“Radio Savia”: un podcast que pone en el centro el cuidado de la vida
“Tzk’at en idioma maya quiché quiere decir la red de la vida: ‘tú soy yo y yo soy tú’. Lo que nosotras hacemos es una relación sanadora que nos ayuda a tejer una consigna de sanación que ha sido potentísima y que la hemos internalizado como ‘sanando tu, sano yo y sanando yo, sanamos todas’. Esa relación de esa consigna va a dar camino a lo que hace cinco años acá era nombrado como feminismo comunitario territorial”.
En episodios como este, con la dulce voz de Lorena Cabnal, guatemalteca, sanadora ancestral maya Q’eqchi’ y Xinka y también cofundadora de Tzk’at Red de Sanadoras Ancestrales del Feminismo Comunitario Territorial, nos adentramos en un viaje conducido por Maytik y Daniela, donde el cuidado de la vida en todas sus formas, empezando por el cuerpo, las emociones, el territorio y la tierra, están en el centro. Un viaje, entre sonajeros, sonidos que evocan la magia de la marimba, del agua, de la tierra y el latido del corazón, donde la reivindicación de la ternura, del sostén que las mujeres ejercen en las comunidades, del saber de las plantas y la ritualidad son protagonistas y a la vez se resisten a la dinámica neoliberal, individualista y extractiva que acaba con todo a su paso.
Así, como un abrazo cálido, unas manos de abuela que protegen, una taza de té en una noche fría, Radio Savia, más que un podcast es un espacio para el encuentro, la escucha, un lugar donde se unen varios de esos saberes latinoamericanos que cicatrizan, alimentan, nutren y sostienen.
“Nos encontramos en esta pregunta sobre dónde está el cuidado y la sanación en los activismos y cuáles son las referencias que tenemos dentro de estos. Hay muchos discursos que vienen de afuera, por eso queríamos visibilizar esos poderes que están en las comunidades. Pasa mucho en el activismo que todo es urgente y la narrativa viene desde la desesperanza. Nos unió ese deseo de generar narrativas que den empuje, ánimo e inspiración para construir otros mundos posibles frente a las crisis que enfrentamos”, nos contó Maytik Avirama.
Ella es colombiana, fue criada entre la selva amazónica, Bogotá y la cordillera de Los Andes y tiene familia de la comunidad Kokonuko del Cauca y está profundamente arraigada al movimiento indígena y la justicia climática. Daniela Fontaine, por su lado, nació y creció en Ciudad de México y desde antes de entrar a la universidad empezó a acompañar víctimas de desaparición forzada, ayudó en la formación política de jóvenes y trabajó en el campo, la ciudad y con movimientos indígenas. Ambas describen su encuentro como algo amoroso y luminoso: fue en una maestría en Barcelona en 2018 donde se conocieron y rápidamente se dieron cuenta que las unían las mismas preguntas.
De ahí nació Radio Savia, ese espacio que ambas hicieron posible desde sus más profundas búsquedas. Tanto Maytik como Daniela dicen, que a pesar de que propusieron el programa en primer lugar, sólo se consideran canal, porque los saberes que se tejen ahí son colectivos. “Son relatos, vivencias de cuidado y sanación del cuerpo, territorio. Y ahí nuestro objetivo es aprender y difundir esa noción con las guardianas de ese conocimiento”, explica Maytik.
Daniela explica que ese concepto del cuerpo territorio surge de los feminismos comunitarios y no es algo que ellas hayan inventado o pensando desde ceros. “Para nosotras fue muy importante asumir el cuerpo territorio desde las heridas. Esta relación entre lo individual, lo comunitario, los vínculos y reconociendo también que hay muchas heridas que parten desde el cuerpo y se reflejan en el territorio y viceversa”, dice, agregando que la pregunta por los feminismos es algo que exploran en cada episodio y que no parten de una sola definición.
