Una charla a larga distancia con Ela Minus
En 2007 cuando Radiohead lanzó "In Rainbows", rompió todos los paradigmas a su alcance: los musicales y los del negocio de la música. No solo envió un mensaje a la industria poniendo el álbum en una Web e invitando a los usuarios a que “pagaran lo que desearan”, sino que esquivó todas las estructuras de lo que venían haciendo entregando un álbum cargado de experimentación. Cuando Gabriela escuchó "In Rainbows" por primera vez, todos esos sonidos explotaron en su cabeza. Luego creció y entendió que estaban construidos con sintetizadores y computadoras; fue un disco definitivo para sus rumbos musicales.
Años después, cuando estaba en Berklee estudiando batería y diseño de sintetizadores, y siendo consecuente con esa admiración, fue a un concierto de Radiohead como parte de la gira de "The Kings of Limbs" (2011); llegó horas antes sin saber qué banda iba a abrir el concierto. En el momento en que Caribou saltó al escenario todo cambió todo para ella: “No entendía qué era eso, me tocó irme a mi casa a reflexionar sobre lo que había pasado”.
Aún sigue pensando que ese fue el mejor concierto de su vida, aunque la historia no se cierra ahí. Desde el año pasado empezó a trabajar con una empresa de booking; al principio no estaba segura de aceptar porque se especializaban en rock, pero se dejó convencer por dos jóvenes que, entusiasmados con su trabajo, la buscaron con insistencia. Al final fueron ellos quienes lograron cerrar la gira con Caribou.
En el 2015 cuando Ela Minus lanzó "First Words", su EP debut, no tenía más intenciones que hacer música. Han pasado 5 años desde entonces y si bien las ansias de hacer música no han cesado, ahora también hay una necesidad de enfocarse en todo lo que pasa después de la creación: las giras, conciertos, videos, etc.
Este año tenía miras a ser precisamente la síntesis de esos nuevos anhelos, cargado de momentos significativos: la gira con Caribou, Coachella, Primavera Sound, el lanzamiento de su disco y por supuesto el anuncio de su fichaje en Domino Records (la casa disquera de agrupaciones como Arctic Monkeys, Blood Orange o Hot Chip). Pero el coronavirus fue demoledor y los planes cambiaron.
Desde su casa en Nueva York, habló con nosotros.
¿Cómo estás digiriendo todo lo que empezó a pasar tras el coronavirus y las cancelaciones?
Siendo honesta nunca me dio duro. Apenas empezó a irse todo a la mierda lo primero fue pensar en mi familia antes que en los conciertos. Mi plan era irme a Colombia porque iba a tocar en Quito, quedarme en el Estéreo Picnic, de ahí ir a Coachella y luego empezar la gira con Caribou, pero nada de eso pasó. En momentos de mucho estrés me calmo, yo soy la que en un terremoto me quedo quieta, diciéndole a la gente por dónde hay que salir y pidiéndoles que respiren y así fue con esto. El año estaba increíble, pero también estábamos corriendo mucho con la parte visual del disco con el fin de sacar todo para los conciertos. Teníamos que salir con todo para Coachella y cuando me di cuenta de esto, fue un alivio no correr y hacer las cosas con más calma.
La primera canción de este álbum salió mientras de la incertidumbre y la desesperanza se estaba esparciendo rápidamente. El nombre de esta es "They Told Us It Was Hard But They Were Wrong" (Nos dijeron que era difícil pero estaban equivocados), algo muy significativo y que empalma perfecto con el momento. ¿Siempre fue este el nombre del sencillo?
¡Sí!, ese fue el nombre que tenía hace mucho tiempo. Este disco lo acabé hace un año, pero se alargó el lanzamiento y una de las cosas que más me daba ansiedad y angustia era que no tuviera contexto en el mundo. Yo creo que el 50 % del arte es el contexto en el que vive y yo pensaba que no iba a tener nada de contexto. Me parece lamentable, pero me di cuenta que de las cosas que no se vencen es la necesidad de revolución, ese es el mundo en el que estamos.
¿El lanzamiento se alargó por la firma con Domino Records?
Sí, yo firmé en agosto del año pasado, pero no queríamos que la noticia fuera la firma. Cada día me sorprendo más de Domino, soy muy cursi y todos los días le agradezco, pero gran parte de su lema es que no se trate de la disquera, sino del artista. Entonces, cuando firmamos, decidimos esperar para que se le diera la importancia a la música. Nos demoramos porque yo nunca había mezclado con nadie, musicalmente todo lo había hecho sola y cuando firmamos parte de esa negociación fue que quería mezclar con Marta Salogni, una ingeniera que tenía entre ceja y ceja, es italiana y vive en Londres. Ella ha mezclado a Björk y ha hecho cosas increíbles, y yo pensaba que no solo nunca me iba a alcanzar para pagarle, sino que no sabía cómo llegarle, entonces eso estuvo en el contrato. Y no solo que mezclara, sino que yo pudiera ir a aprender de ella.
Generalmente la mezcla se manda al ingeniero, pero pocas veces el artista va, ¿cómo fue hacer todo el proceso con ella?
Yo fui muy intensa. Para mí el disco ya estaba listo y también para Domino cuando me firmó. Me decían “esto suena punk, pero este es tu sonido” y yo no sabía si era un cumplido o no. Así suena porque lo hice yo sola y me dejaron tomar la decisión de mezclarlo o no. Cuando se lo mandé a la ingeniera me dijo que sonaba muy bien, pero que podía elevar lo que ya estaba así que el trabajo de ella fue de ponerle su sello de creatividad. Ella trabajaba y yo la miraba, solo le dije que estaba ahí para aprender.
