'Toro': la humanidad a través del lente
“El recorrido de una luciérnaga es difícil de rastrear,
su pequeño resplandor es errático, intempestivo y libre”.
Hernando Toro Botero siempre estuvo condenado a ser un gran artista, a dejar su huella en la historia de la fotografía de Colombia y España. Y como las luciérnagas, que en medio de la oscuridad encienden su propia luz, Toro encontró en la fotografía la luz que lideraría su vida después de su paso por la Cárcel Modelo de Barcelona.
Como muchos jóvenes inspirados por la bohemia de los años 70 en Bogotá, Toro quería explorar los matices de la luz y la sombra. El brillo de su juventud iluminó su amor por el teatro, los viajes y las fiestas, fue así como su espíritu rebelde lo llevó a cruzar el océano para radicarse en España y vivir una vida de ensueño en donde se enamoró, conoció lugares nuevos y lo apostó todo, una apuesta que llegó demasiado lejos hasta involucrarlo con el negocio clandestino del narcotráfico, cuya oscuridad lo llevó a estar preso en Barcelona.
Privado de la libertad, decidió darle rienda suelta una vez más su llama creativa, y logró explorar su pasión por la fotografía. Creó un taller junto a sus compañeros, en el que se obsesionó por el retrato, por ese acto íntimo y de confianza entre el modelo y el fotógrafo que logra congelar un instante en el tiempo. Encontró en esto un escape a la rutina y le dio a los demás la confianza de posar frente a la cámara sin miedo, dejando libres sus demonios internos.
Juntos aprendieron que, aunque las fotos podían ser simples, siempre había una historia detrás de ellas. E hipnotizado por lo que veía cada vez que revelaba uno de sus rollos,Toro entendió que lo que tenía en sus manos cuando usaba una cámara, era la posibilidad de llenar de luz a esas personas que el resto de la sociedad no consideraba bellas.
Saliendo de la cárcel, le apostó a eso. A reconocer en lo escondido, en lo marginado y en lo prohibido, algo que pudiera inspirar al resto. Encontró en la feminidad y el erotismo un retrato de la vida misma. Así, encontró en los presos, en las Drag Queens, en las diferentes corporalidades, y en todas las vidas poco convencionales, una autenticidad inexplicable y una verdad que también debe ser compartida.
Adriana Bernal-Mor y Ginna Ortega, directoras de este documental, encontraron en el trabajo de Hernando Toro una mirada transgresora capaz de reconocer la belleza en múltiples dimensiones, pero al acercarse a él para la propuesta de este proyecto, se dieron cuenta de que el reto era sacarlo de su zona de confort, poner a Toro frente a la cámara y cambiarle el libreto, hacerlo el protagonista.
Este largometraje es un collage de recuerdos, anécdotas, fotografías, personajes e historias que marcaron la vida de Toro; una pieza audiovisual que rinde un homenaje a su indiscutible talento, a su importancia dentro de la fotografía colombiana, y que nos lleva por una importante reflexión sobre lo que significa ser artista, el reconocimiento y la fama.
Actualmente, la puedes disfrutar en RTVCPlay. En Radiónica hablamos con las directoras y su protagonista sobre el proceso de creación de esta película: