Cinco (5) libros decomisados en los colegios
¿En algún momento vivieron el decomiso de un libro que llevaron al colegio? Por casualidad tiempo después ¿tuvieron la posibilidad de volver a leer este texto? Tales historias siempre van a ser comunes en el ámbito popular de la infancia y la adolescencia. Sin embargo, un libro por más prohibido que parezca con el pasar de los años, siempre será bueno revisarlo con respecto al momento actual.
Estas historias presentadas a continuación se enfocan netamente en libros y narrativa gráfica, más no en otro tipo de publicaciones con otros contenidos.
Bart Simpson... 20 años después
Comienzo con mi historia, no por ser grosero con los demás invitados en este propósito, sino más bien como una manera de introducir sus relatos.
“Corría el año 1996, me encontraba cursando tercero de primaria, justo por esos días un amigo del barrio me otorgó la primera edición de 'La Guía Para La Vida de Bart Simpson', curiosamente este libro quedó en mi poder ya que de forma inocente le gané una partida de Street Fighter II en Super Nintendo. Pese a que por aquel entonces Los Simpson generaban cierta cautela, en mi casa nunca hubo reproche en que lo leyera, siempre y cuando entendiera que Bart Simpson era un personaje de ficción, el cual no era un modelo a seguir, simplemente funcionaba para entretener.
Un día llevé el libro al colegio, sin recordar muy bien cual profesor fue el que tomó la decisión, este me fue decomisado debido al contenido expuesto en cada uno de sus capítulos. Allí el propio Bart da “consejos” desde la mirada de un niño travieso, acerca de diferentes temas en el diario vivir: el trabajo, los padres, la salud, la alimentación, etc.
Luego de eso nunca volví a ver el libro y quedé además con la intriga de terminarlo. Hace algún tiempo en una entrega previa de la FILBO lo volví a encontrar, curiosamente descubriendo que es un texto supremamente exitoso, ya que iba en la edición número 44. Sin mayores pensamientos lo compré y procedí a leerlo de nuevo, pero ahora con óptica de adulto.
Tras una lectura exhaustiva, me percaté que el sentido en el que mis padres me orientaron sobre este texto seguía siendo el mismo, pero ahora comprendiendo que es un libro humorístico y promocional alrededor de la obra de Matt Groening, el cual fue creado en una época donde esta serie tenía como personaje central a Bart Simpson, algo que como bien sabemos es diferente en la actualidad, ya que el eje principal de esta historia gira alrededor de Homero y su altísima popularidad”.
El cine, la literatura y otras connotaciones
Rafael Nieto, coordinador de promoción y mercadeo en la editorial de la Universidad Javeriana, nos cuenta la siguiente historia sobre una novela y una película que no se relacionan por temas de adaptaciones.
“Si bien mi colegio era bastante liberal en cuanto a su postura con la literatura, miraban con cierta reserva la obra del escritor norteamericano Henry Miller, principalmente títulos como Trópico de Cáncer, Trópico de Capricornio, Nexus y Sexus. Por aquella época también se hizo popular una película llamada Cabo del Miedo (Martin Scorsese - 1991), allí el personaje principal de Max Cady utilizaba el libro Sexus para seducir a la chica interpretada por Juliette Lewis.
La referencia del libro y su contenido causó mucha curiosidad entre mi círculo de amigos, hubo un compañero que lo consiguió y así comenzó a rotar entre todos. Si bien más allá del contenido sugerente expuesto por Miller, el verdadero altercado surgió por su portada donde aparecía el torso desnudo de una mujer.
Volver a leer este libro como adulto llegó a ser muy interesante, ya que si bien posee una prosa bastante erótica, vale la pena decir que es una novela muy bien escrita. Al sol de hoy existen otros títulos de diversos autores que llegan a ser mucho más explícitos, pero su estilo de narrativa resulta no tan atrayente, como por ejemplo Las 50 Sombras de Grey. Actualmente Henry Miller se considera como un autor canónico, su estilo puede ayudar a reevaluar el concepto de sensualidad, sexualidad y erotismo que existe hoy en día”.
De fantasía y aventuras extraordinarias
Santiago Rivas, artista plástico y presentador, tiene una historia tal vez bastante recurrente entre el gremio ‘friki’, la cual gira alrededor de los juegos de rol.
