre diferente a ‘grafiti’, ya sea Street art, arte urbano o muralismo. Creo sinceramente que el espíritu transgresor del grafiti se debe mantener. Yo sigo haciendo grafiti pero ya no tanto como antes.
¿Quiénes son ‘los enemigos’ del grafiti?
Pensaría que la celaduría privada es uno de los enemigos más grandes porque ellos están defendiendo su trabajo y por eso mismo mantienen súper alertas frente al asunto.
También creo que la Policía de alguna manera también es enemiga, pero no todos los policías lo son, hay realmente a quienes les gusta el grafiti pero a causa de su trabajo se ven obligados a estar detrás.
Enemigo del grafiti: los carteles publicitarios que están todo el tiempo intentando tapar aprovechándose del espacio que libera el grafiti.
Y también es enemigo del grafiti toda la mojigatería, toda la doble moral de este país, todas las viejitas y señores de corbata que lo asumen como una falta de respeto y prefieren tener la mente vacía y no mirar otras cosas.
¿Luchas contra eso? ¿Es a esa Colombia mojigata a la que quieres atacar con tus obras?
Al principio tenía más ése ánimo de atacar a alguien, de ir en contra de… Ahora me interesa más fortalecer algunas ideas que ni siquiera están 100% palpables en el muro sino que transmiten lo que es la actividad: que creas en ti, que no le comas a la calle, que creas en tus cosas y te animes a hacerlas sin esperar una retribución o una palmada en la espalda. Finalmente creo que el mensaje que hay detrás de lo que hago es que todos lo podemos hacer, usted también lo puede hacer, yo también lo hago, simplemente anímese y hágalo.
¿Qué pasó con los amigos de la música con los que empezaste en la calle? ¿Consolidaron su estilo y siguieron rayando?
En esto del grafiti han existido unas generaciones claves. Antes que nosotros estuvo la escuela del hip hop, de Las Cruces; ellos fueron quienes empezaron a pintar de manera constante con aerosol en la calle. Después hubo otra oleada, a la que creo que pertenezco, la que mezcló el grafiti, la contracultura y la academia, gente que estudió Diseño Gráfico, Publicidad, Artes; con ellos se vivió un fenómeno que detonó por la época de Las Torres Gemelas. La generación actual es una movida fruto de Internet, redes sociales y toda esa información que te permite empezar no desde cero, sino con un montón de cosas hechas por otros, un bagaje a la que esta nueva generación tiene que darle mucho más impulso porque todo lo han tenido tan fácil que también la tienen muy difícil al darse a conocer y diferenciarse de lo que ya existe.
De la gente con la que empecé la mayoría continúa, acá la gente le tiene amor a esto y es constante, le ha metido ganas. Hemos pasado tiempos malos pero la mayoría de la gente continúa.
¿Qué hay de esos ‘tiempos malos’?
Podían cometer cualquier abuso contigo y no podías hacer nada, ni quejarte ni recurrir a algo o a alguien. Antes te cogían, te vaciaban los aerosoles en los zapatos y tenías que aguantar, pasar las 24 horas en la UPJ y al día siguiente ir a casa a tratar de lavar los tenis.
Creo que hoy en día eso no podría pasar así nomás; ya hay un freno también a esa autoridad que se cree juez.
También en esos tiempo el trato en la calle era más difícil, pero también era chévere porque no había nada y todo estaba por hacer. Nuestra generación tuvo cosas buenas y cosas malas.
¿Cómo lograste después de todo eso que la gente viera tus trazos en la calle y te identificara?
Todo ha tenido como base el tiempo. El grafiti se mueve mucho por hacer y hacer y hacer. Durante los primeros 6 o 7 años no se notaba el bulto porque aún tienes mucho por hacer. Después del tiempo la gente empieza a ver una imagen y reconoce el estilo. Así se va dando cuenta uno mismo de la línea que se va consolidando. No programamos nada, no nos sentamos a planear, simplemente ha salido, ha fluido, pero irremediablemente la manera en la que haces las cosas te va dejando un estilo y una destreza, los demás reconoces tus colores, tus frases, tus estilos. Siempre hemos tratado de tener imágenes en alto contraste, tratamos de acompañar con frases que despierten algo en el cerebro de quienes ven. Ese es nuestro estilo.
¿Cómo es el proceso de conceptualización de tus obras? ¿Cómo nació la idea para la pieza que encabeza este artículo?
