Facebook entrará a las grandes ligas
Facebook inició los trámites para poder cotizar en Wall Street. ¿Qué significa esto para una red social que tiene más de 800 millones de personas, empresas y entidades registradas, y cuya principal fuente de ingresos es la información que todas publican casi indiscriminadamente?
Son temas diferentes cuando un empresa que produce bienes o servicios sale a la bolsa. El motivo de sus ganancias son la venta de esos objetos. ¿Pero qué pasa cuando lo que hace importante, y atractiva económicamente a una compañía, es la información personal de más de 800 millones de personas y usuarios?
Cuando Facebook salga a la bolsa, lo que se cotizará, en últimas, es el valor de esa información. ¿Y para qué sirve? Principalmente, es una base de datos inmensa para crear publicida dirigida, cada vez más específica. Y porque no, un listado de personas que puede usarse para cualquier cosa, a costa de la privacidad.
Facebook lograría ser avaluada en más de US$100.000 millones, superando a compañías de inmensa tradición como la empresa de automóviles Ford (US$47.000 millones) y de entidades financieras del tamaño del Citigroup (US$89.000 millones). Se especula que al completar el proceso, la nueva compañía pública, se cotizaría a un valor 26 veces mayor a todas las ganancias que obtuvo en 2011. Comparado con apenas las 5 veces que se multiplicó el valor de Google durante el mismo proceso, la de Facebook es una operación inmensa.
¿Y qué papel juegan los usuarios en todo esto, y claro, su información personal y lo que comparten diariamente en Facebook? Es una pregunta que pone sobre la mesa varios temas y que genera otras inquietudes. El uso masivo de Facebook en el mundo, su popularidad, su influencia en la cultura popular y el romance de los medios de comunicación con el invento de Zuckerberg, hace que se olvide que es una empresa privada, que ofrece sus servicios gratis, sí, pero que tiene sus propios intereses y que genera ganancias millonarias de publicidad y Zynga (quienes se encargan de las plataformas y cobros de juegos como Farm Ville).
Esto debería generar nuevas preguntas sobre privacidad y tocar el tema de la sobreexposición de información. La salida a la bolsa significa que ahora no sólo Zuckerberg y sus socios querrán hacer dinero, sino una cantidad todavía desconocida de personas, que pueden llegar a ser millones. Esto siginificará, además, que más socios serán dueños de la información de los usuarios de Facebook, o por lo menos del uso de esta. También, que dueños de otras compañías se interesarán en que Facebook, por su conectividad social y presencia en toda la red por medio de "shares" y "likes", esté presente en nuevos productos. Pronto los "likes" se volverán opciones y preferencias para los usuarios en otros medios que utilizen, como la televisión, el cine, la música, etc.
Antes de concretar este tipo de operaciones, las empresas deben presentar un listado público de "las cosas que podrían dañar nuestra compañía" para que potenciales inversionistas conozcan los riesgos que puede tener la operación de invertir en ellas. En ningún punto existe una preocupación, o conciencia, de la importancia de la compañía como medio de comunicación.
Ahora que nada parece existir si no es compartido en dos empresas privadas, Facebook o Twitter, es increíble el poder que han alcanzado, centralizando la gran mayoría de la información de la red. Y vale la pena preguntarse, hasta donde pueden llegar. Seguramente, vendrá mucho más dinero, pero también innovación tecnológica.
Chévere Pensar en Voz Alta