El Capital Fest ofreció un festín de rock nacional con una nómina de lujo
Por: Juan Delgado y Michel Cárdenas
El Movistar Arena fue testigo el pasado viernes 17 de mayo de una fiesta de rock sin precedentes. Uno de los escenarios más importantes de la capital abrió sus puertas a los seguidores del talento nacional, que ven las propuestas de las bandas locales como algo llamativo, capaz de conectar con sus emociones.
Con varios fanáticos a la expectativa, el ruido comenzó y se convirtió en una sinfonía cuando el reloj marcó las 6:00 p. m.
La banda encargada de abrir la velada musical fue La Doble A. Con un sonido contundente y un auténtico sabor a rock and roll colombiano, su presentación contó con temas clásicos como “Campesino”, “Wait”, “Niño bomba”, y con la que el público gritó hasta perder la cabeza: “Mañana nos retiramos”.
Sin duda alguna, el Capital Fest fue una oportunidad perfecta para reafirmar que es una banda para poguear y rockanrollear con todo el sentir colombiano y la fuerza del antioqueño que sus canciones llevan.
Y es que el rock no solo sirve para poguear, también se puede bailar carranga con él y prueba de ello fue la presentación de Los Rolling Ruanas, la segunda agrupación en presentarse. Fuera de todo lo convencional, la presentación estuvo acompañada de una forma de bailar y de vestir en la que la ruana fue protagonista y se transformó en una capa mágica con olor a tradición.
Los Rolling Ruanas se subieron a la intimidante y retadora tarima del Movistar Arena con el requinto, la guitarra y el triple, sumados a la idea de hacer “Diabluras” como homenaje a los sonidos del altiplano cundiboyacense. Fue justamente la mezcla de esos instrumentos la encargada de anunciar que era el momento de dejar de lado los prejuicios y el puritanismo, para disfrutar un “tricitico” de música campesina, “pa’ echarse la bailadita”.
Acompañados de bailarines del estudio de danza La Bailadería, le ofrecieron a su público un show auténtico y versátil. Su repertorio fue una fusión entre el folclor colombiano y las melodías del rock anglo de antaño: canciones como “Ruanas On”, “I Was Made For Lovin’ You” y “B.Y.O.B” pusieron a bailar hasta al que no sabía, en cuerpos que simplemente obedecieron a los sonidos de nuestra tierra.
Aun después de esa descarga de energía al bailar, el público del Capital Fest seguía vigoroso y a la espera de los siguientes íconos musicales: Superlitio. Una razón más para tener certeza de que cualquier género se puede mezclar con otros sonidos, solo hay que saberlo hacer. Caleños, no podían dejar el sabor de lado. Su presentación fue una mezcla única de rock, electrónica, salsa, boleros y más música latina, que por un momento logró hacer olvidar el ayer.
“Sexo con amor”, “Te Lastimé” y “No Sé Si Volverá” entre las canciones destacadas que le regalaron a la ciudad que consideran su casa. Y como si todo se tratara de una confabulación del universo, no podía faltar en un viernes nostálgico “Viernes otra vez” para cerrar.
Y del desamor de ese himno, Bogotá pasó a canciones para volver a amar. Los de Adentro pisaron uno de los grandes escenarios luego de haber labrado una carrera de más de 30 años. Años en los que han pasado hasta por cambio de vocalista, pero eso no fue un problema, porque a la cita asistieron los dos que ha tenido la banda: Joe Carvajal y Bryan Visbal.
Canciones como “Nubes negras” y “Una canción” estuvieron acompañadas de la irreverencia de los costeños y sus acertados comentarios sobre la vida, dejando en el aire no solo emoción sino también diversión.
Esa diversión fue la cómplice de la llegada de La Derecha, porque aunque no hiciera falta “Ruido”, si faltaba la reafirmación hecha canción de que hay besos que no saben a nada, pero por fortuna, lo que menos se sentía en Bogotá en ese momento era una epidemia de tristeza. Y es que no se puede hablar de la historia musical de Bogotá y sin mencionar a La Derecha, quienes con “El Puñal” lograron clavarse en el pecho de una generación que aún hoy, después de años, los sigue respaldando en cada show con las “Emociones” intactas.
Te puede interesar: La Derecha relanza su álbum homónimo en plataformas digitales
Igual de intactas al amor que le tiene la capital del país a Doctor Krápula desde que decidieron irse a residir en Alemania. Más de un año y medio se demoraron para volver a tocar en el lugar que los vio nacer, ojalá para nunca irse del todo y seguir haciendo historia otros 25 años.
El suelo tembló gracias a quienes, desde la ubicación que estuvieran, saltaban con temas como “El pibe de mi barrio”, “Para todos todo”, “Exigimos” o “La fuerza del amor”. 50 minutos de clásicos no fueron suficientes para festejar y agradecer por completo todo lo que Doctor Krápula ha hecho por la música nacional, la conciencia social y la ambiental que llevan como bandera en sus canciones.
Para finalizar la noche con broche de oro, en la madrugada se subió a la tarima The Mills. El público parecía cualquier cosa menos cansado para recibir a una agrupación que ha marcado corazones durante años con sus letras que tocan el alma. “Guadalupe”, “Silenciador”, “Tres Seis Cinco”, “Amor depredador” y más, se escuchaban a grito herido el Movistar, casi como si de un ritual liberador se tratase.
Cerca de la 1:30 a. m. las luces encendidas en el recinto avisaban que el fin de esa mágica noche había llegado, aunque en la tarima aún faltara algo que dejar. Los amantes de la música, con sus voces, respaldaron a The Mills para poder cerrar el show como se merecían, sintiendo todo el cariño que la ciudad le tiene a los talentos locales y demostrando que aguante hay y de sobra.
Aun después de días del evento, no hay palabras que le hagan justicia a lo que se vivió esa noche. Sin embargo, intentamos de cualquier manera dejar registro de lo que fue este gran evento y que se espera que se pueda repetir con otras agrupaciones que también han dejado su huella en la memoria colectiva de la capital, y en general, de Colombia. Agrupaciones que se merecen que la audiencia pague una boleta para verlos, y que no solo acudan cuando de encuentros gratuitos se trata, porque el trabajo ha sido largo y arduo, y así mismo, merece ser recompensado de una forma digna.