“Desde el podcast vemos qué pasa con el feminismo en las comunidades, en los territorios. De hecho, muchas de las entrevistadas no se sienten identificadas con la palabra feminismo y sus reflexiones son profundamente feministas desde lo que entendemos conceptualmente. Por eso, otro de los grandes objetivos es generar referentes que no vengan desde el feminismo blanco occidental, ya que estas mujeres con sus otras maneras de relacionarse con su quehacer político pueden ser referentes e inspiraciones muy cercanas que guíen nuestras acciones políticas tanto como en el campo, en las comunidades como en las ciudades”, explica Daniela.
A propósito de esto es que Radio Savia no se queda solamente en reflexionar sobre varios temas que tienen que ver con el cuidado, sino que de forma generosa sus invitadas también comparten prácticas ancestrales que podemos poner en práctica las mujeres. En este episodio, por ejemplo, Gabriela Amor, desde la Península de Yucatán comparte consejos para hacer brebajes salvajes fermentados para sentirnos más sanas. Aquí, Lolita Chávez, líderesa del pueblo maya quiché habla sobre la importancia de vivir los duelos desde lo colectivo y no dejar que la narrativa de la victimización nos atrape y en este programa, el colectivo de Rudas y Savias comparte prácticas para empoderarnos de nuestros ciclos menstruales con plantas como la salvia, la artemisa, la caleédula y la lavanda, en una relación recíproca de cuidado.
“Ya de por si las historias indígenas, campesinas no son tan visibilizadas y las de las mujeres aún menos”, explica Maytik. Y de igual forma aclara una noción importantísima para el podcast: “Nosotras reconocemos estos trabajos de cuidado, en un amplio sentido de la palabra, que lideran mujeres, pero en ningún momento queremos decir que eso no solo le pertenece a las mujeres. De hecho, una de las grandes luchas del feminismo comunitario es decir que las comunidades están compuestas por seres plurales, mujeres, hombres, personas no binarias y que todes tienen que sostener estas labores de cuidado, porque son fundamentales para vivir”.
Y justamente por eso es que seguramente en los primeros episodios del podcast hay prácticas de autocuidado que comparten tanto hombres como mujeres durante la pandemia. Esto exponiendo, sí, como las mujeres sus heridas frente al mundo en el que vivimos, pero siempre, intentando reivindicar en ese conocimiento, el poder que tenemos como individuos y como colectivo de sostener y sanar.
Y es que para entender eso, dice Maytik, hay que partir de una idea que es fundamental para todos los pueblos latinoamericanos y es la de territorio. “Esta palabra implica todo un tejido humano y no humano, cultural, histórico, de memoria, espiritual y ancestral. Reconocer ese vínculo profundo de los seres humanos con el territorio que habitan y el lugar en el que nacen es hablar de unas formas de vida que están profundamente conectadas con los lugares y que tienen unas cosmogonías que están al servicio del cuidado de esa tierra”.
De esta forma es que los procesos extractivistas o que invaden esos territorios generan una lucha casi que epistémica de cómo se habita ese territorio. “Por eso queremos enfocarnos en que hay unas formas de cuidado y unas formas de sanación y manejo de ese territorio ancestral de las que las mujeres a las que entrevistamos son guardianas”, agrega.
De ahí surge el sueño también, explica Daniela, de que Radio Savia logre cruzar fronteras y generar puentes en las historias de estas mujeres. “Las fronteras existen, pero finalmente el extractivismo que las comunidades están enfrentando es el mismo. Da igual que sea en México o en Chile: la manera de operar de una minera probablemente será la misma. Queremos generar redes de solidaridad y aprendizaje en estos procesos que son muy crueles y pueden generar muchas rupturas en las comunidades. Entonces queremos ver cómo a partir de estos relatos podemos generar semillas de fortalecimiento en estos procesos locales y a nivel regional”, explica.
Y es que tal como ellas mismas lo dicen, Radio Savia tiene vida propia: es un podcast que se retroalimenta constantemente de palabras que son abrigo y refugio. De palabras que reivindican la profundidad del conocimiento que alberga lo cotidiano, de esas prácticas que el colonialismo intentó en algún punto arrasar y siguen significando una forma de resistir, de honrar a nuestras ancestras, de sanarnos y poner en el centro, la protección de la vida misma.