Backsen, la posibilidad de ser suave y rapear duro
En medio de pescados expuestos al sol en un puesto de la plaza de mercado de Tumaco y seguido de un carrito de jugos, Backsen le rapea a la adversidad mientras pela un mango. Junto al artista William López, la vemos con pelo corto y ropa holgada tirando rimas sobre la lucha diaria que implica vivir en el Pacífico. Una imagen que refuerza esa realidad que muchos tienen que vivir a través de distintos oficios cotidianos, sinónimos de supervivencia y pujanza en La Perla y que con orgullo y dignidad son desempeñados por la mayoría de la población.
También, como en casi todas sus canciones, en “Hay que luchar” habla de lo que para ella es dios: esa fuerza que la mantiene a flote aún cuando todo pareciera hundirse.
Con este mensaje, más allá de predicar que todos necesitamos una religión, nos recuerda la importancia de confiar en los caminos que nos abre la vida y en que siempre estamos sostenidos, pase lo que pase.
Con La Playa del Bajito de fondo, ese punto insignia del municipio en el que todos los fines de semana la gente se reúne a bailar salsa en carpas y a tomar cerveza en hamacas y con el Pacífico rodeando el paisaje, conversamos con ella sobre su proyecto que nació hace más de 16 años en las calles de Tumaco.
Su voz es suave y sus palabras llenas de fuerza. Aquí nos contó que su proyecto se gestó cuando era adolescente y desde sus inicios, le apuntó a la tiraera. Luego, dijo, fue migrando poco a poco hacia la salsa y también, en ese proceso, fue encontrando ecos en el reggae y el reggaeton.
También, dijo que como un esfuerzo por salirse del estereotipo de la mujer sexualizada que vende música solo a través su cuerpo, una de sus apuestas principales es reforzar el empoderamiento femenino y redefinir la idea que tenemos de nosotras mismas las mujeres.
En “La Doña”, por ejemplo, la vemos mantenerse a pulso como respuesta a las vulnerabilidades que seguimos viviendo las mujeres, que como ella misma dice, vivimos como “gatos en jaurías de lobos”.
Y quizá, lo más valeroso de esta canción y, en general de su arte, es que aún desplegando toda su fuerza, logra conservar una suavidad y un mensaje que siempre se torna a positivo aún en la denuncia y en la rabia y eso es como un bálsamo en un mundo rudo y masculino que por defecto nos dice que tenemos que ser fuertes, competitivas y combativas.