[Reseña] 'Pasado Prometedor', el nuevo disco de Cielito Drive
Imposible alejarse del cliché cuando un proyecto hace alarde de contener la idiosincrasia de una región, ya de por sí, para bien o para mal, con un imaginario colectivo establecido. Sí, de la región Caribe colombiana, por lo menos desde el interior, se piensa en música que invita al baile, que invita a la diversión, que invita al vacile (perdón por los clichés).
Pero detengámonos en “el vacile”, o mejor aún, en “vacilar”:
Dicho de una persona o de una cosa: Moverse de manera indeterminada o inestable.
Dicho de una cosa: Estar poco firme en su estado, o tener riesgo de caer o arruinarse.
Dicho de una persona: Titubear, estar indecisa.
coloq. Col. C. Rica. Cuba y Guat. Gozar, divertirse, holgar.
Engañar, tomar el pelo, burlarse o reírse de alguien.
Todas las anteriores definiciones, sacadas del diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (perdón por lo ñoño), le caben a Cielito Drive y a su más reciente trabajo discográfico 'Pasado Prometedor' (2019). Entregado a manera de sencillos a lo largo del 2018, el disco contiene un total de 14 composiciones que en cuanto a género, a pesar de elementos reconocibles, es indeterminable.
De las guitarras distorsionadas sacadas del rock alternativo se pasa a las síncopas del ska con un poco de core que desembocan en un raggamuffin que termina en reggae y que lleva a canciones melódicas más cercanas a la balada pop con percusiones latinas que por momentos sobresalen evocando ritmos caribeños (tomar aire aquí). Sí, todo eso tiene, dando la sensación de estar poco firme en su estado.
Portada de 'Pasado Prometedor' (2019).
Pero lo anterior no es nuevo. Cielito Drive lo viene haciendo desde hace 15 años, desde 'Pregón Caribe Con Feeling para Ti' (2005), de donde se desprende la versión más eléctrica y mejor producida de 100 pesos (Pregón Caribe con Feeling Para Tí), pasando por 'Viajero' (2010) o 'Paisajes' (2011). Lo suyo es eso, una fusión, una mezcla, un híbrido. Híbrido sonoro complementado por letras que engañan, toman el pelo, se burlan y se ríen de la realidad. De la realidad y del oyente, jugando entre la banalidad pero con contenido, otra vez, moviéndose de manera indeterminada gracias al uso del lenguaje coloquial (y del uso coloquial del verbo vacilar).
Me voy a arriesgar, lo de Cielito Drive es el vacile efectivo. Y es sobre eso que se construye su propuesta 2018 con el disco mejor producido de su carrera musical, un álbum lleno de cortes que funcionan para la diversión y que deja en evidencia la capacidad del proyecto para hacer canciones pegajosas (3000 Coletos, ¿Quién Tiene la Pelota?). El resultado no es más de lo que esperábamos con sus adelantos, una colección de canciones que registran un crecimiento desde lo estético. ¿Memorable? No. ¿Recordable? Tampoco.
¿Qué esperamos a futuro? O mejor, ¿qué espero a futuro?: un Cielito Drive más determinado, más estable, más firme y decidido (léase menos vacilador). Menos vacilador no en concepto, menos vacilador en cuanto a composición (musical y lírica). La producción se logró, ahora es momento de trabajar en letras que digan algo más y en una actualización compositiva desde lo instrumental para que el grupo suene más acorde al final de la segunda década del presente milenio. Rescatar de la definición de “vacilar” el riesgo, pero no para caerse o arruinarse, sino para quedar más firmes como un todo.
Con todo esto buscar la forma de inyectarle riesgo a un vacile que ha sido efectivo. Algo así como el “vacile riesgoso”.