Mujeres y poder en el Picnic 2018: La Ramona, Lana de Rey y Kali Uchis
Yo no sé a ustedes, pero a mí, ver a La Ramona, Lana de Rey y Kali Uchis me antojó de ver a más mujeres en tarimas, dueñas de sus proyectos, dirigiendo sus bandas, haciendo uso del poder de las palabras con la sensibilidad que nos caracteriza, explorando desde la música el espíritu femenino y mostrando sin temor - y sin caer en la exageración- esa sensualidad cargada de color y vida, esa que nace con y dentro de nosotras mismas.
En todos los sectores de la sociedad las mujeres han luchado durante siglos por obtener los espacios de los que gozamos hoy, y aunque los avances han sido significativos y hoy somos consideradas como sujetos libres, autónomos y capaces, en la industria del espectáculo -como en sectores como la política- aún nos falta camino por recorrer.
En el mundo del cine pedimos todos a más mujeres en cargos técnicos y directivos, queremos ver a las mujeres no sólo desarrollando con maestría y excelencia papeles desde el campo actoral, también queremos y debemos exigir más obras con la mirada femenina: queremos más directoras, realizadoras y escritoras, guionistas, foquistas, sonidistas… Lo mismo ocurre en la música y en otros campos de las artes.
En el mundo contemporáneo tenemos a la reina, Madonna, a quienes muchas siguieron años después y aún tienen como imagen, como ejemplo, pero antes, mucho antes si revisamos la historia de la música, estuvieron Elizabeth de la Guerre (1667–1729), quien sobresalió con el clavicémbalo y se convirtió en la autora de la primera recopilación de cantatas en francés de la historia a finales del s. XVII; también estuvo Marianne von Martínez (1744-1812), una prolífica compositora del Clasicismo que dejó al menos dos centenares de composiciones originales.
Debemos mencionar a Maria Callas (1923-1977), quizá, la mejor soprano de todos los tiempos, quien deslumbró al mundo como una de las grandes voces que ha dejado la historia de la música; por otro lado y con una guitarra en mano, llega Paulina Duchambge (1778-1858), y también está Pauline Viardot-García (1821-1910), quien abrió la veda de las grandes intérpretes vocales femeninas como mezzo-soprano. A ellas y muchas más debemos conservarlas en nuestra historia por haber luchado y persistido en la búsqueda y conquista de lo que tenemos hoy, gracias a eso tenemos en el presente a artistas como Beyoncé y Björk, y tuvimos en momentos muchos más complejos que los actuales a Nina Simone, Etta James y muchas otras que también hicieron camino y construyeron para nuestro presente. Pero en la actualidad, aunque tenemos un puñado cada vez más grande de mujeres en la industria, muchas de ellas también han alzado sus voces para hacer públicas las problemáticas a las que se ven enfrentadas por su condición femenina, lo ha hecho Beyoncé, lo sigue haciendo Björk, Lady Gaga y Grimes; y en Colombia aunque no se hagan oír, también hay historias similares.
Pero por oscuro que se torne el panorama, nada ha impedido que en el mundo de la música tengamos hoy a La Ramona, Lana de Rey y Kali Uchis; y en la presente edición del Festival Estéreo Picnic ellas con su talento y sus conceptos estéticos, sumados a la calidad interpretativa en sus propuestas, al profesionalismo y a su presencia y puesta en escena, nos ponen a pensar en lo rica que sería la escena -especialmente la nacional- con más mujeres en tarimas, y en ese mismo camino sentimos la necesidad de más mujeres al mando, con proyectos propios, dirigiendo sus bandas.
Por Colombia mencionamos a Leonor González Mina, la Negra grande de Colombia, quien puso en el mapa de la industria musical al Pacífico colombiano. Carmiña Gallo fue una de las más influyentes cantantes líricas de Colombia. Rita Fernández fue la reina del vallenato y según se sabe, la única que tocó acordeón y compuso canciones desde el primer Festival de la Leyenda Vallenata en 1968. También debemos mencionar a Totó la momposina, la cantadora caribeña más reconocida de Colombia, y claro está, a La Niña Emilia Herrera, quien puso a bailar a Colombia en los 80.
De la escena actual continúa Andrea Echeverry y tenemos además del pasado reciente a la actualidad a Goyo, Li y Catalina García haciendo el frente en bandas como ChocQuibTown, Bomba Estéreo y Monsieur Periné, respectivamente. Y como ellas muchas mujeres han subido a las tarimas como parte de proyectos musicales, e incluso tenemos a La Perla y Las Áñez, proyectos totalmente femeninos; y Juanita Carvajal con su proyecto en solitario llamado Emilia, y a Elsa y Elmar también conquistando escenarios internacionales, éstas dos últimas como dueñas y líderes de sus proyectos. Y a La Ramona que tocó nuestros corazones con el poder infinito de su voz acompañada por una banda de primera que liderada por su voz y la espontaneidad de su puesta en escena explotó la tarima que la vio surgir del minuto uno de su show y crecer canción a canción conectándose con cada uno de los que la veían y se enamoraban de ella y su propuesta.
Por eso su show, poderoso, único, lleno de talento, cargado de sensibilidad, y su presencia, femenina sobre todas las cosas, junto a los espectáculos arrolladores y únicos -igualmente desde lo femenino- de Lana del Rey y Kali Uchis, nos hacen querer ver a más mujeres en tarimas explotando las características que solo nosotras poseemos, siendo libres y respetuosas con nuestros cuerpos y nuestra historia, con lo que representamos, esa lucha que durante siglos pesa sobre nuestro género y sobre los hombros de millones de mujeres que han querido ser libres y respetadas por lo que son.
La Ramona, Lana de Rey y Kali Uchis se suben a las tarimas sin miedo a mostrarse como son, sin miedo a ser juzgadas por cómo visten o por como se mueven; su talento habla por ellas y su condición femenina es una característica que enriquece las propuestas que nos ofrecen. Ellas hacen que quiera ver más mujeres sobre las tarimas y hacen que me pregunte por qué siguen siendo pocas.
¿También creen ustedes que merecemos más mujeres de las que tenemos sobre las tarimas?