En Colombia el número de ingenieros de sonido hombres es abismalmente desproporcionado con el de mujeres ingenieras ¿pasa igual en Nueva York?
Acá en Nueva York pasa igual y no entiendo la razón. Pero yo creo que eso empieza a cambiar con los ejemplos, cuando una niña de quince años ve a modelos a seguir y piensa que puede hacer lo mismo.
Pasa algo muy similar con las mujeres bateristas y recuerdo que diste clase en Tom Tom Academy, una escuela de batería de mujeres y para mujeres ¿cómo fue esa etapa?
Tom Tom es una revista dirigida por mujeres que solo cubre mujeres bateristas y percusionistas. Ellas hicieron una academia pensando en las mujeres que no se atrevían a tocar porque habían sido víctimas de acoso por sus mismos profesores, entonces solo había profesoras. Yo le enseñaba a dos mujeres de 40 y 50 años que habían tenido experiencias horribles con hombres. Luego las dueñas se pelearon y acabaron la academia. Me dio mucha rabia porque ellas tenían la oportunidad de derribar estereotipos, de hacer algo importante y no lo hicieron.
Nos desviamos del tema, pero volvamos al día de firma con Domino y esa foto en la que sales con la camiseta de la selección.
Yo siempre había tenido el pensamiento de “no me importa la disquera, no me importa Coachella, solo quiero hacer música”. Ahí me di cuenta que es un mecanismo de defensa, porque si uno tiene metas o sueños hay más posibilidades de fallar y yo seguía muy arraigada en eso. Antes de eso había tenido ofertas de disqueras más chiquitas, pero estaba cansada porque siempre tenía que negociar cosas como por ejemplo el nombre del disco. La razón por la que llegué a Domino fue por una gran amiga, ella siempre me dijo que quería trabajar conmigo pero estaba fuera del negocio de la música. Ella vive en Londres y empezó a venir a Nueva York sin decirme por qué. Una noche yo tenía un concierto y llevó a unas personas, yo pensé que eran amigos, pero a la semana me dijo “empecé a trabajar con Domino, ¿puedes venir la otra semana a una reunión?”. En resumen, ella me firmó. Nunca me lo creí hasta ese momento frente al papel con la camiseta de la sele. Fue muy bonito porque se sentía muy personal, vino Philippe Siegenthaler que es mi mánager y otras dos personas con las que llevábamos meses negociando. Se sintió en familia.
-7min... Una noticia que tocó básicamente aguantar desde mediados de 2019 cuando se firmó un contrato que soñamos, pero que verlo al frente nuestro fue sublime. Con la tricolor a bordo y todo... pic.twitter.com/ZHPCgbkoil
— PhilippeSiegenthaler (@siegen) April 15, 2020
Cuándo vuelves atrás y miras en retrospectiva lo que fue First Words, el EP con el que presentaste oficialmente a Ela Minus ¿cómo percibes ese trabajo?
A mí me sorprende. Yo hice todos los EPs muy recostada en la idea de hacer todo muy rápido, basada en la inmediatez, el instinto, de no pensar y no querer lograr nada. Yo estaba revelándome totalmente a toda mi experiencia en la música antes de Ela Minus, donde con cada grabación se quería lograr algo y yo quería todo lo contrario. Con este disco me tomé tiempo, me relajé, lo dejé descansar, trabajé con alguien más y siento que me oigo y me sigo emocionando mucho. Ya no escucho mis EPs anteriores, no me gustan, es como si escuchara la música de otra persona, en cambio escucho este disco y me siento orgullosa porque por primera vez siento que suena a mí. Los otros también, pero como eran tan inmediatos, no eran tan profundos.
¿Construyes las canciones en torno a la experiencia del club?
Lo que salga. Hace mucho tiempo, por el en vivo, lo que hago vive en dos mundos: tiene un pie dentro del club y la fiesta, pero otro pie en el pop, nada mainstream, pero la forma es pop: hay coros y la voz está durísimo. Para mí lo más importante es hacer canciones para que se acuerden de la melodía y los acompañe en la vida. Que la gente baile en el club es una consecuencia del sonido con que yo resueno, pero intento no hacer música pensando en nadie más que en mí.
Con lo del arte y los videos estoy entendiendo que puedo empacar la música para que viva donde yo quiero que viva, y quiero que viva en un lugar nuevo que es una mezcla entre una cantante de pop, una productora de música electrónica y una persona que toca música en vivo. En mi opinión no existe todavía. Quiero que sea una combinación de todo y eso ha hecho más difícil mi carrera, pero ahora que tengo más apoyo, es la oportunidad de seguir firme con eso y no me da miedo hacer mucho a la vez. A uno le han enseñado a tener miedo y a tener que elegir entre hacer lo uno y lo otro, pero hay que decir “No me jodan, puedo hacer muchas cosas”.
Tienes unas raíces muy enlazadas con el punk, pero al fin de cuentas compartes muchos valores con la electrónica…
Sí, viven en el mismo universo, solo que la música cambia y yo he sentido que mucha gente que tiene raíz en el punk hace electrónica. En mi opinión el espíritu es el mismo... En ambos casos lo único que necesitan es un espacio, más seres humanos y más música. Para mí es 100 % la conexión con los humanos y en los conciertos de punk tú sudas con la gente, es un momento inigualable que vives gracias a la comunidad y es encontrarse con esas personas.
Ahora que los planes cambiaron ¿cuál será la nueva fecha de lanzamiento del disco?
Todavía no tenemos fecha. Pronto sale el segundo sencillo que va a ser en español, lo cual me parece lindo.