“Soy como un río y estoy intentando llegar al mar”: entrevista con Paloma San Basilio
Paloma Cecilia San Basilio Martínez, más conocida simplemente como Paloma San Basilio, es una de las grandes cantautoras latinoamericanas y una de las máximas figuras femeninas vivas de la balada americana junto a las grandísimas Yuri y Amanda Miguel.
Su carrera de casi cinco décadas nos ha dejado un sin número de himnos de la plancha como “Por qué me abandonaste”, “Juntos", “Cariño mío”, “Libre”, “Demasiado herida”, “Nadie como tú”, entre muchos otros éxitos.
Varias generaciones de latinos crecieron con su música, se enamoraron por primera vez, la cantaron en la ducha y hasta lloraron escuchándola.
Incluso, quienes nacieron en el nuevo milenio seguro disfrutaron de su música alguna vez en un karaoke, en la radio o mientras visitaban a su familia y la abuela ponía su cassette favorito.
Nacida en Madrid el 22 de noviembre de 1950 en el barrio de Chamberí en España, Paloma San Basilio ha sido la intérprete de la banda sonora de la vida de muchos y muchas en esta región latina impregnada por ese no sé qué nostálgico, sensible y sencillo que nos hace amar tanto esa música introspectiva y herida.
Hablar de Paloma nos lleva por un trayecto musical larguísimo, sin embargo lo que poco saben es que la diva de la balada inició su vida profesional alejada del mundo de la música, pues primero realizó estudios de filosofía y letras, se preparó en Madrid durante tres años como psicóloga y hasta estudió ballet, antes de volverse la estrella que es.
Su entrada en el mundo del espectáculo no se dio sino hasta cuando fue elegida para presentar un programa de televisión en 1975, año en el cual grabó su primer LP titulado Sombras, para el cual fueron elegidos dos temas como sencillos “Contigo” y “Entre tus brazos”.
Desde entonces, la leyenda ha publicado alrededor de 30 producciones discográficas; ha realizado diferentes giras por latinoamérica y el mundo; ha escrito dos libros; ha hecho algunos musicales, de los cuales el más recordado es Evita; ha hecho parte de varias producciones como actriz y ha ganado un sin fin de galardones como varios premios Grammy.
Paloma es, sin duda, una de las artistas de balada más reconocidas de la historia en la industria, ha vendido 16 millones de discos y con más de cuatro décadas sigue llenando arenas alrededor del mundo y ganando premios como la Medalla de Oro de Bellas Artes que le otorgó el rey de España hace poco.
Ahora, tras presentarse en Viña del Mar, la estrella regresará a Colombia este 23 y 25 de marzo con su gira Te lo digo con música, donde cantará en Bogotá en el Teatro Mayor Julio Mario Santo Domingo y en Medellín, en el Teatro Universidad de Medellín.
En Radiónica hablamos con la artista sobre su actual relación con la música, la pandemia, sus conciertos y su amplia trayectoria en la industria musical.
Te lo digo con música es el nombre de tu nueva gira por Latinoamérica, donde haces un repaso por las casi cinco décadas de tu carrera, ¿qué tiene por decir Paloma San Basilio que no nos haya dicho aún?
La música ha formado una parte muy importante de mi vida, es el vínculo, la amalgama que me ha unido durante tantos años con vosotros. Esta es una gira que empecé, diríamos después de la pandemia y es como retomar otra vez el vuelo con la gente, con los países que amo, con todo.
La idea era fundamentalmente decirles “os he echado mucho de menos”. No sé lo que va a pasar de aquí al futuro, pero por lo menos quiero darme el gusto de volver, de volver a vernos, a juntarnos, de volver a sentir que tenemos un pasado común, y Te lo digo con música es una forma, diríamos, de agradecimiento, de disfrutar de la vida. Es un concierto con mucha vida, con mucha fuerza, con muchas ganas, donde realmente la música, los músicos y la voz fluyen con una absoluta libertad.
¿Cómo fue ese momento de pandemia para ti?
Fue un momento muy duro… la sensación de no poder hacer nada, no poder volar, no poder viajar, no poder cantar, suspender la gira que tenía en España. Apenas pude hacer un concierto del formato anterior que era como una especie de monólogo con música. Y de pronto una sensación de “¿y si no vuelvo a cantar? ¿Y si no los vuelvo a ver? ¿Y si no vuelvo a pisar esas tierras que tanto me han dado y que amo tanto?".
