El día en el que Andrés Calamaro convirtió a 'Paloma' en Rap
Andrés Calamaro está más allá del bien que del mal. Hace lo que quiere. Recibe aplausos, abucheos, medallas de oro o bolsas con agua. En todo lugar lo esperan, es un cantante del pueblo y por eso, le responde al pueblo con la sinceridad de sus actos. No actúa, por eso es de odios y amores, es sincero, por eso perdura en el tiempo. Transgrede con sus nuevas canciones convertidas en tango, en cumbia, candombe, chacarera, punk o rocanrol. Sus letras pueden hablar de amor, pero también del malevaje y de los bandoleros que se sientan en su mesa a tomar del mate bien hervido.
Andrés Calamaro Masel en escena puede ser un tierno cantante de pop, un irreverente punk anarco, un cancionista bohemio, un tanguero voraz o hasta un rapero de freestyle con mucha experiencia.
Hace unos días en España, en su más reciente gira llamada Cargar la Suerte, como es el nombre de su más reciente disco, se encontró en las calles con Javier Ibarra, Kase.O. Juntos decidieron subir a una camioneta, recorrer algunos kilómetros de conversación y compartir mate amargo, para llegar a Lanuza, una localidad española perteneciente al municipio de Sallent de Gállego, donde se realiza el festival Pirineos Sur. Allí hicieron la interpretación de una canción que es himno de amor y desamor, de rabia y alegría, de desapego de corazón.
En un escenario atípico, con una fuente de agua para que el público se bañara, Calamaro demostró sus dotes no solo como compositor, sino como interprete al aceptar el reto de rapear, a toda velocidad, una canción que conoce hace muchos años. Kase.O lo acompañó, rapeó y fusionó Paloma con Basureta, dos clásicos interminables, España y Argentina, hablando del drama del amor.
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