El clown y su relación con la vida
Jef Johnson no es el típico payaso que usa una nariz roja, zapatos grandes, ropa ancha y cabellos de colores para hacer reír a los demás; él reflexiona, analiza y conversa con el espectador sobre las problemáticas que aquejan al mundo, la salud física y mental y la vida.
En el año 2011, Jef Johnson visitó por primera vez Colombia, aterrizó en tierras manizalitas e hizo parte del Festival Internacional de Teatro que se realiza desde hace 55 años. Allí este payaso que cuenta con una trayectoria internacional de más de 45 años, en los que ha sido artista principal, asesor y director de talleres en El cirque du soleil, artista principal de Slava ́s Snowshow (2005-2009), ha compartido como tallerista y conferencista en universidades, como asesor de compañías de teatro, clown, stand up, entre otros cargos, decidió construir y crear desde cero una historia inspirada en Colombia: AZAR.
Esta obra, es una exploración y una meditación sobre la cuestión fundamental de la vida: "¿Dónde estoy?", la percepción, las expectativas y el descubrimiento hacen parte de esta pieza. Una especie de viaje, un experimento que habla sobre las relaciones introspectivas entre los sentidos y el entorno inmediato.
AZAR, es una palabra inquietante. Según la Real Academia Española, significa ‘casualidad o caso fortuito’, un concepto que describe la vida, las emociones, las experiencias y esta pieza teatral.
En Radiónica Antioquia tuvimos la oportunidad de hablar con Jef Johnson acerca de la relación que existe entre el hecho de ser clown y las emociones, la ficción y la realidad, el escena clown en Colombia y los sueños.
¿Puede un payaso sentir tristeza y dolor?
Sí, claro. Un clown/payaso puede sentir cualquier cosa. Todas las emociones son posibles. Así como experimentamos emociones en la vida, combinadas y en capas, el payaso también puede experimentar emociones.
¿Crees que la vida personal del actor debe separarse de la vida del personaje?
En definitiva, cualquier papel, rollo o personaje que representamos en el escenario es una máscara. Cuando nos enfrentamos a un personaje, asumimos un juego repleto de límites y filtros específicos que transforman nuestra experiencia con el mundo que nos rodea. Los ajustes físicos, mentales y emocionales particulares que hagamos para transformarnos influirán en la forma en que nos relacionamos con el mundo en el que vivimos. Entonces, en última instancia, cualquier cosa que pueda explorar o retratar, al fin y al cabo, sigo siendo yo. Sin embargo, estoy en una fantasía donde Jef ya no existe. Soy el ser payaso, con todos sus detalles y formas de procesar información y responder a los cambios que suceden alrededor y dentro del payaso.
¿Es el payaso una herramienta para ser feliz?
Tal vez. Si es así, seguramente también es una herramienta para estar triste, para sentir confusión, para la represalia y el descubrimiento.
¿Qué te ha enseñado el clown durante todos estos años de trayectoria?
El ser clown me recuerda la parte inocente y curiosa de mí mismo. El ser clown también me ha enseñado a reducir la velocidad y a experimentar más, responder y escuchar. Más que nada puedo decir que el hecho de ser clown me ha enseñado la importancia de abrirme al mundo para recibir el mundo en sí mismo. El ser clown me ha dado el coraje que de otro modo nunca habría descubierto.
¿Qué es lo más difícil de ser clown?
Quizá lo más difícil de ser clown o de dedicarse a esta labor artística, es la sensibilidad que surge. Para mí, lo más difícil es procesar la energía. A veces absorbemos mucha energía. Otras veces nos convertimos en faros o en transmisores de energía. Tenemos la capacidad de intercambiar energía con los demás. Esto puede ser un desafío de muchas maneras. Por encima de todo, diría que el mayor desafío es permanecer en el juego y permitir que la energía fluya en todas las direcciones. El resto del trabajo reside en cómo usamos la energía para lograr las transformaciones que el payaso desea.
¿Qué percepción tienes de la escena clown colombiana?
No he visto lo suficiente como para formarme una gran opinión. Puedo decir, sin embargo, que los alumnos que he tenido en mis talleres en Colombia, tanto en 2011 como en 2023, han sido cálidos, generosos y juguetones. Veo un tipo de generosidad que es mucho más grande que la que veo en muchos otros lugares. Con tal generosidad viene la capacidad de jugar más libremente y descubrir más potencial como comunidad de artistas. Esto me emociona.
Después de lograr tanto profesionalmente, ¿con qué sueña Jef Johnson en su faceta clown?
Sueño con la esperanza de vivir en un mundo menos dividido y más creativo. Sueño que mis propios esfuerzos de alguna manera puedan inspirar a algunas personas a adoptar su propia perspectiva y su forma de procesar el mundo. Realmente creo que podemos aprender de nuevo cómo convertirnos en testigos en lugar de críticos y jueces. El ser clown ofrece esperanza. La risa es una cosa grande y poderosa, pero la risa no es sólo de bromas. Nos reímos cuando recordamos quiénes somos. La revelación nos hace reír. Sueño que la confianza y el amor auténticos y sinceros ayudarán algún día a más personas a abrirse y compartir el mundo que ven y sienten. Cuando jugamos juntos, descubrimos nuevas formas de relacionarnos con el mundo. Juntos, hacemos el mundo.