Fue una sensación dura, muy difícil, de pérdida también, porque muchos hemos perdido gente muy importante en nuestra vida. Yo perdí a mi hermana mayor, que era como mi segunda madre. Fue una época donde hay que reconsiderar cosas, donde te tienes que mirar hacia adentro y donde te tienes que plantear si la vida que quieres llevar en el futuro quieres cambiarla en alguna dirección o qué quieres hacer con ella.
¿Cómo fue tu relación con la música durante esa época difícil?
Fundamentalmente lo que me pasó es que tenía como una especie de rebeldía. Me pedían muchas colaboraciones para hacer cosas y tal, y de pronto un día me cansé y dije voy a escribir una nueva letra de “Juntos”, y la escribí allí en el porche de mi casa, en el sur de España; donde yo me imaginaba lo que sería volver a recuperar la libertad, el volver a mirar a los demás, el no tener miedo de que te contagien, el perder el miedo al otro.
Me acuerdo que me metí en el vestidor de mi casa y en mitad de las camisetas grabé la voz con el iPhone y después mi hija y mi director musical hicieron la pista y se me ocurrió mandarla como una manera de decir bueno “Juntos” fue una canción que dio vida a mucha gente, una invitación para que no te importe nada romper las reglas, entonces dije: “Pues yo quiero volver a recrear el juntos en este momento tan dramático y tan triste”.
Hice además un video con el iPhone también, donde recogí tomas de cuando volvía a la playa, volvía a andar por la arena, volvía a encontrarme con la gente cuando pasaba, volvía a disfrutar con los amigos. Había una escena brindando con mis amigos... O sea, hicimos un video un poco casero, pero realmente lo que intentaba reflejar era la alegría de vivir, y eso tú lo puedes encontrar en cualquier sitio.
Vendrás a Bogotá y Medellín el próximo 23 y 25 de marzo, ¿qué podemos esperar de ese show?
Hombre, yo creo que los artistas de largo recorrido, como yo, siempre hemos tenido un sello, aunque hay algo que te representa en cada momento. Yo he pasado de tener esos shows llenos de bailarines, de cosas, cuando nadie los tenía.
O sea, yo fui pionera en el tipo de show que se hace ahora… hasta que llega un momento en que empecé a desnudar todo. Porque para mí, ahora mismo lo importante es el directo, o sea, el estar allí desnuda, enfrente de la gente desde el punto de vista emocional, que sepan que lo que hay allí es lo que hay allí, que fluye, que esa música que estamos tocando y yo cantando no es igual que la del concierto del día siguiente o del día anterior, que todo está en vivo, que todo es emocional y orgánico. ¡Y eso es lo que va a ver la gente, va a ver un show con mucha vida, divertido, con muchas ganas de bailar!
Yo le pido a la gente desde el principio que canten conmigo, que estemos juntos, que sea como una comunión de todos, celebrando el haber compartido tantos momentos; después de haber creado una carrera de 48 años. En el 2025 cumplo 50 años, que seguramente no sé si realmente voy a llegar a celebrarlos, porque estoy un poco con sensación de cambiar de registro; estoy centrada también en la escritura, en una novela... Pero yo creo que lo que van a ver es de verdad emoción, sentimiento, mirar de frente a la gente y decirles qué bien que estoy aquí: “Pensé que no les volvería a ver más y no sé lo que va a pasar, pero quiero que sepáis que habéis sido unos compañeros de viaje maravillosos y que la música sin vosotros en mí no hubiera sido posible.”
Paloma, dijiste que se acercan los 50 años de carrera y que quizás cambies de registro, ¿es decir que podrías estar anunciando tu retiro de la música?
Pues estoy cantándole a la gente, porque no sé, yo me acuerdo que en el 2013 dije que no volvía a cantar más porque realmente llevaba unos años muy intensos, donde siempre me daba la sensación de que estaba un poco agotándome, de que me estaba repitiendo… Después tuve la suerte de poder hacer cosas muy puntuales, imagínate, he hecho dos grandes musicales, he publicado dos libros, he hecho cosas muy bonitas, una gira sinfónica con la que fui también a Colombia.
Desde entonces, he hecho un par de discos. Hice uno con los chicos del Coro de Saint Marc, y el otro lo hice justo cuando estaba en la pandemia, o sea, fue a finales del 2019. Pero sí, yo creo que soy un río, como decía el poeta Jorge Manrique. Y yo estoy intentando llegar al mar, pero no como final, sino como apertura a un espacio grande, de libertad para poder hacer lo que quiera, de disfrutar de lo que tengo y de lo que soy, y sobre todo para no atarme a nada. Yo no quiero atarme al pasado ni a la fama, ni al éxito, ni a nada… Quiero recuperar a esa chica adolescente que dejó una etapa y empezó en todo esto.
