‘Barbie’: incluye feminismo, mucho rosa, el marketing se vende por separado
¡Barbie es, sin duda, la película del año! Esto no quiere decir que sea la mejor cinta lanzada en 2023, pero sí la que más ha dado de qué hablar y la que más éxito ha tenido en taquilla.
Con un presupuesto aproximado de $ 150 millones de dólares invertido solo en marketing, la película lleva meses siendo tendencia en redes sociales, en los medios y en el voz a voz.
Y es que la campaña de publicidad fue lo mejor que se hizo para el filme; con tráilers muy bien pensados para dejar a la audiencia expectante; pósters que se volvieron memes; cameos especiales de estrellas del pop; una gira de estreno por el mundo con Margot Robbie ofreciendo looks icónicos; así como una línea de merchandising grandísima, esta producción se volvió muy redituable y generó una ola rosa en los cines.
Nada menos se podía esperar de Barbie, si tenemos en cuenta que detrás no solo estaba Hollywood, sino la compañía de juguetes más grande del mundo, Mattel; experta en marketing pues lleva décadas capitalizando cada vacío que encuentra en el mercado de los juguetes para niños.
¿Pero qué hay de la película? ¿Es tan buena como creíamos?
Lo primero que debemos decir es que Barbie es todo, menos lo que pensaba el público general que no conocía el trabajo de su directora, Greta Gerwig.
Esta no es una película que lleva al formato live action las historias de Barbie que hemos visto en una docena de filmes animados, ni es una producción que cuenta la historia de cómo se crea la muñeca, aunque sí es una cinta óptima para los niños y adolescentes, si eso se han preguntado.
La cinta cuenta la historia de Barbie, quien vive en una ciudad ficticia llamada Barbieland; allí todo es aparentemente perfecto, todos los días son iguales, nada cambia y todo se mantiene igual hasta que un día el mundo de la muñeca deja de ser color de rosa.
A la muñeca perfecta le salen celulitis, le queda el pie plano y empieza a tener pensamientos sobre la muerte. De esa situación imperfecta sobreviene una cascada de momentos irónicos y satíricos que buscan mostrar qué significa ser mujer en la actualidad y lo desigual que es la sociedad.
Es allí cuando nos damos cuenta que el rumbo del filme en vez de ser trivial e insustancial se torna cada vez más existencial. Barbie viaja al mundo real para buscar el porqué de lo que le sucede, pero descubre que no es la salvadora del mundo, como creía, y que todo está al revés.
Y es precisamente en esa realidad patas arriba que el personaje de Ken, interpretado por Ryan Gosling, cobra protagonismo, pues éste se da cuenta que en el mundo real son los hombres los que siempre han monopolizado todo, contrario a Barbieland.
De esta manera, la cinta usa la figura de los Ken como una alegoría que nos incomoda, que nos hace sentir empatía con ellos, que nos convierte en sus aliados; a la vez que nos hace caer en cuenta que esa es, en realidad, la vida injusta de muchas mujeres experimentan.
Las cuales luchan por romper el techo cristal, por ser visibles, por ocupar posiciones de poder, por ser más que el accesorio de un hombre, que no les interesa ser la versión romantizada de las madres perfectas, que quieren preocuparse menos por la obligatoriedad de mantenerse jóvenes y bellas, y más por su propio camino hacia la felicidad.
Lo anterior se ejecuta de manera interesante, pues la película es una producción autorreferencial que no solo critica a la sociedad, sino que resalta las incongruencias de los ideales que ha generado la misma muñeca estereotipada y de la compañía que la creó.
El filme se encarga de ponernos contra la pared para mostrarnos esa realidad de las mujeres con chistes muy ácidos, aunque podemos estar casi todos de acuerdo que a veces las bromas son tan caricaturescas que no generan ni una carcajada y más bien dan un poco de cringe, pues nos recuerdan a ese humor anticuado de los 2000.
En pocas palabras, aunque es menos superficial de lo que esperaríamos de la que ha sido el modelo ideal de mujer por años, Barbie tampoco es el epítome de las cintas feministas.
Son muchas las luchas que se le escapan, pues no profundiza en las batallas interseccionales que viven las mujeres racializadas, disidentes de género, de diferentes grupos etarios, con discapacidades, entre muchas otras condiciones que han sido una barrera para la verdadera igualdad.
¡En eso, Barbie no logra ser lo que quiere ser! Pero lo intenta como si fuera un manual feminista para dummies, mostrándonos el patriarcado como el gran arma de los hombres para tener el mundo en sus manos.
Algo que tiene el ánimo de hacer el tropo principal fácil de entender, pero que no deja de ser reduccionista al final y nos muestra el feminismo blanco y occidental desde el cual está parado el pensamiento creativo de la cinta.
Algo que también causa un poco de ruido es que la cinta parte de un punto maniqueo en la construcción de su intención narrativa, pues cuando Ken se toma Barbieland para establecer el patriarcado y ostentar el poder, Barbie se junta con las demás muñecas y logran derrocar sus intenciones haciendo exactamente los mismo que él pero para las mujeres.
Los hombres se quedan sin lugares ni representación en los espacios de poder y vuelven a ser lo que eran, solo Kens. Entonces, en vez de buscar la igualdad, es como si Barbie estableciera un matriarcado.
Sin embargo, a la final Barbie se reivindica con una línea en la que se disculpa con Ken por ignorar sus necesidades y donde lo invita a descubrir que es más que solo alguien que vive para ella.
¿Qué hay de las actuaciones y la producción?
El diseño de producción es lo más bárbaro que tiene la película: Barbieland se siente realmente como una casa de muñecas a escala real; los artículos, como los carros y la ropa, son literalmente sacados de un comercial; la paleta de colores rosa y azul, en su mayoría, es divina y un goce a la vista.
Margot Robbie es convincente; Ryan Gosling se ufana de sus habilidades para el baile; Dua Lipa y John Cena salen lamentablemente muy poco; Will Ferrel hace de Will Ferrel; Kate McKinnon rompe el molde; America Ferrera dice la línea más emotiva e importante de la película, lo cual tiene mucho significado si tenemos en cuenta que ella ya había interpretado a la mujer más fea de la televisión en el mundo, a Betty, la fea en su versión gringa.
Por su lado, Ariana Greenblatt (Sasha) es la que más deja que desear, pero más que por su actuación, por el desarrollo de su personaje, pues pasa con mala cara toda la película porque no le gustan Barbie, pero de la nada, sin una razón que lo sustente bien, se vuelve su aliada y la más empática.
Para resumir, Barbie es una buena película que trata de darnos gusto en como luce el universo de la muñeca más famosa de la historia, pero también es una cinta que nos sacude y nos hace pensar en qué sociedad hemos vivido y cuál estamos construyendo para que la niñas, así como Barbie, puedan ser lo que quieren ser.