Ciudad Bolívar: circo desde las Montañas
Alexis Vidal, Jorge Iván Ramírez y Jhon Jairo Martínez tienen almas de luchadores, porque la historia de estos tres jóvenes resume la lucha de un colectivo de artistas por cambiar la cara de Ciudad Bolívar, no solo la fachada de la localidad, sino el rostro de miles de jóvenes que dependen de ellos para estructurar su futuro.
Hay que ver, y tal vez insistir, en que la cara de la localidad de Ciudad Bolívar ha cambiado. Desde hace un lustro, un grupo de residentes, motivados por una convocatoria del Distrito, pintaron las fachadas y techos de sus casas de colores vivos. La puesta en marcha de los cables aéreos del Transmicable con sus canastillas como vagones completan el colorido espectáculo. Pero esta historia no es de fachadas ni de nuevos transportes.
Por las calles del barrio La Estrella conocen desde hace varios años a Alexis, Jorge y a Jhon Jairo, a quien conocen como ‘Tucán’. Los tres representan a una agrupación de artistas llamada "Vamos a hacer circo en las montañas" que ha logrado que centenares de jóvenes de Ciudad Bolívar se inclinen hacia el baile de las danzas teatrales en la que los únicos pases sean ante un público maravillado por las acrobacias.
La Génesis
Hace cinco años, Alexis, Jorge y ‘Tucan’ y decenas de jóeves de Ciudad Bolívar se graduaron de la Escuela Circo Taller que, desde 2001, se ha dedicado a convertir en verdaderos maestros del mundo circense a jóvenes de zonas con alto grado de vulnerabilidad. Sus historias de superación, que ya contaremos en detalle, cruzaron fronteras y lograron apoyos para crear la agrupación "Vamos Hacer Circo desde las Montañas" el 16 de enero del año 2016.
Estos jóvenes se decidieron por “formalizar” su arte y algunos de ellos dirigieron el Técnico en Artes Circenses del Centro de Capacitación y Promoción Popular Juan Bosco Obrero. Hoy su Carpa Circo, que sobresale en las montañas de Ciudad Bolívar y complementa toda su formación con una escuela de Hip Hop.
“Yo salgo del colegio en 1999. Se presenta la oportunidad y se presenta la oportunidad de hacer un proyecto cultural en San Vicente del Caguán, y teníamos que pelear unos cupos para que nos llevaran, ahí comienza mi trabajo como artista”, cuenta Alexis Vidal, director de Vamos Hacer Circo.
Desde que Alexis empezó su trabajo, es común ver a payasos, malabaristas, equilibristas, acróbatas y músicos hacer sus obras y shows en la carpa pueden sumar más de 100 espectadores que aplauden este emprendimiento de arte y cultura que, además, creó en Ciudad Bolívar la Mesa Local de Circo de la localidad.
Los shows de estos artistas fueron ovacionados en el recientemente Festival Internacional de Teatro Callejero de Bogotá y muchos de ellos han viajado en festivales de la región y de Europa, demostrándole a los habitantes de este lugar de la periferia de Bogotá que pueden tener un futuro y una carrera artística.
Por décadas, hablar de Ciudad Bolívar ha sido hablar de violencia. Según la última encuesta de Bogotá Cómo Vamos, las bandas de microtráfico mantienen sus planes de reclutar a los jóvenes que viven en esta zona montañosa del sur de la ciudad. La Defensoría del Pueblo ha alertado que grupos criminales como el Clan del Golfo se han dedicado a forzar la inclusión de jóvenes a sus grupos como gatilleros, expendedores o extorsionistas, quitándoles cualquier anhelo de vivir otro destino.
“La localidad es una de las que más tiene artistas, artistas que trabajan todo el tiempo por nuestra localidad, llevamos mucho tiempo haciendo procesos”. Lo dice ‘Tucán’ con humildad, que ya le pintó a su compañero el rostro y lo dejó listo para show. Pero su ejercicio de pintarle el rostro a un joven para que dance, tan solo es uno de los rounds en los que este profesor de arte ha tenido que luchar para sacar este proyecto adelante.
Mientras afuera de la carpa, las calles están llenas de pandillas y drogas, Alexis, Jorge y ‘Tucán’ con un grupo de docentes, como el padre Jaime García, fundador del Juan Bosco Obrero, concibieron la idea de un circo en su colegio. Comenzaron dando clases y, en septiembre de 2018, comenzaron formalmente a impartir el técnico laboral.
Solo pueden por norma tener un profesor, sin embargo hay siete docentes en la carpa compartiendo el sueldo de uno. Empezaron a graduar y a certificar a los jóvenes en artes circenses y el rumor de un diploma en estas tierras rodó como bola de nieve convenciendo a un grupo que era mejor estar aquí que en las calles o en los semáforos pidiendo por malabares.
“Esto es lo bonito de Ciudad Bolívar, las montañas, ahí nace el circo de las montañas”, complementa Alexis.
Que inicie el show
Dentro de la carpa, un jovencito hace equilibrio sobre sus monopatines, moviéndose muy rápido, culebreando su andar lado a lado. Otro intenta un mortal, uno más da giros como un torbellino con los tobillos cruzados en una cuerda. Los tres líderes coinciden en que todos ellos han tenido que estar -como la geografía de Ciudad Bolívar- cumbre arriba en sus vidas, por eso ahora no tienen ningún problema en hacer este tipo de malabares.
Hay un joven que ‘Tucán’ maquilló que lleva un traje blanco con pantalones salta charcos y camisa remangada. Tiene una balaca roja como de zambo y la catadura quemada por el sol. Se encoge de hombros y empieza a danzar. Es una interpretación típica de una obra de arte. Hay niños y padres de familia, todos aplauden.
De repente, una maravillosa costelación de luces abre el show. Estamos en un circo en las montañas del sur Bogotá. El público y los artistas coinciden felices en que el arte que se proyecta aquí es un boleto de salvación a los riesgos de Ciudad Bolívar. Tel vez todos deberíamos vivir la vida con la sonrisa y disciplina que se ven en esta carpa. Esa misma sonrisa que ahora que estos tres líderes dejan ver cuando saben que este show es la lucha de una localidad por mostrar otra cara.