En el 2019 lanzaste Más cerca, tu último álbum de estudio, ¿todavía hay chance de tener una nueva producción musical tuya pronto?
Ahora estoy con la idea de que a lo mejor, de cara al 50 aniversario, haremos un disco, y hay alguna propuesta para hacerlo y tal. Pero realmente, yo meterme en el estudio otra vez, no sé si esa ya es una etapa que... no sé, es que tengo treinta y tantos discos y la música ahora está en otros espacios, se mueve con una dinámica distinta. A mí me agobia un poco esa inmediatez de las redes. Eso de sacar un tema, que el tema tenga que sonar mucho; que salió la semana pasada y dentro de dos semanas ya es viejo.
A mí eso me da mucha rabia, porque me parece que el trabajo de la música, el trabajo artístico, tiene que tener una permanencia, tiene que tener un mínimo de capacidad de expansión.
Entonces, me gustaría a lo mejor hacer un álbum de celebración donde yo pudiera cantar con algunos cantantes o gente que me gusta y con la que me gustaría hacer algún dueto -algo que yo hago muy pocas veces- cantando canciones de ellos o mías o yo qué sé.
Para mí, la música ahora mismo es latido, es vibración, es subirme al escenario y ponerme a cantar. O cuando estoy aquí con Ivana con mi hija; ella se sienta en el piano y nos vamos a cantar las dos juntas. Eso es la vida. La música para mí ahora mismo se ha convertido en latido, en una forma natural de respirar.
¿Cuáles son las canciones que más disfrutas cantar en el escenario?
Pues depende, porque como no me gusta mucho la monotonía, a pesar de eso yo siempre intento cantar las canciones que la gente quiere y la gente ha hecho suyas, porque me parece que es una forma de respetar ese vínculo con ellos, pero en cada etapa canto canciones nuevas que encuentro, que descubro.
Algunos son grandes oldies, algunos son temas de jazz de todos los tiempos, pero que yo los cambio a mi manera. Realmente, en cada show, en cada concierto, intento meter temas que me obliguen a hacer un trabajo vocal y emocional. Mira, por ejemplo, en esta gira estoy haciendo una versión del concierto de Aranjuez, que lo grabé hace ya bastante tiempo… Y la verdad es que me encanta empezar así, ¿no? En vez de empezar con fuegos artificiales, iniciar con ese arpegio de la guitarra y con esa melodía bellísima que tiene ese punto de nostalgia, de recuperación de la pérdida de alguien.
¿Y cuáles son esos temas que tú dices mejor no?
Pues no lo sé. La verdad es que hay canciones que ya no canto mucho porque me he cansado de cantarlas. Por ejemplo, yo antes hacía siempre “New York, New York”, ahora ya no lo canto porque ya me cansé. Y también es cierto que de mi repertorio hay algunas que me cuesta cantar porque a lo mejor son más tensas o son canciones que también tienen una rítmica muy, muy, muy marcada, y no me gustan las rítmicas muy machaconas porque eso me ata la voz, no me deja a la voz fluir, tiene que ser todo a base de notas sostenidas...
Eso me pasa, por ejemplo, con un tema que es un hit maravilloso que es “Por qué me abandonaste”, pero es que realmente estás toda la canción arriba y hay un momento donde notas mucha tensión. Entonces hay canciones que ya la verdad es que no me apetece cantarlas, si la gente me las pide, a lo mejor las canto un 'tropito'.
Igual, supongo que no puede faltar porque debe ser una de las favoritas del público…
Eso también me pasa con “Libre”, con “Beso a beso”, “Luna de miel”, y me pasa con muchas canciones. Fíjate, “Juntos” es una canción que yo canté ahí casi de pasada, porque el productor se empeñó en que la cantase y yo decía, “pues esta canción no tiene ninguna gracia, si esta canción no tiene una melodía”, yo estaba acostumbrada a grandes canciones.
Y luego te tienes que poner la humildad como compañera de viaje, porque cuando la gente decide que quiere esa canción y tú dices, espera. O sea, canto canciones maravillosas, espectaculares, con un registro vocal y una temática increíbles y la gente quiere esta canción. Entonces tienes que decir pues si la quieren será por algo y te pones a pensar.
Luego te das cuenta de lo transgresora que es “Juntos”, porque yo me acuerdo que hubo un periodista en España que dijo que había que prohibir esa letra, porque claro: saltarse los semáforos, no sé qué, andar por dentro de los coches. Era ese punto de rebeldía que siempre tenemos que conservar. Entonces empiezas a analizar y dices ahora entiendo por qué esta canción.