“Tendría unos 16 o 17 años, durante ese tiempo en el colegio siempre cargué con mi manual del jugador de Calabozos y Dragones, fue una época que entre mi círculo de amigos jugamos bastante. Si bien nunca me lo decomisaron, en aquel entonces hubo algunos inconformismos por parte de los padres de mis compañeros, argumentando que estos textos incitaban a la brujería y la magia.
Recuerdo que mi papá en una reunión tuvo una discusión con el acudiente de otro amigo con el que jugábamos, allí le dijo: ¿usted de verdad se está quejando porque su hijo lee? ¿Usted se está quejando porque el pasatiempo de su hijo es leer un libro grandote? ¿De dónde saca la idea de que se van a volver brujos? (...risas).
Mi papá siempre defendió a capa y espada la idea de que jugaramos rol, era algo que me parecía fantástico. Hoy en día estos se han convertido en herramientas pedagógicas, donde a través del storytelling ayudan a los estudiantes a crear historias de diferentes tipos, similar a juegos como Once Upon A Time de Atlas Games o Nanofictionary de Looneylabs”.
Vale la pena agregar que este tipo de prácticas ayudan a fomentar la construcción narrativa de manera colectiva, es como una especie de cuentería interactiva. No por nada autores de novelas fantásticas de Dungeons And Dragons como R.A. Salvatore, obtuvieron las bases y la inspiración de las mismas al sentarse en una mesa a jugar con sus amigos.
Cómics: literatura de menor a mayor
Para Carlos Palacios, conocido en el mundo del cómic nacional como Karmao, la narrativa gráfica siempre ha ayudado a exponer otras formas de pensar, entendiendo que actualmente las historietas han dejado de ser una literatura menor.
“Corrían los años noventa cuando editamos la revista Maldita, la cual además generó polémica hace mucho tiempo en la Feria del Libro. Supe por conocidos que esta fue altamente decomisada en diversas instituciones. Un amigo en particular la llevó a su colegio, la compartió con gran aceptación entre sus amigos y se la quitaron debido a su contenido, el cual fue tildado de oscuro.
Curiosamente años después, mi amigo terminó convirtiéndose en el cantante de una banda de metal, no se si esto haya tenido relación directa con aquel hecho. Después de tantos procesos es importante volver a ver esta antología de cómic, primero porque en aquel entonces los autores estaban enfocados en crear publicaciones más cercanas al modelo europeo, mientras que nosotros buscábamos similitudes con el cómic americano, basados principalmente en personajes.
Por otro lado, Maldita tuvo una narrativa contestataria respecto a otras antologías de ese entonces, entendiendo que el cómic podría ser creado también por autores y no tanto por colectivos. Este modelo prolifera actualmente en la creación de historietas en nuestro país, muchos autores están elaborando publicaciones basadas en personajes y con temáticas diversas, las cuales van dirigidas a diversos tipos de público.
Por fortuna, nunca me ocurrió...
Finalmente, autores nacionales como Antonio García y Oscar Pantoja, cuentan en retrospectiva que este tema de los decomisos en los colegios nunca les sucedió, aunque con esta pregunta lograron sacar otras reflexiones particulares.
A.G: “Hice toda la memoria que pude, a mi la verdad nunca, pero nunca me dijeron que no leyera algo. Recuerdo que siempre tuve acceso a todo lo que quise leer, ni en el colegio ni en mi casa evitaron que accediera a algún texto que me llamara la atención. Incluso, considero que leí muchos libros que no eran para mi edad, pero por fortuna nunca un adulto me dijo que no”.
O.P: “Personalmente luego de echarle cabeza, pienso que por fortuna tanto en la escuela como en el colegio nunca tuve, ni tuvimos problemas con mis compañeros frente al tema de que no nos permitieran leer algún libro.
Aunque se me viene a la memoria una historia relacionada que valdría la pena recomendar, me refiero al libro Feliz Año Nuevo del autor brasileño Rubem Fonseca. Esta es una obra que le da voz a los que no tienen voz, que de una u otra manera dice cosas verdaderas, ayudándonos a entender contextos pasados en los que se desarrollan tanto los relatos como la historia en la publicación de un libro”.
Finalmente, ¿Les ocurrió este tipo de cosas? De ser así, los invitamos a releer tales libros y encontrar nuevas valoraciones de acuerdo al tiempo transcurrido, además de los contextos y sus transformaciones. Si bien, tanto los libros como las películas (u otro tipo de creación), deben tener un tiempo y un lugar para cada persona, lo importante no es prohibir de forma rotunda, pero si encaminar, orientar, interiorizar y comprender qué es lo que leemos y de qué manera lo hacemos.