Festival Estéreo Picnic 2023: la sexualidad, el amor y lo 'queer' reinaron
Con sol y calorcito iniciamos el cuarto y último día de la edición más larga del Festival Estéreo Picnic a la fecha. Cuatro días donde lloramos, reímos, gritamos de emoción, parchamos con los amigos, comimos rico y nos reunimos en un lenguaje universal: la música.
Aquella que no comprendemos del todo, pero que nos une a locales y extranjeros en un solo sentimiento y pasión, por la cual el lodo hasta las canillas no importa, por la que hacemos filas enormes, por la que caminamos y corremos bajo la lluvia; porque no hay otro arte como la música, que le dé sentido a lo que somos y, por tanto, a nuestra vida.
El último día Iniciamos disfrutando del bolero dolorido de la compositora colombiana, Pilar Cabrera, quien nos ofreció una representación del alto nivel de talento nacional. Fue bellísimo verla cantar con su mejor amiga, la también artista Lorena Contento, con quien interpretó “Tu amor no vale un bolero”.
Luego Elsa y Elmar nos llevó al borde de las lágrimas con sus letras que nos dieron justo en el desamor y la añoranza, pero que de un momento a otro nos tenían gritando eufóricos con la pedida de mano entre dos hombres; lo que todos celebramos porque una vez más confirmábamos que el amor no tiene género ni color.
Entonces empezó a atardecer y llegó uno de los shows más esperados, el de la pereirana Kali Uchis, quien salió al escenario como una verdadera diva haciendo homenaje a clásicos del reggaetón que emocionó a muchos, pero también cantando sus propios temas que la hicieron desbordar el segundo escenario más grande del festival.
Salimos entonces corriendo entre el fango que nos embarró los zapatos pero nunca el ánimo, y nos fuimos a bailar con Villano Antillano. La rapera que nos había conmovido ya con su visita al barrio Santa Fe, en Bogotá, donde comió ajiaco con la putas y las travestis -como ellas se hacen llamar-.
En su show no dejó de hacer homenaje a la resistencia de la comunidad LGBTIQ+, abrazó a sus hermanas desde el escenario, le dedicó una canción a Cristina, La Veneno -la travesti más famosa de España-, y celebró el amor y el sexo sin tabús ni moralinas.
Tarareando “M-A-L-A M-I-A, I-A, mala mía, mala mía” corrimos entre la gente a ver a otro gran referente queer que engalanade de color y brillo nos mostró lo que es ser un verdadero performer. Su majestad, Lil Nas X, apareció en el escenario como lo que es, realeza del movimiento queer en el mundo, y rompiendo esquemas en el Festival Estéreo Picnic trajó el primer show de un artista negro y queer cantanto rap, trap, country y otros sonidos que se han asociado históricamente a la heteronorma.
Ya bien entrada la noche, Billie Eilish hizo temblar literalmente a todo Briceño, al punto que hasta el fango vibraba entre los pies de los asistentes, mientras no dejaba de llegar gente que corría a ver a la compositora de tan solo 21 años para llorar y reunirse en el clamor de su voz dulce y seca.
Finalmente cerramos la noche entre la sensualidad, el desenfreno y el perreo intenso de Tokischa; se liberaron pezones, salieron a volar sostenes, el escenario se llenó de fanáticos vogueando, en el público hubo besos de tres, y en general la dominicana hizo a todos partícipes de una oda al cuerpo, al deseo y a la sexualidad, acompañada de un orgasmo de fuegos pirotécnicos que nos dijeron hasta la próxima.