Alcolirykoz, solo elogios en letras mayúsculas
Pocos, poquísimos, se dan el lujo de llenar un teatro. Menos un teatro como el Jorge Eliecer Gaitán. Mucho menos de la forma en la que lo llenó Alcolirykoz en la celebración de los 12 años de su debut 'En Letras Mayúsculas' (2007): vendiendo boletería; tomándose el escenario con madurez; exponiendo su crecimiento en cada una de las rimas, de las intervenciones, de los beats.
Lo de Gambeta, Kaztro y Fazeta, sin exagerar, ya se puede considerar épico. Épico en todos los sentidos de la palabra. Por medio de su experiencia, conocimiento y sabiduría, y con una integridad evidente desde la creativo que es resultado del respeto a sus propias ganas, deseos y búsquedas, han puesto cada una de las letras de su nombre en los más alto del rap colombiano.
En tiempos en que el género y sus distintas vertientes se toman el mundo, con importantes nombres ocupando las líneas superiores en los carteles de los festivales musicales o con artistas que ganan premios que antes eran exclusivos para representantes de otros estilos, los de Aranjuez dan una prueba en Colombia de la realidad musical global: el momento del rap.
Y lo han logrado desde la honestidad, la honestidad de saber de dónde vienen, para dónde van, para quién le cantan y cómo le cantan. Por eso su música, como quedó en evidencia el pasado 23 de febrero en Bogotá, le llega igual al rapero tradicional, al adulto, al niño, al metalero o al punkero.
No hay duda alguna, estamos ante uno de los proyectos musicales más importantes en la escena alternativa del país. Una escena que le está quedando pequeña gracias a un 'Servicios Ambulatorioz' (2017) cargado de nuevos clásicos y a sencillos como “La Típica”, que con tan solo un par de meses en los oídos de sus seguidores, se canta como si hubiera sido eterno.
Lo de Alcolirykoz trascendió Aranjuez, Medellín y Bogotá. Ahora es el momento de que llegue a todo el país, al continente y al mundo. Es su momento, no se puede desaprovechar.
5 cosas que nos dejó el concierto de Alcolirykoz en Bogotá
1. Sí hay público. Más importante aún, hay público que paga por ver a sus artistas nacionales favoritos. El Teatro Jorge Eliecer Gaitán, con boletería agotada, recibió a Alcolirykoz como si fueran propios.
2. La música, cuando es honesta, rompe las barreras del regionalismo. Como lo dijo Gambeta en medio de la presentación: “en Bogotá los reciben como en casa”.
3. Los teatros no solo son espacios acordes para este tipo de presentaciones, sino que colaboran para la creación de públicos. El sábado 23 de febrero en el Jorge Eliecer Gaitán niños y niñas que no tenían la opción de ver a una banda en un bar o un festival pudieron disfrutar de un evento que les pudo haber cambiado la vida.
4. El respeto por el público, en términos de comodidad, buena producción y obediencia por los horarios, hace que la experiencia en vivo sea más satisfactoria. Los horarios se acataron, el sonido estuvo a la altura y la producción fue impecable.
5. El trabajo honesto está por encima de las estructuras. Muchos artistas con inmensas maquinarias envidiarían lo que produce la música de Alcolirykoz, todo desde la autogestión y la independencia.