Stranger Things: un fenómeno ganado a pulso
Después del hipe y el romanticismo ochentero, los hermanos Duffer nos presentan una entrega más pulida, cargada de grandes momentos y nueve capítulos que demuestran que lo de Stranger Things es un fenómeno ganado a pulso.
Ante la dificultad de replicar el encantador éxito de novedad logrado en la primera temporada, los realizadores de la serie han optado por no hacerlo haciendo de esta, no una nueva temporada sino una segunda parte y como tal, decide apartarse del tono independiente de su antecesora e irse lanza en ristre y con todos los juguetes para evitar comparaciones.
Stranger Things 2 tiene un aire cinematográfico, desde su mismo nombre que propone una idea de estar presentado una nueva etapa. La historia nos ubica un año después de los hechos ocurridos en la primera temporada en un Hawkins que trata de retomar la normalidad a pesar de las experiencias que marcaron fuertemente a sus personajes. Los escritores exploran el impacto de estos hechos en un grupo de niños y jóvenes demostrando un guión cuidadosamente construido que, más allá de los peinados, las pintas y las canciones, nos presenta una buena historia.
En ese contexto encontramos unos personajes interpretados con una mayor profundidad y madurez, explotando aquellas características que destacaron a un casting que ha probado ser uno de los mejores descubrimientos de los últimos años, recordemos que a Wynona Rider se le suman un David Harbour (Jim Hopper) que se catapultó y será el nuevo Hellboy, un Finn Wolfhard (Mike Wheeler) que ya tuvo una participación importante en el remake de IT (2017) y una Millie Bobby Brown que se convirtió en una super estrella internacional y tal vez la actriz infantil más reconocida de la actualidad. A ellos se suman nuevos antagonistas y aliados entre los que se destaca el personaje (Bob Newby) de Sean Astin, que según los productores se ganó a pulso su tiempo en pantalla.
Stranger Things 2 aprovecha todo lo que hizo popular a la primera entrega: una impecable nostalgia de los 80 y un carismático reparto al que le agrega nuevas dinámicas, nuevos personajes y una historia que, con gran ritmo, deja atrás el exceso de romanticismo ochentero para presentarnos una aventura emocionante, en donde cada personaje se destaca, cada momento importa y lo que es más importante, satisface; una producción que fácilmente podría haber sido una gran película.
En esta temporada, los hermanos Duffer se han esforzado por desarrollar el verdadero potencial de un proyecto que no se duerme en los laureles y que consolida a Stranger Things como un fenómeno de la televisión. Esta serie se consolida así como un nuevo éxito de Netflix que sabe que tiene entre manos un nuevo objeto de culto. De nuevo, se hecha mano de una increíble banda sonora, un vestuario y escenografía impecable para construir un universo de buenas historias digno de luchar por los públicos de Game Of Thrones o The Walking Dead