Después del Plebiscito y de la votación del ‘Sí’ y el ‘No’ que se llevó a cabo en 2016, vi incluso que algunos militares estaban de acuerdo con el Si, ese fue el caso del Comandante General de las Fuerzas Militares que tuvo una entrevista con Claudia Gurisatti, quien lo atacaba todo el tiempo pero el man se le zafó muy bien. No soy seguidor de las Fuerzas Militares ni de los uniformes pero me pareció que el tipo tenía muy claro cómo iba el asunto y me quedó rondando un poco en la cabeza que no hay que estar en uno o en otro bando para ser bueno o malo, hay gente buena y hay gente mala en todo lado.
Ganó el ‘No’ y fue eso una sorpresa para todo el mundo y la imagen de un soldado que en vez de portar un M16, la arma del Ejército, cargaba una cámara grande e iba proyectando y disparando todo tipo de cosas, casó con el momento que vivíamos. Es un mensaje un poco poético, simbólico, que no es tampoco lo que solemos hacer, pero me parece que le llega a todo tipo de personas y nuestro ánimo sí es el que las imágenes se difundan y llegue a todo tipo de gente.
¿Tiene el Grafiti memoria? O es una tarea de sus creadores registrar en otros soportes las imágenes a las que dan vida ¿?
El grafiti está muy asociado a la fotografía porque es la fotografía la única que permite congelar las imágenes como tú las quieres. Apenas terminas el muro tomas la fotografía y ése es el único momento en donde tienes la imagen que querías, lo que pasa después es una historia totalmente diferente. Pero si haces esto debe saber cómo es el asunto. Ya sabes a qué juegas. Hay imágenes que pueden durar años y otras que sólo duran un día.
Siento que el grafiti al igual que los monumentos siembran una memoria de algo que pasó, alguien que estuvo ahí, y cuando se tapa la imagen básicamente la memoria se borra de alguna manera. Un ejemplo de ello es lo que pasó en La Nacional con el Che Guevara; tal vez ahora tenemos mucha más información sobre el Che y somos conscientes de algunas cosas que tenía como malucas, pero esa imagen pertenecía a otro momento, a algo que se generó en el pasado, una historia. Perfectamente se podía pintar otra cosa alrededor, pero creo que es necesario que las imágenes permanezcan para que la gente recuerde qué fue lo que sucedió. Pero bueno, está la fotografía, si te borran la pieza eso es lo que queda.
¿Hay algún grafiti con el que identifiques a Bogotá?
Hay uno que me parece muy vacano y el Santo Sepulcro de la AV 26, es súper grande y tiene un mensaje que impacta. Además está en una doble vía y es la Calle 26. Ése me gusta bastante.
A Bogotá siempre la asocio con pintura, está pintada por todos lados y espero que siempre siga así. Aún hay mucho espacio y no son tiempos en los que haya que mantener todo de un solo color, los pensamientos son diferentes y las cosas han cambiado.
¿Cuáles son tus grafiteros favoritos?
Hay mucha gente pero me gusta el trabajo de un man de Polonia que se llama M-City. Hay un gringo que se llama Tristan Eaton que también me gusta mucho. Me gusta obviamente Banksy. Hay otro en Australia que se llama Lush y hace grafiti hip hop pero bien violento, me gusta bastante. En Colombia también hay gente que me gusta bastante: Guache, Stin Fish, Saga. Uno sigue mucha gente en Internet, tiene muchos amigos y se alimenta de todo lo que ellos hacen también.
¿Cómo ves el futuro del arte callejero?
Podría pensar que como todas las cosas hay picos y hay caídas, tal vez ahora va camino a un pico, pero en algún momento la publicidad absorberá todo, también estamos viendo que el carácter político del grafiti se va perdiendo y se convierte en decoración de exteriores. No culpo de eso a la gente, porque al igual que en la música, la gente un estilo y otro, también hay música comercial amparada por las modas. Pensaría que pasará un poco la oleada del boom, el éxito, lo cool, y quedará nuevamente la gente que está metida en esto de lleno y continuará. Así ha pasado en años anteriores y así seguirá siendo; quien ama esto estará en las buenas y en las malas.
¿Aún escuchas Punk? ¿Qué bandas recomiendas?
Triple X (Colombia). Manganzoides (Perú). No pueden faltar clásico del punk español: La Polla Records, Eskorbuto, Cicatriz. Hace poco escuché una banda de Estados Unidos que me gusta mucho y se llama The Interrupters.