Cuando Cerati visitó Radiónica
Recuerdo con mucha claridad aquel mes de septiembre de 2006. Radiónica no completaba su primer año de existencia y el gran Gustavo Cerati visitaba nuestros estudios. Sí, era un sueño para todos, el músico argentino estaba con nosotros, más allá de promocionar su concierto en Bogotá, teníamos entendido que también quería venir a RTVC para agradecernos una entrevista que le habíamos realizado un año antes con motivo de su álbum "Ahí Vamos". Y sí, sueña extraño, pero así fue.
Recibí a Cerati en la entrada de la Subgerencia de Radio y le fui presentando una a una a cada persona que trabajaba en la emisora en aquel entonces, desde nuestra secretaria, pasando por todo el equipo técnico, hasta el staff de la emisora que se encontraba ese día. Recuerdo la amabilidad de Cerati, y de verdad, me sorprendía gratamente eso. El músico argentino saludó a cada una de las personas con respeto y afecto. Como imaginarán, fue una situación especial, la mayoría de las personas que fueron sorprendidas por el saludo no lo podían creer, el cantante y líder de Soda Stereo estaba en sus oficinas diciendo "Hola", "Encantado", "Mucho Gusto".
Los nervios se fueron justo en el momento de la entrevista. Poco a poco fuimos destapando temas que quedaron para la memoria de aquellos oyentes del ya lejano septiembre de 2006. Hablamos sobre la gira, la participación de Richard Coleman y Fernando Samalea en su banda, las diferencias técnicas que existen entre sus guitarras, el Festival Coachella, lo nuevos discos de Mogwai, TV on The Radio y Sigür Rós, y obviamente sobre sus canciones. Ese día nos confesó que su canción favorita de toda su carrera era Lago en el Cielo, paradójicamente, la última canción que interpretó en su vida.
Es un recuerdo lleno de afecto, una especie de bendición sonora que nos dejó felices e inspirados en 2006. Tuvimos el honor de conocer al ser humano que suele esconderse en la estrella de rock, a ese que es capaz de confesar sus alegrías, miedos y afectos con sinceridad y complicidad.
Recuerdo ese instante como algo sagrado para Radiónica, un recuerdo lleno de nervios, apretones de manos, saludos, palabras, canciones y sonrisas. Apreciado Gustavo Cerati, cómo te extrañamos.
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